¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄

VIII

❝ ¿Somos demasiado jóvenes
para esto? Se siente como si
no pudiera moverme. ❞

—The Neighbourhood ; Softcore

—¿Cómo sabes si estás enamorado? — preguntó la pequeña Dai de trece años. Esta vez, su cabello peinado con dos trenzas y sin las manos sucias.

Tamaki dejó de escribir en su cuaderno, sintiendo como el corazón se le aceleraba ante la idea de responderle, pero, sobre todo, saber por qué le preguntaba algo como eso. Estaban en uno de sus recreos, pero a Sasaki y a él les gustaba hacer las tareas en la escuela para no tener que llegar a hacer nada a la casa. Bueno, Amajiki lo hacía y la rubia esperaba a su lado para poder copiarle luego. Sintió la boca seca, por lo que tuvo que relamer sus labios antes de girarse a verla.

—¿P-Por qué me preguntas eso? — quiso saber, sin poder evitar el pequeño tartamudeo que revelaba lo inquieto que esa pregunta lo había puesto.

Pero no era inquieta de un manera negativa, no, al contrario. Le tomó segundos darse cuenta de que en realidad no se sentía inquieto, sino ansioso. Deseoso.

Inquieto en un buen sentido.

Por desgracia, ella no se veía de la misma manera.

—¿Si ves a alguien llorar por otra persona es porque lo ama demasiado? — preguntó ingenuamente — Es porque lo extraña, ¿No es así?

Tamaki lo pensó unos segundos. Olvidó, incluso, sus propios sentimientos para encontrar una respuesta clara que él a sus trece años podía darle.

—Creo que, si alguien te ama, no debe hacerte llorar — respondió el muchacho cortamente, como si sus palabras no hubiesen marcado un antes y un después en como Dai se sentía respecto a su mamá.

—Puede ser... — fue lo único que dijo la muchacha, para luego apoyar su rostro en sus manos y sonreírle al chico — Pareces saber mucho, ¿alguna vez te has enamorado, Amajiki-kun?

Y él tragó saliva, como si con ello escondiera nuevamente las palabras que amenazaban con salir de su boca cada vez que estaba cerca de ella. Porque había pasado un año ya desde la primera vez que la vio y muchas cosas habían cambiado para él desde ese entonces. Porque sus sonrojos, la forma en la que la miraba y los tartamudeos que aparecían solo cuando estaba con Sasaki dejaban en clara evidencia lo que sucedía, cualquiera podría notarlo menos ella.

Menos quién realmente debía hacerlo.

—No, pero he oído de ello — mintió.

Porque sí, se había enamorado, pero apenas tenía trece años y era un chiquillo ingenuo, confiado de que tendría mucho tiempo para confesarle sus sentimientos a la única persona que había sido real con él.

Porque no tenía manera de saber en ese entonces que tener el corazón roto era tan fácil como haberse enamorado.