VII

2.5K 425 71
                                    

Y quiero decirte todas las
palabras que nunca te dije
la primera vez.

—Niall Horan ; This town

Nejire y yo asomamos solo la parte superior de nuestra cabeza, dejando expuesta la frente y parte de nuestros ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nejire y yo asomamos solo la parte superior de nuestra cabeza, dejando expuesta la frente y parte de nuestros ojos. Ambas, en completo silencio, veíamos como el de la sudadera negra metía un papelito dentro de las rendijas de mi casillero. Apreté los dientes, soltando un insulto en voz baja lista para salir y detenerlo, pero Hado tomó mi brazo e impidiendo que salga de nuestro escondite. Vi bien como el chico se alejaba rápidamente por el otro lado del pasillo, sin molestarse en mirar si alguien lo había visto.

Una vez estuvo lejos, salí de nuestro lugar y rápidamente abrí mi casillero, viendo como la nota caía.

Nejire se me adelantó, tomándola.

—"Estoy dispuesto a renunciar a la libertad si me encierras en tus brazos. — leyó ella con una sonrisa, mientras que yo una vez más hacía una mueca de disgusto — Estoy dispuesto a renunciar al cielo si me recibes en tu infierno". ¡Cello realmente es un romántico!

—De ser así, tendría un montón de pretendientes detrás — asumí encogiendo mis hombros —. Y no estaría perdiendo el tiempo dejando notitas ridículas a alguien que claramente no va a corresponderle.

Le arrebaté el papel de las manos, para luego arrugarlo. Hado abrió la boca ofendida. Puede que a ella le gustaran estas cursilerías, pero a mí no. Había crecido en un hogar distante, esto solo lograba ponerme incómoda, y, en el fondo, sentía que era injusto. El tal Cello se tomaba el tiempo de escribirme estas cosas con la ilusión de que yo pueda quererle de vuelta, pero eso jamás pasará. Merece saberlo e intentar estas cosas con alguien más.

Si tan solo supiera quien mierda es.                     

—Pero ya ves, — dijo Nejire — siempre es la misma rutina. No cambia.

—Debo encontrar la forma de sacármelo de encima — mordí mis labios pensando en un plan —. Si no puedo atraparlo y descubrir quien es, debo asegurarme de que deje de enviar notas.

Ambas nos apoyamos en la pared, pensando en un plan.

—Cariño, ya te lo dije — dijo una de las chicas de segundo año agarrada al brazo de su novio pasando frente a nosotras — él se me declaró y le dije que tenía novio. Lo entendió y me dejó en paz.

—Más le vale — le respondió el otro —, no me gusta la idea de que otros chicos te coqueteen.

Se fueron hablando un montón de ridiculeces más. Giré mi rostro sin importancia, pero los ojos de Nejire brillaban como si el plan de su vida hubiese cruzado por su mente. Yo lo entendí enseguida.

Y me pareció una idea tan terrible, que estuve dispuesta a llevarla a cabo.

Me colgaba del brazo de Mirio mientras trataba de pestañear varias veces al mirarlo. Este, tomaba mi mano aferrada a su extremidad al mismo tiempo que me daba cumplidos y besaba mi mejilla. Los dos nos detuvimos de golpe, girándonos a ver a la otro chica que estaba de pie con una mueca indecisa, mientras el insecto apretaba los labios para contener la risa.

¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora