GLASS | minsung

14

El cabello color rojo brillante de la chica a su lado era resplandeciente bajo la luz de los rayos del sol, Minho se encandilaba solamente mirándolo por un par de segundos, preguntándose a sí mismo en qué estaba pensando cuando decidió salir con Soojin, y no porque ella fuese una mala compañía o no le gustase, de hecho, la joven era demasiado agradable y desde que había comenzado a trabajar con ella en el bar, percibió una especie de coqueteo permanente de su parte no tan disimulado dándole a entender que sus intenciones con él estaban claras, sino que el principal motivo de su inquietud se reducía a que no tenía interés en salir con alguien, y dicha inquietud se veía reflejada en las múltiples excusas y rechazos que le otorgaba, siendo aquella la única vez en la cual aceptaba una de sus variadas invitaciones a comer.

-Espero que mi madre me deje usar su auto -rió gesticulando con sus manos en el aire, viéndose hermosa y natural a ojos de cualquiera.

-Mmh -asintió sin captar la idea, fingiendo comprensión.

Lee suspiró mientras la escuchaba hablar sobre sus planes de vacaciones que sin dudas la ponían de un humor fenomenal y era horrible para él, porque siempre había sido un tanto indiferente, nunca caía demás en temas que no fueran asunto suyo, no solía entablar conversaciones profundas con nadie y a pesar de eso se las arreglaba para empatizar en la mayoría de los casos, sin embargo teniendo a Soojin a menos de un metro, parloteando feliz y entusiasmada no podía conectar, se le hacía imposible sintonizar su vibra y compartirla casi como si de otro idioma se tratase, y es que lo único que cabía en su mente era Jisung, la imagen de su rostro y el recuerdo de su melodiosa voz, Minho no había dejado de pensar en él ni por un instante y para su desgracia la noche en el bar había sido la última en la que pudo verlo en persona, sin saberlo aquella noche quedaría grabada en su corazón y no de la mejor manera. Ya habían transcurrido alrededor de ocho días.

Soojin le tocó el hombro con una mano, despertándolo de su ensoñación, sin saber el porqué y sin siquiera imaginarlo.

-Es una lástima que debas irte -se quejó poniéndose de pie, el parque en el que habían pasado el rato poco a poco se vaciaba- pero si quieres te llamo otro día y quedamos en alguna parte.

No, no se le antojaba para nada y se maldecía internamente por haber actuado de manera impulsiva, Soojin no se merecía eso, no merecía gastar su tiempo con un aburrido y desgraciado tipo que deseaba, anhelaba, ansiaba la presencia de un tercero.

Al llegar al edificio, luego de caminar varias manzanas, la pelirroja se despidió con dificultad, había insistido en acompañarlo ya que le costaba demasiado dejar ir ese momento, y es que en el fondo sabía que no obtendría más de Minho, no era estúpida y por mucho que le gustase era capaz de diferenciar cuando una persona tenía interés, y ciertamente él no mostraba ni una pizca a pesar de haberse mostrado amable y dulce con ella.

Minho sonrió cuando Soojin le dio un rápido abrazo, porque sí, era una excelente compañera y por supuesto una increíble persona, habría sido un insensible de pies a cabeza si no le hubiese correspondido tan notoria calidez, pero dicha sonrisa se esfumó en el momento exacto en que unos ojos oscuros pero intensos se posaron sobre él, quitándole la poca calma que la chica había logrado transmitirle, volviendo a colocarlo de cabeza y removiéndolo por dentro.

-Jisung -musito con voz apenas audible, Soojin había pasado a un segundo plano y quedándose quieta guardó silencio, viendo a ambos jóvenes observarse sin acercarse, sin intenciones de comunicarse con algo más que no fuesen sus ojos.

El menor de todos se aclaró la garganta rascándose la nuca, se sentía incómodo, cohibido, receloso y un poco molesto, no esperaba encontrar a su amigo con una chica en una cita y le picaba el pecho en señal de impotencia ¿Por qué no lograba fluir como el resto, como ellos? ¿Por qué todo para él era complicado? ¿Por qué no podía gritarle a Minho que tenía el corazón acelerado por su culpa?