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¿Merezco una segunda oportunidad en la vida? La verdad, no lo sé. Siento que no. A pesar de que no he vivido realmente, quiero intentarlo de nuevo. Cuando mamá se fue, sentí que todo se iba con ella, todo lo que soy, todo lo bello del mundo. Es diferente ahora, siento que vuelvo a respirar. No quiero aferrarme a él, pero es lo que mi corazón hace. Quiero vivir otra vez, y quiero hacerlo a su lado.

BaekHyun dibujó a un hombre sin rostro junto a lo que había escrito. Era la primera vez en mucho tiempo, que volcaba sus sentimientos en su diario. Después de que se Dark se marchara, él se quedó releyendo todos sus pensamientos del pasado. Era bueno, era catártico, como decirle a tu mejor amigo que tu corazón duele o que está feliz. Tu mejor amigo. BaekHyun quería llamar a KyungSoo, pero no sabía qué decir. Quizá estaba muy enojado, porque se fue sin decir nada.

El muchacho suspiró. Millones de ideas se agolparon en su cabeza. Se acurrucó de nuevo en la cama, las mantas olían a su amante y eso lo calmaba. Tenía mucho miedo aún, no estaba seguro de entregar su confianza por completo. Pero, su corazón no podía aceptar dudas, estaba demasiado enamorado para considerar el posible peligro de una desilusión. La razón le decía una cosa y el sentimiento otra totalmente diferente. No tiene nada de malo aferrarse a alguien, sólo para salir adelante, ¿cierto?

Su vida tenía que cambiar, él lo sabía muy bien. Aunque Dark no lo ayudara a conseguir un trabajo, él se esforzaría para encontrar uno. Quizá, podía mudarse de ese viejo y feo edificio. Se imaginó a sí mismo viviendo en una pequeña y linda casa con Dark, tendría un molesto perro chihuahua y un canario que los despertaría cada mañana con su canto. BaekHyun sonrió, cerrando los ojos. Si Dark le había prometido ser un hombre digno, él también quería serlo, se lo prometió a sí mismo. Mientras comenzaba a quedarse dormido, recitó en silencio su promesa, una y otra vez.

***

KyungSoo despertó recordándolo todo. Hubiera deseado tener una resaca asesina y los recuerdos deslavados por el exceso de alcohol, pero no fue así. Despertó con un dolor de cabeza y miles de arrepentimientos en el corazón.

Había besado a JunMyeon. Sí, lo recordaba vívidamente, como si la lengua del doctor aún estuviera recorriendo sus labios. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, así que se sentó sobre la cama.

La luz de la mañana iluminaba la habitación, escupiéndole en el rostro las consecuencias de sus actos. Porque, definitivamente, habría consecuencias. Si JunMyeon no lo juzgó por sus actividades, seguramente se alejará asustado por ese beso. KyungSoo lo sabía muy bien, el doctor no volvería. Se lo dijo la forma en la que se apartó de pronto, rompiendo el beso; también la forma en la que lo miró, como si hubiera cometido el peor de los pecados. Después, JunMyeon se fue, sin decir nada.

—¡Maldición! —espetó el muchacho, golpeando las mantas.

Se echó el cabello revuelto hacia atrás y se levantó. No había tiempo para perderse en sentimentalismos inútiles. Tomó el teléfono y comenzó a llamar a sus clientes. No le costó agendar tres citas para ese día.

***

En este mundo, no había nadie más miserable que Kim JunMyeon. O, por lo menos, eso pensaba el buen doctor, mientras se arrastraba de su cama hacia el baño. Apenas y pudo levantar la tapa para poder orinar. Su vejiga estaba llena del alcohol que su cuerpo procesó durante la madrugada. Tenía la boca seca, como si hubiera caminado por el desierto durante cien días. Su cabeza estaba a punto de estallar y su corazón estaba contraído dentro de su pecho.

Los recuerdos eran borrosos para él, pero estaba cien por ciento seguro, de que había hecho alguna estupidez con KyungSoo. Sí, definitivamente hizo algo muy malo, pero ¿qué?

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora