༒3

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Sentado detrás de su escritorio, ya hacia el hombre frío e imponente que era Jeon Jungkook. Meneaba sus dedos sobre el teclado de su computadora, siempre con su ceño fruncido por la concentración que el trabajo demandara.

Soltó un fuerte "Adelante" cuando dos toques se oyeron en la puerta de su oficina. Yoongi, su asistente tomó presencia delante de él, traía consigo un par de documentos y una lista de todas las cosas pendientes de ese día.

Sin levantar la mirada, Jungkook empezó a escuchar.

—Buenos días, Señor. —Carraspeó la garganta—. El señor Kim está preguntando por los documentos firmados del contrato de la nueva marca.

Jeon tronó su cuello, recordando el motivo de su retraso, la razón de que anoche no hubiera podido revisar el contrato. Una ligera sonrisa apareció en su rostro, era impresionante como ese chico lo había podido manipular con su hermosa y excitante voz.

—Tiene junta con los desarrolladores a las 12 y la comida con la modelo Kim Jennie a las 3, a la 5 tiene la reunión con el Señor Nam y a las 7 la videoconferencia por Skype con los inversionistas de Taiwán...

Jungkook alzó la mano callando a Yoongi.

—¿Si señor?

—Cancela la videoconferencia y prepárame otra cita con el chico de anoche... con nadie más que el mismo. —Yoongi parpadeó un par de veces antes de asimilar que su jefe estaba cancelando la reunión con unos importantes inversionistas para tener sexo—. ¿Si me escuchaste? —preguntó al no tener respuesta.

—Claro, solo pensé que hoy no querría pasarla con nadie, es su día libre y menos con el mismo, usted jamás pasa la noche con una misma persona —dijo mientras escribía las órdenes de su jefe en su cuaderno de apuntes.

—¿Tienes algún problema? —Jungkook lo miró serio, entonces Yoongi se dio cuenta de que se había expresado de más y negó rápidamente un poco cohibido—. Eso pensé. Anda has lo que te digo... y dile a Nam que tendrá los documentos en una hora, máximo. —Yoongi asintió y salió rápidamente de la oficina.

Jungkook se reclinó sobre su silla y miró al techo mordiendo su labio. Recordó la noche que pasó con el prepago.

Esa aguda vocecita lo había vuelto loco mientras decía su nombre y gemía por la forma tan abismal en la que lo estaba follando. El enorme trasero del rubio rebotando sobre su pelvis, recibiendo su pene duro dentro de su deliciosa entrada.

Gozó como jamás lo había hecho y eso, solo lo hizo que probara su cuerpo tantas veces hasta que no pudo más.

Valió cada maldito dólar invertido en esa preciosidad, el chico del cual no conocía su nombre ni le interesaba conocer, pero que deseaba con locura volver hacerlo suyo.

Salió del edificio de su empresa y caminó hasta su Aston Martín, después de terminar la junta con los desarrolladores de la nueva App que lanzaría su empresa en un mes, y se dirigió a Flavors donde tenía una cita pendiente con la supermodelo Kim Jennie.

La razón de por qué iría allí era incierta, Jennie era amiga de su madre y conocida de la infancia, quería volver a verlo. La verdad solo había aceptado por insistencia de la señora Jeon.

La saludó cortésmente cuando llegó a la mesa y se sentó frente a ella.

—Jungkook, tanto tiempo sin verte. —Jennie lo saludó con una gran sonrisa y unos ojos coquetos, verlo después de mucho tiempo fue muy grato.

Tenía que admitir que el azabache se veía muy bien, mucho mejor que la última vez que se vieron, de eso ya habían pasado más de quince años.

Jungkook era un adolescente al igual que ella, pero algo había cambiado, sus ojos no eran los mismos, eran más fríos y distantes.

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