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La maravillosa vida, me ha hecho un regalo hoy. Me ha quitado el aliento. Te sentí... Te sentí muy cerca. Saliste de mis sueños por un segundo.

La noche se escurrió entre sus dedos, como la condensación de las heladas botellas de cerveza. En algún momento, ambos chicos terminaron sentados en el borde de la piscina, mirando los hermosos reflejos del agua a la media noche. KyungSoo estaba entrando en un estado de ebriedad que BaekHyun no había visto antes, incluso había dejado atrás su lado parlanchín, ahora su mirada estaba fija en algún punto lejano. Kim BongCho se había encargado de darles cerveza sin parar. Siempre aparecía frente a ellos con botellas llenas, cuando las suyas se vaciaban. Pero, BaekHyun era lo suficientemente inteligente, para tirar la mayor parte del líquido en algún rincón. ¿Quién lo notaría? Todos estaban ebrios ya, bailando, coqueteando, tocándose en algún rincón de la casa.

—KyungSoo... Deberíamos ir a casa ahora —BaekHyun sostuvo a su amigo, antes de que cayera a la alberca.

—No... Es... Estoy bien... Vamos a baaailar —KyungSoo lo miró con los ojos semi cerrados. Como pudo, se levantó y jaló a su amigo para que hiciera lo mismo—. Además... Aún no vemos al apestoso.

—¡Hey! Amigos, no me digan que ya se van —Cho apareció en ese momento. Estaba acompañado de su mandada de matones, SeoWoo entre ellos. Eran seis chicos, que se encargaban de hacer que la vida de BaekHyun en la escuela, fuera un pequeño infierno.

—Yo, creo que sí debemos irnos. KyungSoo no se siente muy bien...

—¡Tonterías! —Cho se acercó para poner un brazo sobre los hombros de BaekHyun. Pero, su toque no era amistoso o cálido como el de KyungSoo. Otro escalofrío recorrió el cuerpo del joven Byun—. Lo mejor de la fiesta apenas comienza.

—¡Déjalo! —espetó KyungSoo. Pero, pronto fue silenciado por SeoWoo, quien imitó las acciones de Cho y atrapó al chico ebrio en un abrazo torpe y demasiado apretado.

—Tranquilos, amigos. Nada malo va a pasar aquí. Sólo queremos divertirnos, todos juntos, como los buenos amigos que somos, ¿no lo creen? —el tono sarcástico de Cho sólo lograba que BaekHyun se sintiera más pequeño.

Jamás se había sentido más estúpido. Fue directamente a la boca del lobo, sólo por seguir a su mejor amigo quien, claramente, no había desarrollado del todo su sentido común. Mientras los matones los arrastraban dentro de la casa, hacia la sala, BaekHyun ideaba una manera de escapar. Podía darle un buen pisotón a Cho o morderle la mano, para salir corriendo. Claro que dejaría a KyungSoo ahí. No podría correr mientras arrastraba a su amigo ebrio. Además, se lo merecía por ser un tonto que no pensó en su seguridad, antes de emborracharse hasta el tuétano. Después de todo, podía correr hasta la casa de KyungSoo y pedirle ayuda al señor Do, era un buen sujeto.

Sin embargo, la planificación de BaekHyun quedó en pausa, cuando llegaron a la sala. La mayoría de los invitados se habían marchado ya. Sólo quedaban unos cuantos, sentados en círculo sobre el finísimo piso de madera. Parecían una secta satánica a punto de iniciar un ritual. Cho empujó a BaekHyun hacia uno de los lugares vacíos, apenas y pudo obligar a sus piernas a doblarse, para caer sobre el piso. Los pequeños ojos del joven Byun, se quedaron clavados en el chico que ocupaba el lugar frente a él en el círculo: ChanYeol.

—Bien. Ahora estamos todos. Vamos a jugar —anunció Cho, tomando su lugar en el círculo, junto a BaekHyun.

BaekHyun miró a su alrededor, buscando a su amigo. KyungSoo estaba tirado en un sofá al fondo de la sala, parecía desmayado. Pero, no podía saber si era a causa del alcohol, o SeoWoo le había hecho algo, ya que permanecía sentado junto a él, como si lo cuidara celosamente. El corazón comenzó a palpitarle a un ritmo acelerado. Sólo quería salir de ahí. Podía sentir que sus manos sudaban, cuando Cho colocó una botella de cerveza vacía en el centro del círculo. ¿Qué demonios planeaba?

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora