~31~

208 43 9
                                    


JunMyeon miraba el plato de verduras al vapor que estaba a punto de comer. Solo en el lujoso comedor, de su lujosa casa, en aquel lujoso vecindario. Así debía vivir un doctor exitoso, ¿no?

Cerró los ojos y trató de imaginar a BaekHyun sentado a su lado, cenando con él. Pero, como venía ocurriendo desde hace un par de meses, sólo pudo imaginar a KyungSoo. Su sonrisa, sus ojos, era todo lo que el buen doctor Kim podía imaginar. Y eso lo estaba volviendo loco.

¿Era posible que un corazón cambiara de opinión así? JunMyeon tenía un ideal del amor muy bien plantada; pensaba que elegías a alguien y te quedabas a su lado para siempre. Él nunca se relacionó románticamente con muchas personas. Probó de todo, pero con moderación. Ahora, en sus treintas, estaba sólo. Se había concentrado tanto en su carrera, que olvidó todo lo demás. Hasta que llegó BaekHyun, y lo ayudó a recordar que era posible sentir algo más que estrés y cansancio. Temeroso al principio, por la diferencia de edades y circunstancias, se dejó caer en ese sentimiento al final.

Pero BaekHyun se fue, y su corazón se quedó flotando en algún lugar. Perdido en la preocupación, no se percató de cuán cercano se estaba volviendo a KyungSoo, hasta que comenzó a pensar en él más de la cuenta. JunMyeon creía que era sólo una cercanía, una compañía basada en una meta en común: encontrar a BaekHyun.

Ahora se preguntaba si era posible saltar de una de persona a otra, olvidar tan fácilmente un sentimiento mientras era reemplazado por otro. Una gota cayó sobre las verduras al vapor, después otra y otra más. Las gotas salían de sus ojos. JunMyeon estaba llorando. Lloraba de rabia, de confusión, de tristeza y de miedo. No pudo recordar la última vez que lloró, ni siquiera lo hacía bajo la sombra de la muerte, cuando debía dar malas noticias a sus pacientes. Sin embargo, en ese momento, dejó que sus lágrimas salieran libremente. Era lo que su corazón necesitaba. Un hombre siempre estoico, derrumbado bajo la fuerza de sus propias emociones.

***

Durante una semana, ChanYeol entró y salió de su departamento como un ninja. Temía ser descubierto por su vecino, porque sus dudas seguían a flor de piel. Todavía le costaba creer que BaekHyun estuviera tan cerca. Pensó en llamar a KyungSoo para avisarle, pero algo lo detenía. En el fondo batallaba consigo mismo, se preguntaba a quién le debía lealtad. Si KyungSoo se enteraba, vendría a buscar a su amigo, y probablemente BaekHyun saldría huyendo otra vez. Si no decía nada, KyungSoo seguiría viviendo con la preocupación, y BaekHyun permanecería en ese estado depresivo por quién sabe cuánto tiempo más.

Simplemente, él no se atrevía a hacer nada. Aunque su corazón palpitaba como loco, cada vez que escuchaba la voz del chico al otro lado del pasillo, o cada vez que lo veía a través de la mirilla. Los celos lo consumían cuando veía a otros hombres salir de su departamento. En conclusión, se estaba volviendo más patético. Y eso era justo lo opuesto a lo que quería lograr. Si se decidía, podría redimirse, podría hacer las cosas bien. Pero, no quería asustar a BaekHyun nuevamente, no quería que se alejara de él. No sabía cuántas veces más el destino se lo pondría en el camino, no era bueno tentar a la suerte.

Así que, una noche de viernes, mientras intentaba estudiar para un examen, se decidió. Ya que su cerebro no cooperaba con la causa, se dedicó a idear un plan. Buscó entre su ropa, la única camisa de seda que tenía, la que había usado cuando se casó con HaeRi. Ya que había sido una boda relámpago, no pudo esmerarse mucho en su atuendo. Era una camisa gris, que sólo había usado un par de veces. Tomó unas tijeras y la cortó. Después, escribió una nota breve, esperando que fuera suficiente para hacerlo funcionar.

Con todo el sigilo que había conseguido dominar esa semana, se desplazó por el pasillo, hasta llegar a la puerta de BaekHyun. Deslizó la tela y la carta por debajo y salió corriendo a su departamento. Se mantuvo atento a la mirilla por más de veinte minutos, hasta que pudo ver a BaekHyun abriendo la puerta, mientras sostenía su pequeño regalo en la mano. Miró hacia todas direcciones, completamente confundido. Cuando regresó adentro y cerró la puerta, ChanYeol sonrió satisfecho.

***

BaekHyun,

Te has portado mal. ¿Acaso olvidaste que firmaste un contrato conmigo? Sé que no he sido bueno tampoco. Pero, quiero intentarlo de nuevo. Mañana tocaré a tu puerta a las ocho en punto. Si aún quieres seguir siendo mío, te cubrirás los ojos con ese trozo de tela y abrirás. Si quieres que todo termine para siempre, me dejarás esperando. Después me iré, y no volveremos a vernos. Será tu decisión.

