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La visita de Kise en mi residencia se alarga más de lo que tenía planeado, pero luego de ese vergonzoso incidente, no se volvió a tocar el tema. Y aunque me siento ligeramente avergonzado por mucho tiempo, Kise se comporta mejor de lo que tenía pensado que lo haría, y no intentó burlarse de mis instintos. Por lo que me siento bastante agradecido.

Al medio día, Kise se pone de pie y se acerca lentamente hacia la puerta, con su bolso colgado de su hombro. Lo miro por un momento y abro mis labios para preguntar, pero él responde antes de que yo haga siquiera un sonido.

—Ya me voy, senpai —. Su rostro se ve completamente relajado una vez más, y al mirarlo bien de cerca, puedo notar un par de líneas de tensión en su rostro que no había notado siempre presentes en su rostro —. Puedo ver que estás muy ocupado con los estudios, y no quiero distraerte por más tiempo.

—Está bien —, le digo, y aunque me siento agradecido por tener tiempo para relajarme y poder volver a concentrarme en lo mío, me siento ligeramente triste al pensar en cuánto tiempo volverá a pasar hasta que nos volvamos a ver —. Ten cuidado en tu camino de vuelta a casa.

—Lo haré —. Dice, y muerde su labio inferior un poco antes de volver a hablar —. Y gracias, por lo de ayer.

Asiento una vez con la cabeza en reconocimiento, pero no vuelvo a hablar. Y él sale de la habitación, con la cabeza ligeramente baja.

Me acerco a la ventana cuando escucho sus pasos por la escalera de metal, y lo veo alejarse lentamente de la residencia. Sus pasos son lentos y medidos, y su cabeza se mantiene en alto hasta que no puedo volver a verlo.

Vuelvo una vez más a mi escritorio y tomo mi celular. Busco rápidamente entre mis contactos y marco el número que necesito. El tono de llamada suena tres veces antes de que la persona al otro lado conteste la llamada:

—¿Kasamatsu-senpai? Hace mucho que no hablamos —. La voz de Nakamura me lleva de vuelta a aquellos días en los que los partidos de básquetbol eran lo principal en mi vida.

—Nakamura, ¿tienes un minuto ahora? —Le pregunto. En mi mente aún ronda la imagen de Kise. Sus expresiones entre divertidas y deprimidas se mezclan, y no estoy seguro de cómo expresar mi preocupación sin revelar más de lo necesario.

—¿Ahora? Pues, si —Dice, pero escucho mucho ruido de fondo, el sonido de los tenis al rechinar contra el suelo del gimnasio —. Entrenador, voy a tomarme un minuto de descanso... es Kasamatsu-senpai —. Su voz suena un poco apagada y de fondo se oye el grito incomprensible de Hayakawa.

—Como siempre, no puedo entender lo que dice —. Murmuro.

—No hay problema, senpai. ¿Qué puedo hacer por usted?

—Verás... emm —No se me ocurre ninguna otra manera de preguntar lo que me preocupa, así que simplemente digo lo primero que viene a mi mente —, ¿sabes si los miembros de la generación de los milagros han pasado por algo últimamente?

—¿Eh? ¿por qué preguntas eso, senpai?

—Digamos que tengo mis motivos —. La forma en que su voz tiembla cuando habla no augura nada bueno.

—Al parecer, Akashi hizo una petición a sus antiguos compañeros de equipo. Por algún motivo que involucra a Kuroko y a Kagami. Kise no nos dijo mucho más, pero no van a jugar todos los partidos desde ahora —. Parece dudar por un momento, pero luego vuelve a hablar —. Al principio, Kise parecía muy molesto, pero poco a poco a comenzado a estar más entusiasmado sobre Kuroko y Kagami.

—Mmm —. No entiendo casi nada de lo que me dice, pero parece ser que hay un motivo por el cuál ellos ya no juegan los partidos —. Y ¿Kise aparece igual en las prácticas?

