Después de tanto tiempo, mi corazón aún reacciona a tu presencia. Es... escalofriante.
~Ocho meses después ~
BaekHyun se encontraba en su puesto, detrás de la caja registradora número tres. Vestía su uniforme impecablemente. Una camisa blanca, perfectamente planchada, pantalones de vestir grises, zapatos negros y un chaleco rojo con el logotipo del supermercado estampado en la espalda. Al frente, colgaba un gafete con su nombre y su fotografía. Como siempre, llevaba en su rostro la bonita sonrisa que dedicaba a todos los clientes que pasaban por ahí.
—Son veinte con cincuenta —cobró sonriente a una señora, casi de la edad de su madre, pero no tan bonita.
—Aquí tienes, hijo —la mujer le entregó un billete.
BaekHyun entregó el cambió y ayudó a la mujer a meter sus producto en la bolsa ecológica que llevaba.
Así transcurrían todos los días del chico Byun. Con turnos rotativos, cobrando a gente agradable y a gente poco educada. Charlando con algunos compañeros, almorzando en la cafetería del supermercado, etc. Su vida era tranquila, tal y como él lo había imaginado. Aunque, muy dentro de él, algo se removía cuando le descontaban dinero por llegar tarde, o cuando hacían inventario en la tienda y todos los empleados debían cooperar para pagar los productos faltantes. Ese gusanito se arrastraba en su interior, cuando veía a su madre, que lucía más cansada cada vez. Cuando tenía que ayudarla con las frituras, aunque llegara exhausto del trabajo.
BaekHyun comenzó a desear más. Los días de pago, guardaba un par de billetes en la caja de ahorro para la universidad. A veces, se tomaba unos momentos para contar el dinero. Una pequeña sonrisa de satisfacción aparecía en su rostro, cuando veía que la cantidad aumentaba poco a poco. Comenzaba a entender que su madre tenía razón. No había nada de malo en soñar con la grandeza, justo como KyungSoo le había dicho.
Se imaginaba una linda casa, donde su madre pudiera descansar, sin pensar en hacer frituras olorosas. Él tendría un buen empleo en alguno de esos edificios inmensos que veía en las películas y las novelas de la televisión. Seguramente, vestiría un lindo traje y, quizá, conocería a un chico que lo hiciera feliz. Alguien alto, con brazo fuertes que lo sostuvieran, un chico con cabello rizado, alguien parecido a...
—Disculpa, ¿puedes darme una cajetilla de cigarros?
ChanYeol.
BaekHyun parpadeó un par de veces, intentando ajustarte a la realidad. Su turno había estado flojo, así que se quedó sentado en su pequeño banco, esperando a que algún cliente llegara. Mientras tanto, su imaginación comenzó a volar hacia al futuro, hacia momentos que no existían aún, pero que le recordaban al pasado. Ahora, el pasado estaba ahí, frente a él, luciendo guapo y despreocupado.
—Cha-ChanYeol... —musitó, poniéndose de pie. Su rostro era la expresión perfecta de la sorpresa.
—Sí... ¡Oh! Tú eres... ese chico... —ChanYeol entrecerró los ojos, intentando recordar—. ¡BaekHyun!, ¿cierto?
El chico Byun asintió. Sacó una pequeña llave de su bolsillo, con la mano sudorosa, abrió el cajón de los cigarros.
—Quiero unos Carnival mentolados —ChanYeol sacó su billetera del bolsillo trasero de su pantalón de mezclilla.
El cuerpo de BaekHyun estaba como anestesiado. Sus pequeños ojos miraban al cliente por un segundo, luego miraban a cualquier otro lado, como si quisieran huir. Casi deja caer la cajetilla de cigarros, pero logró pasarla por el escáner. ¡Di algo, tonto!... ¡Pregúntale algo!, su cerebro suplicaba, pero su lengua parecía estar bloqueada.
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Diario de un observador
Romance"Caminas por el mundo con los ojos cerrados. No imaginas que haya alguien observándote, deseándote, soñándote. Mis ojos no te miran, te mira mi corazón." Desde la primera vez que lo vio, BaekHyun cayó enamorado del chico nuevo. Su amor silencioso se...