Dark

BaekHyun estaba temblando mientras leía el mensaje. Por supuesto que no aceptaría. El hombre lo abandonó cuando más lo necesitaba, no quería volver a verlo nunca más. Sin embargo, su corazón dolía mientras tomaba esa decisión. Se preguntó cómo había dado con él, así que una ola de temor lo invadió cuando pensó que quizá estaba siendo acosado. Apenas comenzaba a reconstruir su vida, y a Dark se le ocurría aparecer.

Pero, ¿estaba realmente reconstruyendo algo? Después de recibir la golpiza, cuando Dark se fue por segunda vez, entró en pánico. Tomó lo más importante y salió huyendo del departamento donde vivía. Vagó un par de días por las calles, sin saber a dónde ir. Tampoco le importaba, porque sus sentimientos seguían destrozados, sólo pensaba en la auto destrucción.

La tercera noche en la calle, caminó por un puente, los autos pasaban rápido bajo sus pies. Parecía tan fácil, saltar y olvidarse de todo el dolor que cargaba a cuestas, junto con su mochila llena de ropa y dinero. ¿A quién podría importarle? KyungSoo lloraría por él seguramente, y quizá el buen doctor Kim. Se preguntó si JunMyeon lo recordaba siquiera. Cuando estaba a punto de saltar la valla de seguridad, el recuerdo de YulRi lo golpeó. La sonrisa de su madre, tan linda y cálida, deslumbró sus pensamientos. No, a ella no le hubiera gustado que él cometiera tal atrocidad. Sólo por eso se detuvo.

Se registró en un hotel, donde durmió casi un día entero, después salió a buscar un nuevo lugar para vivir. Por suerte, encontró ese departamento viejo y barato. Tenía una atmósfera decadente, justo como él. Lo tomó sin pensarlo dos veces, después comenzó a llamar a sus antiguos clientes.

Ahora estaba ahí, sosteniendo la hoja de papel. Quizá, su memoria le fallaba, pero la letra de Dark era idéntica a la de ChanYeol. Era una de las tantas cosas que se habían quedado grabadas en su corazón. Pero, no le dio importancia a ese detalle, podría sólo ser similar.

Después de pensarlo toda la noche y todo el día, seguía confundido. Si su orgullo era todo lo que tenía, era la oportunidad perfecta para repararlo y mandar a Dark al olvido de una buena vez. Sin embargo, sus manos sudaban al recordar al hombre. Su corazón lo anhelaba aún, era la tormenta que venía con los asuntos pendientes. Era molesto no haber podido cerrar ese ciclo. Parecía una excusa patética para justificar su debilidad; porque en el fondo quería estar con Dark, quería hablar con él, sentir sus brazos alrededor de su cuerpo. BaekHyun suspiró. La noche llegó demasiado pronto y el tiempo se terminaba. Tomó el trozo de tela, que olía a naranjas frescas, se paró frente a la puerta y se vendó los ojos.

***

ChanYeol estaba nervioso. Casi le hizo un agujero al piso, por caminar en círculos en la pequeña sala de su departamento. Eran cerca de las ocho y él estaba al borde de un ataque de pánico. Era un salto de fe, lo sabía muy bien. Porque BaekHyun podía abrir la puerta con los ojos bien abiertos, y verlo de pie allí. También podría dejar la puerta cerrada por siempre, y él tendría que dejarlo ir. De cualquier manera, debía intentarlo. El muchacho era una constante en su vida, desde que llegó a ese pueblo. Incluso lo siguió en la gran ciudad, como algo que debe pasar. Sí, ChanYeol está convencido de que BaekHyun es algo de debe pasar.

Se dio una ducha y se puso la ropa más fina que le quedaba. Fumó un par de cigarros mentolados, mientras caminaba de aquí para allá, tratando de prepararse mentalmente para cualquier resultado. A las ocho en punto, abrió la puerta de su departamento con todo el sigilo. Caminó despacio por el pasillo y tocó la puerta tres veces.

Esperó. Un minuto, dos minutos, tres minutos. ¿Cuánto tiempo debería esperar a BaekHyun? Su corazón atribulado quería esperarlo por siempre.

ChanYeol cerró los ojos y suspiró. Era el final. El muchacho no abriría. Sus manos grandes se volvieron puños, estaba preparándose pare lidiar con el rechazo. Era lo justo, abandonó a BaekHyun sin decir nada, salió huyendo como el hombre cobarde que es. Se merecía todo el dolor del mundo, su corazón débil había traído sufrimiento a mucha gente ya. Lo tomaría como parte de su redención, el castigo adecuado para sus crímenes.

Cuando estaba a punto de dar la media vuelta, la puerta se abrió. 

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora