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Respiró profundo unas cuatro veces seguidas, las manos le sudaban bastante y a pesar de haberse dado ánimos frente al espejo como siempre, sus nervios aumentaban como nunca, era la primera vez que veía sus fotografías expuestas de ese modo, abiertamente y para cualquiera que quisiese echar un vistazo, y a decir verdad, aquello le revolvía las tripas.

-No tienes que hablar con ellos, solo sonríe y saluda -susurró el mayor cerca de su oreja, tratando de disimular- si te dicen algo agradece, reverencia un poco, sólo un poquito y después finges recibir una llamada...

Changbin intentaba aligerar el ambiente y lucir tranquilo, pero la realidad lo posicionaba en un lugar peor que el de Jisung, y encima nadie más que él mismo sabía el motivo.

-Lo intentaré -rió en voz baja enderezando la espalda.

La galería donde estaban era preciosa, amplia y cubierta de una atmósfera refinada, Jisung había trabajado muy duro con el objetivo de poner sus fotos en un sitio como ese y habiéndolo logrado le picaba la garganta constantemente y sus ojos amenazaban con soltar lágrimas de felicidad, estaba orgulloso de sí mismo y le fascinaba tener la capacidad de decidir sobre sus proyectos de vida como siempre lo quiso. Por fin estaba tomando el puesto de piloto, manejando su rumbo, teniendo claro el destino.

Poco a poco las personas fueron llenando el espacio, observando y analizando con interés las imágenes colgadas en las paredes, y si bien no todas eran de Han, la gran mayoría sí habían salido de su celular y cámara, siendo el vivo retrato de los momentos más significativos que había podido experimentar en el pasado año.

El cielo plagado de nubes y las luces tenues bañando las copas de los árboles se mostraban en parte de la colección de fotografías, algunas con personas al azar cruzándose en el cuadro y otras con la simpleza de un paisaje vacío pero lleno a la vez, aunque las favoritas del menor eran las que retrataba a Minho, porque si, tenía varias de ese estilo y con recelo decidió exponerlas también, ya que algo en su corazón molestaba al ver el rostro del joven siendo admirado por desconocidos, y no le importaba que en ninguna de las imágenes se viera por completo, porque no era descuidado y en cada captura tenía extrema precaución de no enfocarlo directamente, sino que solamente la mitad de su cara o su cuerpo desde atrás, su silueta a oscuras o su figura bailando en penumbras, pero aún así, sentía que su cajita de sentimientos estaba abierta al público, dejando a vista y paciencia de todos la fragilidad de su amor, la pureza de su admiración hacia el pelinegro y el deseo que se plasmaba sin permiso en sus tomas.

Perdido en sus pensamientos ignoró durante un rato lo que sucedía a su alrededor, no se fijó en Changbin marchándose rápido cogiendo una llamada ni tampoco en los pasos de alguien aproximándose.

Y tal vez si lo hubiese advertido su impresión se habría atenuado en parte, o quizás no.

-Buenas noches Señor Han, déjeme decirle que estoy impresionado, grandiosas fotos las suyas, ciertamente mis favoritas -exclamó con voz profunda y fingiendo elegancia para luego acercarse sin poder evitarlo, extendiendo los brazos y las manos, ansioso por darle un abrazo.

El castaño parpadeó incrédulo, esbozando una sonrisa involuntaria, sonrisa que sólo aparecía en su rostro cuando lo veía a él.

Lo había extrañado tanto, con cada fibra de su ser, con cada pensamiento en su mente y en cada minuto del día, la dura realidad de no poder verlo a los ojos le golpeaba el pecho como una roca cada vez que sintiéndose triste, buscaba perderse en su mirada con la intención de cobijarse en la tranquilidad que esa acción le daba, pero jamás pensó que su pecho también dolería al verlo de nuevo después de siete meses, casi como recordándole que ese chico era su favorito, su único anhelo y su más profundo enamorado.

GLASS | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora