Situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas. Siento que mi corazón se vacía poco a poco. Ya no sé qué hacer. No es la ciudad la que me come vivo, es la vida misma la que está a punto de devorarme.
YulRi había tenido una mala mañana. Mientras tomaba la terapia, sintió unas náuseas incontrolables. Apenas pudo llegar al sanitario a tiempo, pero su blusa no se salvó. BaekHyun la dejó encargada con una enfermera, mientras él iba a buscar ropa limpia al departamento de KyungSoo.
El chico estaba aprendiendo a utilizar el metro. Pero, apenas sabía cómo ir del departamento al hospital y viceversa, porque el horario de su amigo se volvía pesado algunos días, y él debía llevar a su madre al hospital solo. Aunque era algo muy básico, lo hacía sentirse autosuficiente. Después de todo, no podía depender de su mejor amigo para siempre. Aunque, fue KyungSoo el que le regaló la tarjeta recargable del metro, y también le dio algo de dinero para emergencias. No era mucho, pero no quería que los ahorros de la familia Byun se fueran en pequeñeces.
Desde que dejaron al señor Bo, las cosas no habían ido del todo bien. BaekHyun sentía que salía de una pesadilla, para entrar en otra. Aunque KyungSoo los trataba de maravilla, a él y a su madre, el espacio en el departamento era limitado. Además, él se sentía culpable por invadirlo así. El problema era, que aún no había conseguido un nuevo empleo, parecía que la suerte no le estaba sonriendo para nada. Y, sin empleo, tampoco podía pagar una renta. El chico Byun pensó en utilizar sus ahorros para ello, pero tampoco era la decisión más sabia, porque el tratamiento de YulRi estaba alargándose, no sabía cuánto tiempo más podría seguir pagándolo. Para colmo, las autoridades de la universidad le prohibieron vender sus frituras ahí. Había intentado hacerlo en los alrededores, o en las calles cercanas al hospital, pero la ganancia apenas era suficiente para una nueva inversión. Era difícil mantener una actitud positiva, mientras sus problemas daban vueltas en su cabeza sin parar.
Cuando llegó al departamento, sacó la llave extra que KyungSoo le había dado, y abrió apresuradamente. No quería hacer esperar a su madre. Entró y se encaminó hacía la habitación. Un sonido lo paralizó frente a la puerta. Eran... gemidos.
El corazón de BaekHyun comenzó a latir rápidamente, mientras una sensación de déjà vu se apoderaba de él. Había escuchado sonidos similares en la tienda de Bo, y muy en el fondo sabía de qué se trataba. A pesar de ser un buen chico, BaekHyun no era del todo un ángel, había visto cosas, por su cuenta y gracias a su mejor amigo también. Algunas tardes, no eran sólo de videojuegos.
Como el gato que murió gracias a su curiosidad, BaekHyun giró lentamente la perilla de la puerta. A través de la delgada ranura, pudo ver a un KyungSoo desnudo, moviéndose lascivamente sobre el regazo de un hombre mayor, cuyas manos exploraban obscenamente el cuerpo de su mejor amigo. Sus respiraciones entrecortadas, mezcladas con gemidos intensos, denotaban la naturaleza de sus actividades. El muchacho cerró la puerta. Un intenso sentimiento de culpa inundó su pecho. Con la necesidad de huir pulsando en su pecho, se apresuró al cuarto de lavado. Tomó una blusa sucia de YulRi y se marchó.
***
JunMyeon revisó las radiografías de YulRi una y otra vez. Su corazón nunca estuvo tan intranquilo. Sus ojos se cerraban de vez en cuando, deseando que lo que estaba frente a ellos, fuera sólo una ilusión.
Sin embargo, la vida funciona de esa manera. Siempre habrá obstáculos que sortear, y él debía dar lo mejor de sí mismo.
Después de tres meses de terapia, el cáncer de YulRi no había disminuido en lo más mínimo. El doctor sabía que este caso sería difícil desde el principio. Su hermana le advirtió que la enfermedad que aquejaba a la mujer, era del peor tipo. Pero, él no estaba preparado para encariñarse tanto con su paciente, y claro está, con el hijo de su paciente. JunMyeon suspiró. Se sentó en su cómoda silla de cuero, con los ojos clavados en las radiografías. Intentaba formular en su mente las palabras adecuadas para informar su diagnóstico más tarde. No había otras opciones, la paciente tendría que someterse al tratamiento más agresivo y, tristemente, más caro. ¿Qué más podía él hacer por la pequeña familia Byun? Sí, tenía un sueldo envidiable como uno de los mejores oncólogos, no sólo de Seúl, sino también de Corea. Podría pagar el tratamiento sin problema. Pero, sabía que BaekHyun no aceptaría algo así. El pequeño era demasiado obstinado. Quizá, sería buena idea inventar una mentira, no sería la primera vez. Ya le había mentido al chico Byun sobre el descuento que la junta directiva del hospital había autorizado. Era mucho menos de lo que él le había dicho, y el propio doctor Kim estaba pagando la diferencia.
Luego de un rato de darle vueltas al asunto, decidió intentarlo de nuevo. JunMyeon tomó su teléfono y llamó a los miembros de la junta directiva.
***
—¡Baek! ¡Mamá! ¡Traje la cena! —KyungSoo cerró la puerta con el pie, pues llevaba ambas manos ocupadas con contenedores de comida.
BaekHyun salió del cuarto de lavado, donde había pasado la tarde usando la lavadora. Lavó la ropa de su madre, la suya y la de KyungSoo, también las sábanas y las toallas que había estado ocupando. Lo menos que podía hacer, era mantener el departamento limpio. Además, era incómodo pensar que YulRi se recostaría sobre las sábanas que fueron ensuciadas antes.
—Shh... Mamá duerme —avisó BaekHyun, sonriéndole a su amigo—¿Qué es eso, Soo?... Es demasiada comida.
BaekHyun miró fascinado, cómo KyungSoo destapaba los contenedores sobre la mesa. Eran manjares dignos de un rey. Diferentes guisos y guarniciones. Incluso había comprado un pequeño pastel.
—Nada, nada. Pensé que sería bueno tener una cena deliciosa con mi familia —KyungSoo se acercó a su amigo y rodeó sus hombros con el brazo, mirando orgulloso la mesa repleta de comida.
Sin embargo, BaekHyun lo sabía bien. Mientras lavaba la ropa, ató todos los cabos sueltos en su cabeza. No era coincidencia que KyungSoo hiciera un pequeño derroche de dinero esa noche, justo después de lo que había visto. BaekHyun no lo juzgaría, claro está. Siempre respetó la vida privada de su mejor amigo, si no lo cuestionó en la preparatoria, no lo cuestionaría ahora, que lo ha ayudado tanto.
—¿No deberíamos despertar a mamá Byun?
—Hoy tuvo un día pesado. Será mejor que duerma. Más tarde le llevaré algo de comer... Seguramente le gustará el pastel, se ve delicioso.
—Es libre de gluten, sin azúcar y sin lactosa —explicó KyungSoo, sintiéndose aún más orgulloso—. Además... Tengo una pequeña sorpresa para ti.
El muchacho tomó una de las bolsas y sacó una pequeña caja blanca.
—¿Qué es esto? —BaekHyun tomó la caja, con una expresión de confusión en su rostro.
—Ábrelo.
El chico Byun obedeció. Adentro, estaba un teléfono celular de última generación. Lo tomó en la palma de su mano, sólo para percatarse de que no pesaba nada.
—KyungSoo, no...
—¡Hey! No vayas a decirme que no puedes aceptar esto y todo ese bla, bla, bla. Es un regalo que mi corazón le da al tuyo.
—KyungSoo, ya haces demasiado por mí, no puedo aceptar esto. Es muy costoso...
—Escucha. Ahora puedo darme ciertos lujos, ¿sí? Sé que la situación no es fácil por ahora. Y sí, quizá debí darte el dinero, en lugar de comprarte este aparato. Pero, tú también mereces un gusto de vez en cuando. Te esfuerzas mucho, Baek. Lo que estás pasando no es un chiste. Además, me tienes a mí, juntos saldremos de esto y pronto veremos a mamá Byun sana. En esta era de modernidad, un teléfono celular funcional es muy necesario. Incluso puedes descargar aplicaciones para buscar empleo. Eso es algo que no puedes hacer con el fósil ese que cargas en el bolsillo.
—Oye, no es un fósil... Mi mamá me lo compró cuando entré a la secundaria. Sirve para lo básico —musitó BaekHyun, sintiéndose avergonzado.
—Sí, sí, sí, lo que digas. Ahora podrás tomar tus lecciones en cualquier momento, sin tener que cargar con esa laptop que te dio tu novio.
—Oye, no es mi novio —el rostro de BaekHyun se puso tan rojo como un tomate. Puso el aparato sobre la mesa y se rascó el cuello con nerviosismo.
—Eres un tonto, Baek. Ni siquiera conozco al doctor, y ya puedo decir que quiere comerte entero. No puedo creer que seas tan ingenuo. Uno no da regalos así a gente que apenas conoce. estoy seguro que tiene intenciones sucias contigo... Mira, hice que conservaras tu número. Así tu novio podrá llamarte sin problemas —se burló, tomando el teléfono para mostrarle a su amigo todas las nuevas funciones–. Puedes tomarte fotos sensuales para enviárselas al doctor Kim.
—¡Cállate, estúpido! —BaekHyun rio nervioso, cubriéndose el rostro.
Los amigos cenaron entre bromas. Olvidando, por un par de horas, lo cruel que la vida puede llegar a ser.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un observador
Romance"Caminas por el mundo con los ojos cerrados. No imaginas que haya alguien observándote, deseándote, soñándote. Mis ojos no te miran, te mira mi corazón." Desde la primera vez que lo vio, BaekHyun cayó enamorado del chico nuevo. Su amor silencioso se...