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JunMyeon daba vueltas en la silla de su consultorio, parecía un niño intranquilo. Sostenía el teléfono sobre su oreja, con su mano sudorosa.

—¿Qué es tan importante, hermano? Me asustas un poco cuando me llamas en horario de trabajo. Tú nunca haces eso —la doctora Kim rio al otro lado de la línea.

—Yo... —JunMyeon suspiró. Estaba nervioso. Después de todo, su hermana era lo único que tenía en el mundo, y su opinión valía más que todo el oro—. Es que no podemos vernos ahora, pero quiero compartir algo contigo. No sé cómo lo vas a tomar.

—JunMyeon, de verdad me asustas. ¿Estás enfermo?

—No. Estoy muy saludable. Es más una cuestión... emocional.

—Bien, suéltalo.

—¿Qué dirías si te dijera que... me siento más atraído hacia los hombres?

El silencio reinó en la línea. JunMyeon sabía desde hace mucho, que prefería compartir su cama con el mismo sexo. Aunque le gustan las mujeres también, su balanza siempre se inclinó más hacia el otro lado. Tuvo un par de novias que su hermana conoció, pero nunca compartió con ella sus conquistas masculinas. Pensaba que era algo muy personal, que ella no necesitaba saber.

Sin embargo, desde que ocurrió todo lo de YulRi, el doctor había comenzado a replantearse muchas cosas de su propia vida. Entre ellas, la relación con su hermana, quería que fueran más cercanos; al punto de contarse este tipo de cosas y apoyarse mutuamente. Ahora, su corazón comenzaba a doler, ante la posibilidad de ser rechazado por sus preferencias.

—¡Wow! Eso es... Eso... No lo vi venir. Quiero decir, siempre me presentaste a tus novias, no imaginé que cambiarías tu orientación... Pero, está bien, hermanito. El corazón no elije, ¿cierto?

—Cierto —aunque la doctora Kim no podía ver a su hermano, éste sonreía aliviado.

—JunMyeon, sabes que yo te apoyo en todo. Nunca te rechazaría por nada. Podrías asesinar a mil personas, y aún así te visitaría en prisión.

—Lo sé. Aunque tu analogía es un poco perturbadora, te agradezco de corazón.

La doctora Kim rio. Después de despedirse con afecto, terminaron la llamada. JunMyeon se quitó un peso de encima. Siempre fue una persona libre, no le importaba realmente lo que pensaran de él, pero saber que su hermana lo amaba y lo apoyaba sin importar nada, le dio un nuevo significado a su libertad.

***

Una semana pasó desde que JunMyeon descubrió el secreto de KyungSoo. Una semana entera sin llamarlo o visitarlo. Por un lado, se sentía culpable por haber irrumpido en su privacidad así; por otro lado, se sentía molesto por las actividades secretas del muchacho. Se negaba a aceptar lo que su corazón sentía, pero cada día era más difícil. Al final, optó por alejarse unos días, era lo mejor. Necesitaba aclarar sus ideas.

Sin embargo, aquella decisión tomada unilateralmente, afectó mucho a KyungSoo, quien se debatía entre llamar al doctor o no. Pensaba, erróneamente, que había decidido rechazar su amistad, y esa era la razón de su silencio.

KyungSoo siempre fue necio o egoísta, cuando se trataba de sus propias emociones. Quizá, BaekHyun era la única persona con la que podía abrirse. Su cariño estaba extremadamente reservado, siempre juzgaba en la superficie, porque temía caer en las profundidades de una relación sin sentido, que terminaría lastimándolo. Quizá por eso, nunca se había comprometido con nadie realmente. Sólo tomaba lo que quería de los demás y los dejaba ir.

Pero, con JunMyeon era diferente. Tenía claro que los unía la ausencia de BaekHyun. Se hicieron amigos para curar su dolor, para buscar al muchacho, para sostenerse mutuamente cuando la carga sobre sus hombros se volvía demasiado pesada. Con el pasar de los meses, la relación entre ellos cambio, casi imperceptiblemente. KyungSoo no se percató de cuánto necesitaba la compañía del doctor. Acostumbrado a estar solo y vivir independientemente, no imaginaba depender de alguien emocionalmente. Y eso no le gustaba.

Diario de un observador Donde viven las historias. Descúbrelo ahora