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—Oye —. Siento mi voz temblar y las manos me sudan. Me aclaro la garganta y mis pies no dejan de moverse. Creo que habían pasado años desde la última vez que estuve tan nervioso.

—Senpai —, el balón se resbala entre sus dedos y da unos cuantos botes antes de rodar por el piso hasta chocar con la pared.

Kise da un paso hacia mí, pero se detiene casi al instante. Yo suspiro, y seco mis manos en mi pantalón antes de caminar en su dirección.

Al llegar junto a él, golpeo su abdomen con mi codo, haciendo que su cabeza esté a mi altura. Revuelvo su cabello por un momento y paso mi brazo por detrás de su cabeza. Al mirar sus ojos a corta distancia, veo como se forman las lágrimas. Parece que nos entendemos sin siquiera hablar, pero aún así, me aclaro la garganta.

—Aceptaré tu propuesta —, trago saliva y mi mirada rehúye de la suya —, pero solo después de que salgas de la preparatoria. Mientras, podemos seguir como hasta ahora.

Kise asiente con la cabeza y se clara la garganta. Se aleja un par de pasos de mi, y se pasa el antebrazo por los ojos.

—Está bien, senpai. Muchas gracias —, dice, y se aclara la garganta. Va en busca del balón. Lo hace botar un par de veces, sin levantar la vista y siento que hay algo que no me está diciendo.

—Mi padre ha sido un poco insistente sobre que consiga pareja —, le digo, intentando aclararlo —, y contigo siento un poco de química. Pero sigues siendo un estudiante de preparatoria.

—Entiendo —. Dice, pero no levanta la mirada.

Kise parece contrariado y hace unos cuantos lanzamientos a la canasta, pero sin acertar ninguno. Me siento inseguro sobre haber aceptado, pero no estoy seguro de querer retractarme ahora.

—¿Qué ocurre? —, le digo, y me tiembla un poco la voz, casi imperceptiblemente —. Pensé que estarías contento.

—Lo estoy —, dice haciendo rebotar con fuerza el balón contra el suelo, pero se escapa de entre sus dedos antes de atraparlo, y Kise se desliza un poco por el sudor en el suelo —, es solo que...

—¿Qué es?

—Pensé que podríamos estar juntos desde ahora. No tener que esperar hasta que salga de la preparatoria —. Hace un puchero con su boca, y siento como el alivio porque no ha cambiado de opinión me hace crecer una burbuja de risa en la boca del estómago.

—Pero aún eres un niño para la sociedad —, le intento explicar, conteniendo la risa.

—Pero soy un Alfa —, dice, y se acerca a mi, liberando un poco de feromonas y dejando bien en claro que es lo que dice ser.

Trago la saliva que me llena la boca en unos momentos, y siento como mis piernas tiemblan ligeramente.

—Lo sé —, le digo con la voz ahogada, sorprendiéndome por un instante.

Mi mano se levanta en su dirección, y Kise me muestra una brillante sonrisa con su expresión arrogante, estirando su mano hacia mi, y agarrándome de la muñeca me atrae hacia si.

—No puedo creer que hayas aceptado —, dice, estrechándome con fuerza en su contra. Su cuerpo es duro en contra del mío, que se amolda contra él. El olor me hace la boca agua, y mi pantalón se siente incómodo contra mi piel —. No puedo aceptar que tal vez conozcas a alguien más en la universidad. Podrían alejarme de ti. Podrían tomar de ti lo que no has dado a nadie antes —. Su voz es más un gruñido que verdaderas palabras, pero entiendo la esencia de lo que dice.

Siento el rubor correr a mi rostro, y no puedo evitar esconder mi rostro en el espacio entre su hombro y su cuello, y sentir el olor que desprende su cuerpo.

» No podría soportar que alguien más pueda conquistarte.

Algo en sus palabras hace que mi mente se aclare ligeramente y me retuerzo un poco en sus brazos antes de dar un paso atrás y mirar fijamente a su rostro mientras hablo, para que quede bien en claro lo que tengo que decir.

—Kise, tú me pediste que tengamos un lazo. Eso es algo para toda la vida, y yo acepté tu propuesta. No voy a caer ante alguien más, y —, murmuro la última parte, por la vergüenza que me embarga al admitir uno de mis secretos mejor guardados —no es como que haya muchos Alfas interesados en un omega como yo.

Kise acaricia mi cabello, y el sonrojo me cubre hasta las orejas. Alejo su mano de un manotazo, intentando salvar la poca dignidad que me queda.

» No creas que esta es una decisión que tomé a la ligera. Realmente pensé en ello. Y sé que estaremos bien —"con mi guía" pienso para mi.

—Entiendo —, dice, y su voz suena más ligera, pero con cierta burla.

Levanto la mirada, molesto, pero cuando voy a replicar, me besa. Al principio con fuerza, como si quisiera evitar que me aleje de él, pero no tengo la intención real de hacerlo, así que dejo caer mis brazos a mis lados, y cierro y abro los dedos.

Sus labios se moldean con los míos y su lengua entra en mi boca, acariciando cada rincón, paseando suavemente en el interior. Sus dientes mordisquean mi labio inferior y luego vuelve una vez más a posar sus labios en los míos. El sonido de succión suena erótico con el eco del gimnasio, y siento mi piel calentarse, y mi sangre hervir en mis venas.

Sus brazos se envuelven una vez más en torno a mi, y me levanta, sorprendiéndome. Me aferro a él con los brazos y envuelvo mis piernas en sus caderas. Pero él sin esfuerzo soporta mi peso.

Sin dejar de besarme, nos lleva hasta la pared más cercana, y empuja mi espalda contra ella, aliviando un poco el peso que sostiene sobre sus brazos, y sus manos empiezan a recorrer mis costados.

Sus labios dejan libres los míos, y tomo una respiración profunda, cuando siento su erección en mi contra. Sus labios siguen pegados a mi piel, dejando un rastro sobre mi mejilla y luego mi barbilla. Sus caderas comienzan a mecerse en mi contra, y yo ya no puedo soportar el calor de mi cuerpo.

Su rostro se aleja del mío, y puedo ver sus pupilas dilatadas y sus mejillas sonrojadas por la excitación.

» Tenía muchas ganas de hacer esto —, dice, metiendo sus manos bajo mi camiseta, acariciando mi piel, aún soportando con sus piernas el peso de mi cuerpo, y yo no puedo dejar mis manos quietas, pasándolas por su cabello y sobre sus hombros, acercándolo más a mi.

Kise se ríe ligeramente, pero puedo sentir la felicidad saliendo en oleadas de él. Y el calor y la excitación entre los dos. Es como si se hubiese abierto una represa que estuvo mucho tiempo siendo ignorada.

Sus labios vuelven a acariciar mi piel, y me estremezco de placer. Pero la vergüenza no desaparece por completo, y el rubor me cubre por completo el rostro hasta el cuello y las orejas. Su boca llega hasta mi oreja, y mordisquea el lóbulo, haciendo que tenga escalofríos y me estremezca en sus bazos.

Sus caderas no dejan de moverse y sus dedos encuentran mis pezones. Mi mente da vueltas con las sensaciones, cosas que nunca había sentido antes y no puedo recordar por qué hacer esto es malo, si se siente tan bien.

Mi agujero se aprieta en anticipación, y siento como me humedezco. El olor y las caricias solo hacen que mi excitación suba, y siento como si estuviera entrando en celo, a pesar de que faltan un par de semanas.

—Senpai —, gruñe Kise en mi oreja, y yo gimo su nombre, sin siquiera proponérmelo —, esto es malo...

La voz de Kise es ronca, y yo me abrazo a él con más fuerza, meciendo mis caderas al ritmo de sus movimientos.

» Creoque entré en celo.

Kisematsu - Omae Wo Nokosanai (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora