Capítulo 21

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Luego de que recuperaron los cuerpos de los pleyadianos que saltaron, los llevaron a la misma habitación de donde habían escapado

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Luego de que recuperaron los cuerpos de los pleyadianos que saltaron, los llevaron a la misma habitación de donde habían escapado. En donde la cámara seguía grabando.

-Ahora que todo está en orden...-empezó el capitán revisando la cámara y volviendo a colocarla en su lugar-Empecemos.

-Señor, usted dijo que solo los doctores pueden tocar los cuerpos...-un joven soldado habló mientras el capitán tomaba un bisturí y lo examinaba.

-¿Ves a algún pinche doctor en la sala? -preguntó el hombre con el bisturí.

-No señor, pero-el joven fue interrumpido antes de terminar.

-¡Entonces, por qué haces unas preguntas de mierda! -el capitán gritó hasta que le sobresalieron las venas en el cuello.

-Di-disculpe se-señor-dijo el joven tartamudeando y retrocedió unos pasos en su sitio.

La imagen del capitán era amenazante, imponente y ruda; sin embargo, su actitud de saberlo todo y su afán por humillar a todos era lo que hacía que nadie dudara de su papel.

-Si alguien más tiene algo inteligente que decir, que salga de la habitación ahora-habló el hombre señalando a los soldados y después a la puerta con el bisturí.

Ninguno de los hombres se movió de su sitio. Todos adoptaron una postura firme, con la mirada en alto y evitando hacer contacto visual con el capitán, quien estaba complacido por el poder que tenía.

-¡Veamos qué hay adentro del hijo de puta! -dijo con emoción, para luego abrir el torso del pleyadiano-Increíble...

El capitán descuartizó al ser no proveniente de la tierra con la emoción de un niño abriendo un regalo. La víctima tenía una estructura anatómica casi idéntica a la humana. Las únicas diferencias entre ambas especies era el color de la sangre, el tamaño del cráneo y la longitud de sus huesos. Después de eso, no había nada anormal o diferente.

-Es casi humano-comentó uno de los soldados, quien recibió una mirada de odio del hombre manchado con sangre.

-A ninguno... ¡Repito! ¡A ninguno se le vuelva ocurrir decir que estas cosas se parecen a nosotros! -gritó tirando el cuchillo al suelo, el cual rebotó en el suelo haciendo un tintineo. Ruido que provocó que el pleyadiano que estaba recostado en la mesa de al lado comenzara a reaccionar.

-¡Capitán, el prisionero! -alertó uno de los soldados señalando al cuerpo que intentaba parpadear.

-Eso sí que no, pedazo de mierda-le susurró el capitán al pleyadiano, inyectándole anestesia. Logrando que el aún uniformado se dejara de mover.

-¡Llévenlo a una habitación y asegúrense que no pueda salir! -ordenó a sus soldados-Tengo muchos planes para él-admitió para luego soltar una risa seca que resultó un tanto perturbadora para los que se encontraban en la habitación.

Dangerous (# 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora