¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄

IX

❝ Ha pasado un tiempo desde
que tú y yo estuvimos donde
comenzamos. ❞

—5SOS ; Caramel

—Has perdido completamente la cabeza.

Sabía que al día siguiente tendría que enfrentar todo esto, pero no esperaba que fuese en cuanto entré al salón, encontrándolo sentado junto a mi asiento, sin dejarme escapatoria. Retuve el aire, contando hasta diez y dejándome caer en mi silla. El muchacho me miraba insistente, se estaba aprovechando de que éramos los únicos en la sala en este momento para poder hablar sin tapujos.

—No te lo he preguntado, Tamaki — traté de responder lo más calmada posible mientras sacaba mi cuaderno y mis lápices —, no es algo que te incumba.

—Estás cometiendo un error —insistió una vez más, logrando que pusiera los ojos en blanco —. Sweet Candy no es alguien con quien podamos jugar, ni siquiera podrás engañarla. En cuanto te vea, se dará cuenta de lo que está pasando.

Me giré a verlo.

—¿Eres su amigo íntimo? ¿Su confidente? — alcé las cejas, esperando que me dijera que sí, pero como eso nunca pasó, continué — No tienes idea de nada, son solo tus especulaciones. Puede que funcione, puede que no, de todas formas, lo intentaré.

—Pero-

Una vez más, me giré, solo que esta vez, lo hice mucho más brusco que antes, sobresaltándolo.

—Detente — ordené —, no sé qué pretendes, pero no finjas estar preocupado por mí.

—Estoy preocupado por ti — dijo con el ceño fruncido, no pude evitar imitar su expresión —. Me preocupa que no seas capaz de ver todo lo malo en esto.

Hablar con él era una pérdida de tiempo.

Sabía que no llegarían a ningún lado, porque desde siempre había sido así. Incluso cuando éramos los mejores amigos, nos poníamos a discutir por banalidades y nunca llegábamos a un acuerdo. Por cual era el mejor dulce, si las películas de terror en realidad daban o no miedo y porquerías así. Siempre ridiculeces que dejábamos pasar y que ignorábamos para después fingir que nunca discutimos al respecto. Ya no éramos como en ese entonces, porque tampoco éramos mejores amigos.

Ahora él no tenía derecho alguno a opinar sobre mis decisiones.

—Cariño — inicié con un falso tono dulce —, me parece que te estás tomando este papel del novio falso muy en serio. No necesito que te preocupes por mí, por lo que hago o no — continué, inclinándome hacia él mientras mi mano viajaba a su rostro y apretaba ligeramente sus mejillas para que me pusiera toda la atención —. Así que, o comienzas a cerrar la maldita boca o te obligaré a hacerlo.

—¿Con qué quirk?

Bastardo.

Cuando iba a apretar más mi agarre, las voces en la puertas nos obligaron a alejarnos completamente el uno del otro. Nejire y Mirio venían charlando de cosas triviales hasta que nos vieron. Los dos, sin nadie más en el salón y en un silencio sumamente incómodo, con ambiente más que tenso. Pude verlos compartir mirada.