Todos tenemos secretos, pero un evento catastrófico empujará a un grupo de amigos a sacarlos a la luz mientras luchan por sobrevivir. Ahora dime, ¿crees en alienígenas?
ADVERTENCIA:
- Lenguaje sexual explícito (+18).
- Violencia.
- No me responsabil...
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El equipo Alpha se movió después de que el equipo Beta atacara. Luego del desastre provocado por Paola y Acker, nuevas unidades de pleyadianos llegaron a la ciudad para reforzar las defensas, pero los explosivos en el camino los hicieron tomar otra ruta llevándolos al equipo Alpha.
Este equipo estaba dividido en dos grupos dirigidos por Dani y Kanae, especializados en ataque y defensa respectivamente.
La lucha fue muy pareja y aunque perdieron muchos soldados, el equipo Alpha logró acabar con la mitad de las tropas enemigas antes de llegar a las minas.
La coordinación entre Kanae y Dani en el combate era algo impresionante. Tanto así que no tenían la necesidad de hablar y eso era una gran ventaja. Los soldados murmuraban que era como si hubiesen nacido para pelear juntos. Y aunque eran conscientes de sus pasados llenos de violencia, la pareja sabía que su vínculo era más profundo que eso.
Cuando se dieron cuenta, ya estaban en la entrada de las minas.
Comenzaba la carrera.
Kanae y Dani se miraron por última vez, confiando en que ambos saldrían con vida.
En cuanto vieron a los pleyadianos acercarse, ambos grupos ingresaron por diferentes entradas a la mina y para asegurarse de que los siguieran les siguieron disparando.
A pesar de que a Kanae se le estuvieran acabando las municiones, ninguno de los dos grupos podía retroceder porque eso significaría la muerte.
Cuando los pleyadianos entraron a las minas, encendieron las luces de sus vehículos y a pesar de que el objetivo de las balas era atacarlos, algunos se encargaron de destruir todas sus luces imposibilitándolos de ver los explosivos en todas las paredes.
―Señorita, ya casi se nos acabaron las municiones―le dijo un soldado a Kanae.
―No podemos lanzar explosivos o todo el lugar explotará. Usen las ultimas balas que nos quedan para mantenerlos aquí ¡No los dejen salir! ―ordenó Kanae.
― ¡A la orden! ―dijeron los tres soldados que estaban junto a ella.
A los pocos metros de llegar a la salida, supieron que Dani se había adelantado. Las paredes del túnel comenzaron a tener grietas como producto de las explosiones del otro túnel.
Los pleyadianos notaron esto y aceleraron. Kanae ordenó atacarlos y los soldados comenzaron a disparar a las llantas de los pleyadianos, a las rocas para usarlas como obstáculos y haciendo todo lo posible para retrasarlos.
Hasta que se acabaron las balas.
Kanae no sabía que hacer más que acelerar lo más posible para escapar de esa situación, pero los pleyadianos se acercaban. Los soldados de Acker que juraron proteger a esta gente y cumplir con el plan a toda costa tomaron una dura decisión.
Cuando se escucharon gritos, Kanae se giró para ver lo que pasaba en la parte trasera de su convoy. La sangre se le heló al ver lo que hacían los soldados de Acker.
