Al llegar a casa, me doy por vencido y tomo una prueba de embarazo sin que Kise lo note, antes de encerrarme en el baño. Él estuvo muy callado en el camino de vuelta. Espero que pensando en arreglar la relación con su padre. No importa lo que haya pasado, el hombre definitivamente ama a su hijo, pero el ser un beta, padre de un Alfa lo ha amargado.
Suspiro y pincho mi dedo, dejando caer tres gotas de sangre en la prueba. Me siento en el retrete a esperar el resultado, mientras mi mente vaga. Si estoy embarazado tengo que llamar a mi padre y hacerle saber. También tengo que hablar con ella sobre que viviremos aquí en familia. Ella viaja mucho más desde que la ascendieron, así que no es como que pase mucho tiempo por aquí. Kise tiene su trabajo como modelo además del instituto, y yo tendré que buscarme un trabajo también.
El pitido de la prueba me sobresalta. Tan envuelto estaba en mis propios pensamientos, que casi había olvidado que esperaba esto. Puedo sentir la presencia de Kise al otro lado de la puerta. Con su oído superior, debe haber oído el pitido y se acercó a investigar. Sacudo la cabeza.
—No tienes que esconderte para hacerlo —, dice desde el otro lado.
—No quería hacerlo ahora, solo han pasado unos días y los resultados no serán concluyentes de todos modos.
—Será positivo —, dice con alegría contenida en su voz, pero yo no me siento feliz como él al comprobar que en realidad la prueba es positiva.
Me dejo caer pesadamente en el retrete, y mi mente vaga con la realidad. No puedo creerlo. No sé si estar feliz o molesto. Sé que debería estar feliz, pero algo en mi interior no está por completo tranquilo al respecto. Kise será un buen padre, y yo haré lo mejor posible por ser una buena madre. Pero siento que es algo muy precipitado.
Un golpeteo insistente me hace volver a la realidad. La puerta se tambalea por un momento y sacudo mi cabeza. «Este hombre» pienso, «impaciente».
Al abrir la puerta, Kise se ve molesto y asustado.
—¿Qué ocurre? —Le pregunto.
—Has estado casi una hora dentro, y no me contestabas —, sus brazos se envuelven a mi alrededor en el momento en que la puerta se abre lo suficiente para dejarme salir. Kise tiembla mientras me abraza, su respiración está agitada por el miedo y su rostro está pálido.
—Lo siento —. Digo con sorpresa. No sabía que mis divagaciones habían tardado tanto.
—¿Estás bien? —Pregunta él luego de unos momentos. Me aleja lo largo de sus brazos para mirar mi rostro fijamente. Luego sus ojos bajan a mis manos y a la prueba de embarazo que aún sostengo en mi mano.
Una sonrisa comienza a formarse en sus labios al ver el pequeño dibujo de un bebé en la prueba. Pero detiene su sonrisa en una mueca al mirar bien mi rostro.
» ¿Lo tendrás? —Pregunta con un murmullo.
Yo asiento con mi cabeza, pero ni siquiera había pensado en otra cosa que no sea en tenerlo. No ha habido más opciones en mi mente. No me siento preparado, no es el momento adecuado y el miedo me atenaza la garganta. Me gustaría tener más tiempo para hacerme a la idea de ser madre, pero esto en realidad está pasando. Y tendré el tiempo que dure el embarazo para hacerme a la idea.
Bajo la mano a mi vientre y respiro profundo cuando las lágrimas corren por mis mejillas. Kise me abraza una vez más, y nos quedamos así hasta que me siento tan cansado que mis piernas ya no me sostienen. Kise me toma en sus brazos y me lleva al dormitorio, me recuesta en la cama y me arropa. Lo último que recuerdo antes de dormirme es sentir un beso de Kise en mi frente y el ligero beso que depositó en mi bajo vientre.
Al abrir los ojos al día siguiente, tapo mi boca con las manos y empujo a Kise lejos de mí antes de salir corriendo al baño. Las nauseas no pasan incluso después de vomitar, incluso si todo lo que había en mi estómago era saliva. Las arcadas continúan por varios minutos antes de detenerse, incluso con el estómago vacío.
Cierro la tapa del retrete y dejo correr el agua. Me siento en el suelo, apoyando la espalda contra la puerta. Las arcadas me han dejado agotado, y apoyo la frente contra las rodillas. Escucho a Kise dando vueltas afuera del baño y me resigno a las preguntas. Me paro, enjuago mi boca y me lavo el rostro, alejando las muestras de mi donación estomacal. Me miro en el espejo y mi rostro se ve pálido aunque mis ojos brillan por algún motivo.
Al abrir la puerta, Kise se para justo frente a mi y apoyando sus manos en mis hombros me hace una revisión visual, buscando algo en mi aspecto, pero solo luzco cansado y algo pálido.
—Estuviste muy inquieto anoche, senpai —, dice Kise. Casi esperaba escuchar mi nombre de sus labios una vez más, por lo que me siento algo decepcionado.
—Estoy bien, Ryouta —. Le digo, sonriendo cuando veo sus mejillas enrojecidas.
Él sonríe tímidamente y envuelve sus brazos a mi alrededor antes de besar mi cabello. Suspiro con placer. Al fin me siento en paz y tranquilidad. En la seguridad y protección de los brazos de mi Alfa. Algo que nunca pensé que pasaría. Siempre fui un omega muy independiente, por lo que nunca pensé que necesitaría la paz que solo puede ofrecer el Alfa acoplado. Mi padre es otra cosa.
—Sabes, Yukio-san, se te da bastante bien esto del emparejamiento —, dice Kise, pero su voz tiembla ligeramente al pronunciar mi nombre. «Vulnerable». Kise deja salir su lado vulnerable cuando está conmigo, algo que no todos los Alfas son capaces de hacer.
—Me gustas —, murmuro, pero estoy seguro que él puede oírlo con su oído superior.
—Me gustas también —, dice, y besa mi cabeza una vez más.
Tomando su mano, lo llevo de vuelta al dormitorio. Siento una necesidad ahora que me he sacado algunos pesos de encima, y sé que Kise estará dispuesto a satisfacer mis necesidades más primitivas.
Al entrar en el dormitorio, cierro la puerta y comienzo a desnudarme mientras Kise va a la cama, dándome la espalda. Pero se voltea a mirarme cuando no me siente junto a él. Sus ojos se abren con sorpresa y su boca cae abierta en cuando me ve semidesnudo, con el pecho al descubierto. Mi pene está de pie, firme, formando una tienda en mi pantalón. Estoy tan excitado, que no puedo creerlo. No es como si estuviese en celo, y creo que no lo estaré en mucho tiempo más, pero mi necesidad es tanta, que mi cuerpo se ha vuelto loco.
Kise se acerca a mi, sus ojos se oscurecen por el deseo. La lujuria sale de él en oleadas, golpeándome, su olor a feromonas se expande en la habitación, excitándome. Mi olor y el suyo se mezclan, llevándonos a la locura.
Sus manos bajan mi pantalón y ropa interior, y al segundo su dedo se adentra en mi agujero. La fricción de su dedo me enloquece. Me empujo contra su dedo, y de inmediato agrega uno más. Me humedezco más a medida que su dedo gira en mi interior.
Su pene se frota contra mi abdomen, cuando empuja con sus caderas. La tela de su ropa se siente áspera en mi piel sensible. Pero el rápidamente arregla el problema. Me toma en sus brazos, me deposita en la cama y se desnuda en solo unos segundos, antes de volver a meter sus dedos en mi interior.
Un gemido de placer sale de mis labios, y no puedo esperar para sentirlo dentro. Me empujo contra él, contra sus dedos y Kise entiende mi petición sin palabras, porque en solo un momento su erección comienza a empujar en mi agujero.
Su pene entra lento, deliciosamente lento, como si estuviese siendo nuestra primera vez una vez más. Pero yo no lo quiero lento y fuerzo mis caderas hacia atrás y adelante, forzándolo a penetrarme más rápido, más profundo.
Mis manos se estiran a su espalda, buscando un apoyo. Intento empujarlo contra mí, pero Kise es más fuerte que yo, y se mantiene un poco alejado, manteniendo su peso fuera de mi cuerpo.
El bombeode sus caderas aumenta la velocidad cuando muerdo su antebrazo junto a micabeza, y al fin veo estrellas en la parte de atrás de mi cabeza cuando elorgasmo me invade. Y él cae justo tras de mí.
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Kisematsu - Omae Wo Nokosanai (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #2)
FanfictionKasamatsu se aventura a tener una primera salida con Kise cuando le pide una "cita", sin estar realmente seguro de que sea una decisión sabia. Sin embargo, no espera que Kise esté realmente hablando en serio sobre ello. Las cosas podrían ponerse pel...