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No me canso de mirarte. Aunque te tengo cerca casi todo el tiempo, mis ojos jamás se cansan de ti. Mis manos quieren tocarte, mis labios quieren besarte. Mi corazón es inmensamente feliz, porque puedo hacer todo eso, porque tú también me tocas a mí, porque tú también me besas a mí. Seamos felices juntos, seamos felices siempre.

JunMyeon remojaba la bolsita de té negro en el agua caliente de su taza. La cocina estaba iluminada por la luz de la mañana, mientras leía el periódico. Era su momento de paz, antes de entrar al caos del hospital.

—Ya he decidido qué haré —KyungSoo entró en la cocina, vistiendo solamente su ropa interior negra. Se dirigió al refrigerador, de donde sacó una botella de jugo de uva.

—Buenos días para ti también, cariño —replicó el doctor Kim con una nota de sarcasmo, mientras ponía la taza entre sus labios.

KyungSoo rodó los ojos, antes de servir un poco de jugo en un vaso.

—Voy a estudiar enfermería —declaró, sosteniendo el vaso.

JunMyeon levantó una ceja, visiblemente sorprendido. Sonrió y dejó el periódico sobre la barra de la cocina.

—¡Vaya! Eso sí es nuevo. ¿Cuándo decidiste esto?, ¿por qué?... ¿Estás cien por ciento seguro?

—Sí —el muchacho asintió—. Ahora que he visto de cerca todo el trabajo que se hace en el hospital, no quiero quedarme detrás de un escritorio haciendo facturas, Junnie. Quiero estar en el campo de batalla.

—Pero, sabes que la enfermería no es fácil. Hacerse cargo de los pacientes... la higiene... medicamentos.

—Lo sé. Yo ayudé a cuidar a mamá YulRi. No es un trabajo fácil, pero quiero hacerlo. Lo he pensado mucho. Si voy a regresar a la universidad, estudiaré algo que de verdad quiero. Mi padre ya no puede imponerme nada.

El rostro del doctor Kim se iluminó con una sonrisa orgullosa. Era como si KyungSoo le diera nuevos motivos para amarlo todos los días. Él ya pensaba que el chico era perfecto, así como era, con sus defectos incluidos. Sin embargo, su corazón se hinchaba de amor al verlo evolucionar así. El muchacho maduraba como una fruta frente a sus ojos, se imponía metas y se esforzaba por lograrlas.

—El hospital tiene un convenio con varias universidades, la bolsa de trabajo está abierta constantemente. Investigaré un poco y te daré la información más tarde —replicó el doctor, sin dejar de sonreír.

—Gracias... Ya basta con esa sonrisa boba —KyungSoo rodó los ojos otra vez y, llevando el vaso con jugo en la mano, abandonó la cocina.

Sólo la breve carcajada de JunMyeon quedó flotando en el aire.

–***

—Podemos poner unas persianas negras aquí, para equilibrar la luz —ChanYeol señaló a la ventana en la habitación vacía.

—Sí... También podemos poner una planta en ese rincón.

—Me parece bien. Es un buen lugar. Me gusta. Además, está cerca de tu trabajo.

—Pero, está un poco lejos del tuyo —respondió el más bajo, haciendo un mohín.

—Eso no importa. Tomaré el metro. Es más rápido —ChanYeol sonrió y se acercó a su pequeño novio, para rodearlo con sus brazos —. Yo quiero que tú estés cómodo y feliz. A mí no me molesta levantarme un poco más temprano para llegar a tiempo.

—Yo estoy feliz cuando estoy contigo. Es todo lo que necesito —BaekHyun lo abrazó de vuelta.

—¿Entonces?... ¿No quieres que rentemos este lugar?

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora