༒25

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Solo por un instante quería ser feliz, solo por un instante quería olvidarse de todo y disfrutar de las pequeñas caricias que hacía Jungkook en su cabello mientras se encontraba recostado en su regazo sobre el sofá, iluminados por la chimenea prendida frente a ellos.

Jimin se removió entre sus brazos haciendo que Jeon se quejara un poco por el dolor de la herida de su abdomen.

—Perdón...

—Descuida —movió sus manos restando importancia y sonrió.

—¿Que ha dicho el doctor? —Jimin, preguntó un poco preocupado.

—Pronto me quitaran los puntos y estaré como nuevo —sonrió, subiendo su mano hasta la nuca del rubio, donde empujó suavemente su rostro hacia el suyo besándolo castamente—. Todo estará bien —lo dijo en todo sentido.

— Lo sé, pero... —sopesó. No podía quitar la incertidumbre de su mente—. Tengo miedo. —Apretó sus labios. No era por la salud de Jungkook, gracias a Dios había salido bien, era algo más.

—Tranquilo...

Jimin quería deshacer sus malos pensamientos pero por más que lo trataba no podía.

—¿Y si Seungri sale libre?

Jungkook lo miró seriamente y negó apretando su mandíbula.

—Eso no pasará, ese mal nacido no se volverá a salir con la suya te lo prometo.

Jimin quería creer, estar seguro de que así sería. Pero también sabía que no sería tan fácil, Seungri no era alguien que pudiera destruirse tan fácilmente.

Muchas veces había podido librarse de acusaciones peores y solo pensar en qué está vez fuera igual, le calaba los huesos de puro temor.

En estos últimos días su vida había sido una montaña rusa y su embarazo no le ayudaba mucho a su estabilidad emocional.

Por un lado aún que estaba a lado de Jungkook todavía podía sentir que algo no estaba bien entre ellos dos, al final del día era incierto lo que eran el uno para el otro.

No habían podido hablar mucho, Jungkook necesitaba reposo por la reciente operación y Jimin no había querido interponerse agobiándolo con preguntas, dudas que tenía desde aquel día que casi muere.

—Gracias, Señor Jeon. —Sus palabras salieron naturales sin embargo al subir la mirada no pudo pasar por alto el ligero brillo en los ojos de Jungkook y la decepción surgió.

El rubio se paró lentamente de sofá y se dispuso a ir hacia la cocina, ahora en la casa principal de Jungkook. Suspiró en cuanto tomó un vaso de agua y bebió de él.

—¿Que sucede? —La voz suave de Jeon preguntó detrás de él.

—No pasa nada. —Bajó la mirada hasta el vaso entre sus manos. Pero al sentir los brazos fuertes rodear su cuerpo se tensó.

Jungkook respiró severo contra su cuello y el no pudo poner resistencia ante su cercanía.

—Dime que tienes, ¿Es por ese mal nacido? —Jungkook giró su cuerpo para mirarlo a los ojos—. ¿Se atrevió a tocarte? —exclamó un poco eufórico ante la sola idea pero el rubio de inmediato negó—. ¿Entonces por qué te tensas de esta manera cuando te toco?

—Y—yo... —No sabía cómo darle a conocer sus inseguridades—. No quiero que estés conmigo solo por el bebé o porque me necesitas para tu enfermedad.

Jungkook frunció el ceño y meneó la cabeza aturdido. No sabía a qué se refería, ¿no había sido claro ya?

—¿De qué hablas?

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