—Kise sigue igual que siempre, aunque hoy no se ha aparecido en la práctica y Hayakawa ha estado un poco molesto por eso.

Sus palabras quedan grabadas en mi mente, pero aún así, no ha contestado a mis preocupaciones.

—Bueno, eso es todo.

—¿Eh, solo eso? Pensé que vendrías esta semana, senpai. Todos esperábamos que vinieras.

—He tenido mucho que estudiar, y el tiempo no me daba, pero puede que me aparezca por allá en unos días —. Intento no comprometerme a nada, pero es inevitable que termine preocupándome más de lo necesario.

—Entiendo. Bueno, senpai, espero que tus estudios vayan bien —, dice Nakamura y parece un tanto desanimado.

—Si, gracias. Nos vemos —, le digo, y corto la llamada luego de enviar saludos para todo el equipo.

Mi mente se revuelve un poco con la nueva información. Kise parece desanimado, pero en las prácticas está normal. Y aunque pasó la noche aquí, no le avisó a nadie que no asistiría a la práctica el día de hoy.

Sacudo mi cabeza para intentar despejarme, pero no logro sacar de mi cabeza todos los problemas que no me conciernen en lo más mínimo, y, sin embargo, no puedo simplemente olvidar lo que me dijo Kise.

Miro a mis libros y los meto en un bolso junto con varios cambios de ropa. También mi pijama y voy al baño en busca de mis útiles de aseo. Ir a casa parece más importante ahora mismo que seguir estudiando, pero me llevaré los libros para no perder el ritmo.

Ahora, solo necesito comprar un billete y volver a casa. Estar allá me dará un poco más de claridad sobre todo esto. O al menos, es lo que espero.

Luego de revisar a mi alrededor y ver que no me dejo nada atrás, me echo el bolso al hombro y salgo de la habitación. Solo serán unos días, pero me pesa mucho más por el peso de los libros que llevo y camino casi cojeando hacia la salida de la residencia.

Al llegar a la esquina por donde vi a Kise desaparecer, me encamino a hacia la estación. Mientras camino, le escribo un mail a mi padre, avisándole que iré a casa después de todo, y que no se preocupe por mi. Pero ella me responde luego de unos minutos, confirmándome que en casa no hay nadie y que la llave de repuesto está en el mismo lugar que ha estado desde que yo era un niño y olvidaba mi llave en casa.

Sonrío con el recuerdo y su preocupación. Es como que no entendiera que ya no soy un niño, pero le respondo agradeciéndole y vuelvo una vez más mi mirada al frente.

Kise está parado en la entrada a la estación, con su espalda apoyada en un pilar. Sus ojos me recorren por un momento y su sonrisa se ve más natural ahora que cuando dejó mi habitación hace solo una hora.

—No sabía si te demorarías mucho más, pero compré los boletos para los dos —. Su sonrisa se acentúa cuando mi pierna impacta en la suya y se ríe mientras se queja de mi manera de demostrar afecto.

—No te pedí que hicieras eso —. Le digo, pero me siento agradecido en el fondo, y tomo el boleto de su mano —. ¿Cómo supiste que vendría?

—Nakamura-senpai me llamó para regañarme por no aparecer en la práctica hoy, y me dijo que tal vez irías a visitar al equipo.

—Pero no le dije que iría hoy, dije claramente que dentro de unos días.

—Sabía que no me dejarías volver solo —, dice, y voltea su mirada hacia otra dirección, pero pude ver claramente sus mejillas sonrojadas por un instante. Lo que aumente mi vergüenza.

—No seas descarado —, respondo ocultando mi vergüenza y golpeo la parte de atrás de su cabeza.

—No losoy, senpai —, dice, pero su sonrisa simplemente se acentúa y yo me sonrojohasta las orejas. Y las sonrisas de la seguridad de la estación, solo me haceavergonzar aún más.

Kisematsu - Omae Wo Nokosanai (Kiseki no Sedai: Daini no Sedai #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora