XIII

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Estoy lleno de cosas que quiero
decirte, pero ante la perfección
ninguna palabra es suficiente.

—Stray Kids ; Case 143

En cuanto Nejire entró al salón asintiendo, Mirio y yo nos preparamos para lo que teníamos que hacer

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En cuanto Nejire entró al salón asintiendo, Mirio y yo nos preparamos para lo que teníamos que hacer. Ambos nos acomodamos en una pose relajada, mientras fingíamos hablar de cualquier trivialidad que nos arrebatara alguna risa que evidenciara que llevábamos un buen rato charlando. Los estudiantes comenzaron a entrar al salón como siempre, e intenté no ponerme nerviosa cuando lo vi entrar de los últimos. Fue más una mirada de soslayo, no quería cometer algún tipo de error y perder credibilidad. Togata y yo charlábamos de como estuvo el clima el fin de semana, una conversación sin sentido, pero que no duró mucho hasta que el pelinegro se puso de pie frente a nuestras mesas.

—Hola, Amajiki — saludó el rubio —, ¿qué tal estás?

Ah, cielos.

—Muy bien — respondió luego de apretar los labios para contener la burla que amenazaba con salir — uh... Togata, ¿podrías dejarme este asiento? Es que me gustaría sentarme junto a Dai.

Bendito cerebro el de Nejire Hado.

No se equivocó cuando dijo que no sería necesario demostrarle a todo el mundo que estábamos juntos, sino que, convenciendo a los chismosos del salón, ellos mismos se encargarían de esa tarea. Bajo un montón de ojos atentos, que seguían conversando para no hacer obvio que estaban pendientes a nosotros, Mirio asintió, cambiándose de lugar y dejando que el muchacho se sentara junto a mí.

Lo miré unos segundos, y él asintió antes de que yo cruzara mis brazos por detrás de su cuello y sonriera, abrazándolo.

Sus manos no se movieron de mi espalda, lo cual agradezco profundamente porque si hubiese tomado mi cintura me habría sentido más que incómoda. Nejire, desde su lugar, me guiñó el ojo y yo le di una última mirada antes de enderezarme en mi lugar. Bien, solo...

Bien.

El resto de la clase, fueron gestos sutiles los que teníamos para no hacerlo demasiado forzado. Me susurraba de vez en cuando, me rozaba la mano y acomodaba un mechón de mi cabello cuando este iba a mi rostro. No era algo que hubiésemos acordado, pero entiendo que quiere ser más... real, eso creo. De todas formas, me facilita mucho las cosas que él sea quien haga estos movimientos, porque yo no sé bien como funcionan los detalles románticos.

Tras salir del salón, él y yo nos juntamos con sus otros dos amigos mientras caminábamos por el pasillo hasta el comedor. Solo estuvimos un par de minutos afuera cuando las miradas se hicieron más intensas. Tragué saliva, sintiendo mis nervios carcomerme la piel cuando mis dedos rozaron por primera vez los de Tamaki. Ambos nos sobresaltamos, pero segundos después él bajó la vista y entrelazó nuestros dedos. Me miró con cautela, mientras yo ajustaba nuestro agarre y me pegaba un poco más a su calor recibiendo las miradas de sorpresa y luego las sonrisas.

¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora