366 58 6
                                    

Al entrar a casa, me asalta el olor familiar de mi infancia. Mi padre no está en casa, pero es un olor permanente, que siempre me lleva de vuelta a cuando era un niño y ella me hacia reír con sus bromas y juegos.

Suspiro y voy a mi habitación. Está tal y como la dejé cuando salí hace un par de meses atrás. Parece haber pasado más tiempo, la distancia se siente aún más cuando me doy cuenta que ya no vivo en realidad en mi casa familiar.

Al subir las escaleras, el peso de mi bolso me recuerda que tengo que estudiar, y mucho si no quiero retrasarme, e iba a aprovechar estas vacaciones para hacerlo.

Desde que decidí reunirme con Kise para tener "una cita", todos mis pensamientos sobre el estudio salieron volando de mi mente. Y ahora, sus palabras de hace un momento, ¿qué intentaba decir?

Es egoísta y egocéntrico. Es infantil y engreído. Pero es divertido y también atractivo. Kise podría tener el compañero que elija, pero por algún motivo no es bueno creando lazos afectivos. Sus mayores lazos fueron con los miembros de la generación de los milagros, e incluso ellos terminaron rompiendo su conjunto y ya no son tan cercanos a como lo eran hace un año atrás.

Kise necesita un compañero que sea mayor que él, para que lo guíe, pero tarde o temprano saldrá el Alfa en él y será capaz de dirigirse a donde sea que quiera llegar. Así como lo hacen los demás de su género.

Suponiendo que tiene un buen guía mientras crece, podría llegar a ser un buen Alfa. Y necesita un omega capaz de sostenerlo en sus malos momentos, que sea su piedra angular cuando lo necesite.

Me recuesto sobre mi cama, y pienso una y otra vez en las ventajas y desventajas de ser su compañero. Mi padre siempre insiste en presentarme Alfas que sean compatibles conmigo, en que encuentre a alguien bueno, y siente cabeza en cuanto pueda. El celo se vuelve más y más incontrolable a medida que pasan los años, y aunque yo no tengo problemas con ese aspecto, mi padre se preocupa por ello.

Suspiro y ruedo sobre mi cama. Kise es atractivo al menos, y sé que sería bueno conmigo y escucharía mis opiniones. Al menos, ya está acostumbrado a mis reacciones y manera de ser.

Ser compañeros es algo para toda la vida, por lo que no podría salirme de eso si las cosas no salen bien. Y nada podría asegurar que las cosas irán bien al final. Y solo tengo 18 años. Kise es solo un par de años menor que yo, así que, ¿no deberíamos preocuparnos por esas cosas en unos cuantos años más?

Cierro mis ojos y me imagino una vida con Kise. Los dos juntos en partidos, acompañarlo en sus sesiones de fotos, tal vez tener un par de niños, envejecer juntos. Sería un buen futuro, pero los Alfa son bastante volubles. Sus cambios emocionales son comunes.

De repente, la inspiración me golpea, lo que hace que me siente en la cama de golpe. Yo puedo guiarlo, y al mismo tiempo ser yo mismo. No tendría que ser un omega sumiso. Kise necesita guía y yo no soy en realidad muy sumiso para la mayoría de los Alfas.

El sonido de mi celular me saca de mis ensoñaciones, y salgo de la cama para buscarlo en mi bolso. El nombre de Kise ilumina la pantalla. Apoyo mi mentón sobre la tapa, y pienso. Si contesto, Kise podría insistir con el tema, y hace un momento no le dejé una buena impresión. En realidad, quiero pensar bien en ello.

A todos los Alfas que he conocido a lo largo de mi vida, mi manera de ser los ha impresionado y no se sienten realmente atraídos hacia mi, por ser independiente y resuelto. No necesitan a alguien que les de ordenes o los guíen, simplemente quieren a alguien a quién proteger.

El teléfono deja de sonar y yo suspiro una vez más y me recuesto en la cama, cerrando los ojos. El silencio de la casa me lleva fácilmente a la paz y tranquilidad que no sentía desde que me fui a la universidad, dejando todo lo que conocía atrás.

La vibración de mi celular sobre mi pecho me hace saltar sobre la cama y ver que el día ya está llegando al final por el color del cielo me toma por sorpresa. Miro en la pantalla una llamada entrante de mi padre.

—Hola, papá —, digo, reteniendo un bostezo.

—Yukio, no me avisaste si llegaste bien a casa. Ya me estoy preocupando —, su voz me recuerda mi infancia.

—Ya tengo dieciocho años, papá. No necesitas preocuparte.

—Sabes que siempre me preocuparé por ti —, su voz se endurece ligeramente, pero no suena enfadada —. Además, eres un omega, y las cosas podrían salir realmente mal.

Hago rodar los ojos, y oculto una carcajada. Esa siempre ha sido su preocupación. Desde que descubrí mi género como omega, mi padre no vive en paz.

—No tienes de qué preocuparte, papá. Está todo controlado.

Mi padre hace un sonido de reprobación, pero lo deja estar.

—Lamento no poder pasar estos días contigo, hijo. Pero no podía seguir aplazando este viaje.

—No te preocupes, puedo cuidar de mí mismo.

Ella no vuelve a hablar por un momento y me quedo a la espera de lo que realmente quiere hablar, mientras froto mis ojos y me levanto de la cama. Me estiro y saco los libros del bolso.

—Emm... —Duda por un momento, y se aclara la garganta antes de volver a hablar —, mi senpai me habló hace unos minutos y me habló sobre su hija.

Ya me esperaba esta conversación, así que me siento en la silla frente al escritorio, acomodando mis libros y espero. Últimamente, está conversación entre nosotros es algo habitual. Siempre intenta presentarme jóvenes Alfas, hijos de amigos y compañeros de trabajo. Hasta intentó presentarme al hijo de su jefe. Y por más que intento hacerle ver que no necesito su ayuda, ella parece no entenderlo.

» Yo le dije que hablaría contigo, a ver si quieres ir a una entrevista de matrimonio.

Me ahogo con mi propia saliva y toso por unos momentos antes de poder volver a respirar con tranquilidad.

—Papá, solo tengo dieciocho años. No quiero casarme.

—Pero tampoco parece que quieras conocer a nadie —, dice, y suena entre frustrada y decepcionada —. Sé que eres joven, pero el mejor momento para que tengas hijos es durante la juventud.

—¡No planeo tener hijos! —El terror hace que sienta un peso en el estómago.

—No ahora, claro, pero dentro de algunos años... Mira, si de verdad no quieres conocerla, no te obligaré, pero al menos piensa en conocer a alguien.

—Lo pensaré, papá, pero no te prometo nada. Tengo toda una vida por delante, cosas que quiero hacer antes de tener una familia.

Ella suspira, pero acepta mi postura por ahora. Luego de hablar sobre un par de cosas sobre su trabajo y mis estudios, termino la llamada lo antes posible.

Paso una mano por mi rostro, sin poder dejar de pensar en lo que mi padre ha dicho. Pero al final, sin poder entender por qué, pienso que en realidad ya tengo un "pretendiente". Y las palabras de Kise se repiten en mi mente una y otra vez, y siento que tengo que tomar la decisión ahora, antes de que me arrepienta para toda la vida de dejar pasar la oportunidad.

Doy otrosuspiro, que parece ser el enésimo, y busco entre mis contactos el nombre quehe escrito en la hoja de mi libro sin darme cuenta.

Kisematsu - Omae Wo Nokosanai (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora