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Estaba nervioso, sus manos temblaban ligeramente y con movimientos desesperados pero a la vez disimulados intentaba secarlas en su delantal pues se cubrían de sudor cada medio segundo. Jisung no era bueno con las labores domésticas, varias veces dejó caer platos y vasos siendo regañado por su ama de llaves y al final del día siempre era atendido sin la necesidad de que moviera un solo dedo, he ahí el por qué de su inquietud, no tenía ni la menor idea de si podría hacerle frente a su nuevo trabajo, no sabía si era capaz de igualar la rapidez y eficacia con la que sus compañeros se desenvolvían, pero estando de pie en la puerta de los vestidores aguardando el cambio de turno no le quedaba más remedio que seguir adelante y confiar en su escueta habilidad para servir mesas. Rogaba no equivocarse nada más empezar.

Fingió seguridad caminando decidido hasta la primera mesa que le tocaba atender, sus piernas se sentían débiles pero se las ingenió para ignorarlas, no debía mostrarse tan vulnerable o al menos no de inmediato. Se ajustó el nudo del delantal en la espalda jalando los extremos del moño con sus dedos y esbozó una gran sonrisa en el instante que los clientes se fijaron en él, eran jóvenes y se veían bastante relajados como si no fuese su primera vez en el bar para desgracia del castaño, puesto que definitivamente notarían su falta de experiencia, pero sin darle mucha importancia se plantó en frente colocando su libreta y lápiz en posición para tomar la orden.

-Buenas noches, ¿Q-Qué van a pedir? -rayos, eso había sonado tan inseguro que hasta le dio vergüenza, pero nadie le dijo cómo empezar la conversación, Chan solamente le indicó las mesas que le pertenecían y ni siquiera había podido cruzar palabra con Minho ya que él comenzaba a trabajar media hora más tarde- ¿Quieren el menú?

Los chicos lo miraron enternecidos, apenas le escuchaban por sobre la música y no hacía falta más palabras para saber que era nuevo, no lo habían visto antes y una cara como aquella en su opinión, no habría pasado desapercibida.

-No necesitamos el menú, tráenos lo mismo de siempre, pregúntale a la chica pelirroja por la mesa once y te lo dirá -le guiño el ojo descaradamente mientras se recostaba hacia atrás en el asiento, los otros tres muchachos lo miraban divertidos- lo que si podrías darme es tu número, con esa sonrisa que tienes no puedo dejarte ir sin al menos agregarte a mis contactos.

Jisung parpadeó incrédulo, no sabía si había entendido bien o no pero decidió alejarse dando una rápida reverencia en dirección a la barra, no era el mejor aceptando cumplidos ni mucho menos ligando sumándole la imprudencia de que aquella persona era un cliente, así que sacudió su cabeza e intentó disipar los malos pensamientos, olvidaría la situación y les llevaría sus vasos con dignidad.

Respiró profundo buscando con la mirada a Soojin quien se encontraba secando los vasos de cristal con agilidad, el menor arrugó la nariz disgustado, le producía rechazo ver cómo los cogía y los dejaba caer en la superficie de mármol sin cuidado, era inevitable imaginarlos rotos y ese mero pensamiento le revolvía el estómago.

-Disculpa, ¿Cuál es el pedido habitual de la mesa once? -dijo aclarándose la garganta para que lo notara.

-¿La once? -exclamó alzando las cejas.

Jisung asintió con la cabeza peinando su cabello hacia atrás, el calor que había subido a sus mejillas aún no se dispersaba y el hecho de saber que debía volver donde esos jóvenes le colocaba los nervios de punta. Maldijo internamente con frustración, de seguro si su trabajo no estuviese en juego les habría dicho un par de cosas sin mucha delicadeza, pero estaba obligado a guardar las apariencias.

-Oh, claro -se secó las manos con un trapo y garabateó rápidamente en su libreta para luego arrancar la hoja y dársela a Jisung- dame cinco minutos y te ayudo a prepararlo todo.

GLASS | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora