XII

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Para ese entonces, yo ya
sabía que te amaba, pero tú
nunca lo supiste.

James Arthur ; Say you won't let go

Ambos tomábamos apuntes en completo silencio

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Ambos tomábamos apuntes en completo silencio. Cuando los dos llegamos a la biblioteca, estábamos con las mochilas y los brazos cargados de documentos. Nos miramos ligeramente tensos unos segundos, para luego acomodarnos uno al lado del otro en la mesa redonda. Ella se puso sus auriculares, yo los míos, así hemos estado. A veces cruzamos un par de palabras sencillas y en voz baja: ¿Anotaste esto? ¿Entendiste esto? Y nada más. La verdad es que después de un rato, habíamos logrado instalarnos en un ambiente entre incómodo y cálido. Por un momento, mi mente viajó a cuando éramos niños. Siempre estábamos sentados uno al lado del otro, haciendo lo nuestro. En ese entonces, ninguno de los dos se callaba mientras ella pintaba los dibujos que yo hacía. Muchas cosas cambiaron desde entonces.

Aun así, en mi pecho, se sentía bien.

Una de las trabajadoras de Red Diamond nos compartió la presentación que nosotros nos perdimos por obvias razones, así que estábamos poniéndonos al día, para luego poder pensar en métodos de intervención. Hemos estado toda la mañana del sábado aquí.

—¿Realmente se quedarán aquí todo el día? — la animada voz de Nejire me obligó a alzar la vista y ponerle pause a la música. No la tenía muy fuerte en caso de que Sasaki me hablara, pero ella no tenía el mismo problema, porque seguía sumamente concentrada en lo que estaba haciendo —. Es sábado, salgamos.

Le di un ligero codazo a Dai, recién en ese momento se percató de las presencias frente a nosotros.

—Tenemos que terminar esto — respondí yo antes de que la rubia a mi lado preguntara qué había dicho — otro día.

—¿Qué fue lo que hicieron para enojar a su jefa? — Mirio insistía en llamar a los héroes a cargo como jefes, mientras que nosotros éramos los empleados sin paga — Ya cuenten.

—Solo estamos poniéndonos al día — respondió Sasaki, zanjando el tema.

Estamos más que de acuerdo en que hay ciertas conversaciones que solo deben quedar para los dos. Asentí ligeramente para darle la razón. Mis ojos y los de Hado chocaron, y tuve que contener el rodar los ojos cuando vi sus cejas moverse de forma pícara. Es mi mejor amiga, la conozco, sé que está pensando en este momento. No sé porque insiste en acercarme a Dai. Jamás les he hablado de ella, nunca les dije que nos conocíamos, ni que habíamos sido los mejores amigos cuando niños, pero se siente como si ella ya lo supiera.

¿Qué sabía? Ni idea, pero algo sabía.

Ni siquiera yo sabía qué era eso que ella suponía, que sabía, que me insistía en que yo notara.

Le negué suavemente con la cabeza.

—¿Has recibido más notas de Cello? — preguntó la muchacha, arrastrando la silla para sentarse. Nosotros nos encogimos ante las miradas negativas en nuestra dirección.

¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora