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Finalmente el horario de cierre había llegado, y por supuesto Minho ya se encontraba listo para retirarse, sabía muy bien que esa noche llevaría a Jisung a su departamento, y no había mejor motivación que esa para alistar sus cosas rápido y largarse de una buena vez.

-¿Atendieron bien a la nueve? -preguntó con preocupación en su rostro apoyándose en los casilleros- tuve que contestar una llamada y no pude verlos cuando se fueron, dime que todo salió bien.

Minho rió negando con la cabeza y mirándolo con una ceja alzada, como si pudiera leerle la mente sin tapujos.

-¿Cuándo piensas invitar a salir a ese chico? Estás loco por él desde hace meses.

Chan abrió los ojos como platos y salió corriendo en dirección a la puerta, sus orejas y cuello de color rojo vivo lo delataban incluso más que sus tartamudeos.

-F-Felix y yo somos amigos -exclamó antes de irse- ¡Amigos!

Lee rodó los ojos.

-Nadie dijo nada sobre tu amigo Felix -se encogió de hombros escuchándolo suspirar- eres un libro abierto Bang Chan.

Dejaron la conversación hasta ahí cuando Jisung entró en la habitación, llevaba la ropa desarreglada con la camisa fuera del pantalón y el delantal arrollado en una de sus manos, a simple vista era evidente que estaba dispuesto a cambiarse. Minho lo miró y sus pupilas se dilataron, la apariencia despreocupada le quedaba tan bien que ni siquiera se le notaban las horas de trabajo encima o que fueran las dos de la mañana, el castaño se veía resplandeciente como siempre sin el más mínimo esfuerzo.

Se alistaron y despidiéndose de Soojin y Chan, salieron del bar. El viento calaba los huesos congelándoles hasta el más escondido rincón de su cuerpo, no pensaban encontrar un clima tan hostil y aquello se comprobaba con la delgada sudadera que Jisung tenía puesta y la cual había escogido con la esperanza de una noche cálida.

-Estás temblando -dijo mirándolo de soslayo mientras en su cabeza organizaba sus ideas y llevaba a cabo el plan perfecto para darle su propia sudadera sin que pareciera premeditado.

Jisung no le dio importancia, pero no porque le diera igual estar muriendo de frío, sino que no quería importunar a Minho y obligarlo implícitamente a que le diera parte de su ropa, aunque en realidad la idea de vestir una de sus prendas era bastante atractiva, pues conservaba incluso el recuerdo del aroma característico a vainilla que inundaba el departamento y la fragancia dulce de las sábanas en las que se arropó plácidamente la primera noche que pasó en el hogar del mayor.

-Últimamente me siento mucho mejor lejos de mi casa, es un alivio salir y no regresar -admitió abrazándose a sí mismo y enlenteciendo un poco el paso- es como si estando allí no estuviera seguro.

Minho se quitó por fin la chaqueta para poder sacarse también la sudadera y dársela a Jisung.

-Mi hogar es el tuyo -susurró dejándole la prenda sobre los hombros y rozándole el cuello con sus manos. Estaba muy frío.

El más bajo intentó calmar los latidos de su corazón sin éxito.

-No quiero que esos compañeros tuyos vuelvan a acosarte solo por tener tu dirección.

-Oye, a propósito de eso -abultó sus labios rascándose la nuca- ¿Cómo supiste su nombre? El nombre del "líder" de su pandilla.

Minho recordó en fracción de segundo todo lo que había hecho para encontrarle, que para ser completamente sincero no había sido mucho, simplemente pulsar el perfil de Jisung en las redes sociales.

-Internet -rio- te sigue en instagram, fue pan comido, el tipo era un cobarde -se burló- sólo escuchando el nombre de un real pandillero casi se caga encima -rodó los ojos- por cierto no es mi primo, solo lo conozco de vista.

GLASS | minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora