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El roce de su dedo contra la pantalla del móvil era incesante, llevaba días buscando buenas ofertas de cámaras que pudieran siquiera hacerle el peso a la que su padre había roto, sin tener éxito, pero era testarudo y se obsesionaba bastante con las ideas que se le metían en la cabeza, y al querer comprar una nueva sin pedir ni un billete a nadie, la única posibilidad que le quedaba era ahorrar dinero de sus trabajos esporádicos y no rendirse en la difícil tarea de cazar una liquidación que valiese la pena.

La tarde cálida y a la vez nublada le permitió quedarse fuera mucho más tiempo que de costumbre, Jisung se encontraba sentado en la terraza con la espalda recargada en el asiento, los papeles y lápices llenaban toda la superficie de la mesa que tenía en frente cubriendo incluso la tasa de té y el pastelito que se había pedido, aquella cafetería siempre había sido su favorita y pocas veces la usaba como sitio de estudio, porque en primer lugar no solía estudiar y en segundo, odiaba llevar cosas de la escuela a sus lugares especiales, pero ahora era completamente diferente, ya no tenía más opción que subir sus calificaciones y por fin terminar el curso, quería que su padre se tragara todas sus palabras y que ya no tuviera motivos para meterse en su vida y en sus decisiones, necesitaba finalizar la escuela, encontrar un trabajo que no fuera en la empresa familiar y largarse por fin de la gigantesca mansión Han.

Dejó el celular en la esquina más vacía de la mesita y se enderezó, los números y ecuaciones complejas se arremolinaban ante sus ojos casi burlándose de él, era un asco en matemáticas y entre todas las materias, esa era la que más odiaba y a la cual rechazaba con todo su ser, es decir, no tenía dudas de poder superar las demás con esfuerzo y dedicación, pero matemáticas era una historia distinta, era como si su cerebro no entendiera ni siquiera los encabezados de las preguntas, le frustraba en sobremanera.

-Maldición -gruñó rascándose la nuca, poco a poco perdía la paciencia, pero apenas llevaba cuatro días intentando comprender dicha asignatura, no podía dejarse llevar por la rabia, tenía que ser constante y mantener la calma, pero estando solo como de costumbre, le costaba mucho seguir el camino correcto.

Changbin no daba crédito a sus oídos cuando Jisung le contó su plan, conocía la historia del castaño y su buena situación económica y comodidades le habían hecho crecer en un ambiente en donde no importaba cuantas cagadas hiciera, su padre siempre le sacaría de la mierda cuidándole las espaldas, es por aquello que los problemas de su mejor amigo no le parecían tan descabellados, es más, le echaba toda la culpa al señor Han, quien no supo poner atención a las necesidades de su hijo, a sus verdaderos deseos y a sus requerimientos académicos, en cambio solo se esmeró en callarle la boca con juguetes y regalos, poniendo todo en manos del dinero y del poder, pero cuando se percató de que su dinero no podía manipular todo, dejó caer su ira en contra de Jisung, culpándole por ser mediocre, tachándole de irresponsable y de holgazán, pero para Changbin, esa irresponsabilidad era fruto y reflejo de la misma negligencia y despreocupación del mayor y representante de la familia. El padre, Han Seungjin.

Quizás debía rendirse a reprobar matemáticas, tal vez obteniendo notas sobresalientes en las demás asignaturas lograría un buen desempeño de todas formas, pero quedaban pocos meses para finalizar y a pesar de ser inteligente, tenía la duda de si su cerebro sería capaz de tanto, porque no había repetido curso por mal estudiante, al contrario, la mayoría de los argumentos se reducían a mala conducta, asistencia incompleta y exámenes en blanco, Jisung ni se molestaba en ir a clase y tal rebeldía mezclada con indiferencia le había costado llevarse el año, no una, sino que dos veces.

De pronto y cuando ya casi se había dado por vencido, una ventisca se hizo presente mandando a volar todo a su paso incluidos los apuntes del castaño, quien de mala gana se levantó con la intención de agarrarlos en el aire, pero su rostro cambió de uno molesto a uno incluso más molesto cuando se dio cuenta de que uno de esos papeles había chocado de lleno con la cara de otro cliente. Jisung rodó los ojos, la impresión y sobresalto habían provocado un desastre en el joven víctima de la hoja violenta y su vaso de agua roto en el suelo eran la evidencia de aquello.

GLASS | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora