十三

397 52 1
                                    

La mañana está soleada, y el brillo del sol me hace abrir los ojos. Los brazos de Kise a mi alrededor me llenan de calor. Siento un hormigueo en la base de mi cuello. Su respiración sopla sobre la marca que dejó el día de ayer, y no puedo evitar sentir mariposas en el vientre.

Pero la tristeza debido a mis planes para hoy, elimina las mariposas para asentar un nudo en mi garganta, arrancándome un suspiro de decepción. Había tantas cosas que quería lograr en la universidad, pero ahora esas cosas han perdido una parte de su valor. Y si bien, puedo seguir con mis estudios en el futuro, una parte de mi siente que es un desperdicio.

Kise siente mi repentina tensión y sus manos comienzan a acariciarme. Sus caricias calman un poco la tensión y siento como la decepción baja un nivel. Pero su mano termina por posarse suavemente sobre mi vientre, como si un pequeño bulto se estuviese formando. Sus dedos son ligeros como alas de mariposa, provocándome cosquillas, y no puedo evitar retorcerme un poco, alejándome de su toque. Kise se ríe, divertido por mi reacción, y yo me río junto con él.

Al abrir mis ojos, veo los suyos fijos en mi rostro, su sonrisa es tierna y me hace sentir un poco avergonzado. Pero él cierra sus ojos y acerca su rostro al mío. Mi primer pensamiento al verlo acercarse así a mi, es alejarlo con un golpe en el estómago, pero con su marca aún cosquilleando en mi cuello, dejo caer mis párpados y cierro la distancia que separa sus labios de los míos.

El beso, que comienza tierno, termina por volverse caliente. Sus labios se abren ávidamente, devorándome. Su lengua se adentra en mi boca, y su sabor acaricia mi lengua. Siento el calor recorriéndome. Mi cuerpo comienza a calentarse y siento que en cualquier momento caeré por el borde. Literalmente, ya que el sofá en el que nos dormimos no es muy grande. Pero sus brazos me sostienen firmemente en su contra, evitando la caída.

Sin embargo, Kise es rápido y me acomoda en el centro del sofá, quedándose él directamente sobre mi. Me siento incapaz de mirarlo a los ojos cuando sus manos comienzan a desvestirme y siento sus ojos recorriendo mi piel expuesta. El calor se reúne en mi rostro, sonrojándome. Pero él no hace comentarios. En su lugar, sus dedos se adentran rápidamente en mi ropa interior y acaricia mi pene. No suele ser un lugar muy sensible, pero cada una de sus carias se siente como si mis nervios estuvieran completamente expuestos. Mis caderas se levantan, buscando fricción.

Kise se entretiene por unos momentos, pero rápidamente sus dedos bajan a mi agujero, que palpita por la anticipación. Mi cara se siente completamente caliente, esperando por sus caricias. Kise rodea con sus dedos, mientras me humedezco. Mantengo mis ojos firmemente cerrados. Me siento tan avergonzado de desearlo, pero no puedo evitarlo.

Kise levanta mis caderas, y con un solo empujón se adentra en mi interior. El alivio es casi instantáneo, y a medida que sus caderas comienzan a moverse, empiezo a escalar hacia el orgasmo. Sus labios y sus manos están por todo mi cuerpo, provocándome y aliviando la presión. Sus caricias y besos son delicados, contradiciendo el ritmo de sus embistes que son enérgicos y un poco rudos.

Mi cabeza da vueltas por las sensaciones, pero siento como llego rápidamente al borde, y con último embiste me hace caer. Su pene se hincha en mi interior, quedando anudado a mi.

Kise jadea pesadamente, pero sus labios vuelven a los míos y me besa con afecto, con cariño. Y aunque me asuste un poco, con amor. Apoya su frente contra la mía, recuperando el aliento, y al fin abro mis ojos cuando se aleja un poco de mi.

Lo miro a los ojos, su rostro sonrojado y su mirada brillante, maravillado por lo que acabamos de experimentar. Me sorprende sentirme de esta manera, con ganas de empujarlo lejos al mismo tiempo que deseo acercarlo aún más a mi, a pesar de que aún está enterrando profundamente en mi interior, sin poder ir a ninguna parte. Su nudo extendido, aprisionado en mi interior.

Sus brazos me rodean, y nos gira, dejándome sobre él. Me sonrojo aún más al mirarlo hacia abajo. La posición es vergonzosa, dejándome completamente expuesto ante él.

Kise sonríe, y yo hago una mueca que intenta ser una sonrisa, pero con el rostro completamente brillante por la vergüenza.

Cuando su pene por fin me libera, me pongo de pie, alejándome rápidamente de él y entrando al baño para darme una ducha. Con cada paso que me aleja de él, siento como un hilo invisible me tira hacia él una vez más. Un hilo invisible atado a mi ombligo.

Muelo mis dientes juntos y sacudo la cabeza ante la sensación. Solo es por el lazo que se está formando entre nosotros. Sé que no debería alejarme de él tan bruscamente, pero no puedo evitar sentirme como lo hago.

Luego de la ducha, me reúno con él una vez más. Kise está sentado en el sofá, aún completamente desnudo, y con una mirada contrariada en el rostro. Me siento a su lado y tomo su mano. Él parpadea, como si estuviese saliendo de sus profundos pensamientos. Mira nuestras manos unidas, y sonríe.

—Necesito ir a la universidad —, sus ojos suben a los míos, y tiene una mirada angustiosa en su rostro. Cuando abre la boca, empujo mi mano en sus labios, impidiéndole hablar —. Tengo que darme de baja por ahora.

Se me quiebra un poco la voz, y su mirada se tranquiliza por un momento antes de volver a oscurecerse.

—Lo siento, senpai —. Su mirada vuelve a nuestras manos unidas. LE doy un apretón para confortarlo. Pero luego de un segundo doy un suspiro y lo suelto, para pasar mi brazo sobre sus hombros y darle un ligero abrazo.

—No te preocupes —, le digo, pero sigo sintiendo un nudo en la garganta —. Planeaba aceptar tu oferta de todos modos, solo esperaba que terminásemos los estudios antes de emparejarnos de por vida. Esto solo adelanta un poco mis planes.

—¿Tu padre está bien con esto? —Me pregunta, con la mirada y voz de un niño pequeño perdido.

—Mi padre está de acuerdo conmigo, y me apoya —. Incluso yo escucho la sorpresa en mi voz, pero sonrío —. Estaremos bien, Kise.

Él me mira, y por fin veo esa sonrisa sincera que tanto me gusta ver en su rostro.

Kise me besa en la frente y se pone de pie. Me pregunto por qué no siento el tirón en el ombligo cuando él se aleja de mí, pero lo siento tan fuerte cuando soy yo el que me alejo de su lado.

Se encamina al baño y al escuchar la puerta cerrarse, dejo salir un último suspiro antes de preparar los papeles que necesitaré el día de hoy.

Debemos ir a la universidad para darme de baja, tenemos que pasar por el registro civil para poner en orden nuestro nuevo vínculo y hacer un registro de matrimonio. Tenemos que ir al instituto a dar aviso de que Kise ahora es un Alfa casado, y debemos avisarle a su padre.

Y si nos alcanza el tiempo, traer sus objetos personales a mi casa. Seguro que a mi padre no le molestará tenerlo en casa. Después de todo, ella nunca está aquí.

Y en el fondo de mi mente, escondo la idea de comprar una prueba de embarazo. No estoy seguro de necesitarla, pero ese tirón en mi ombligo, me dice que tal vez estoy equivocado. Y Kise no lo está.

Kisematsu - Omae Wo Nokosanai (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora