Apenas pise el suelo y la cabeza me dio vueltas como en una ruleta. El sol apenas comenzaba a hacer su aparición y un nuevo día me esperaba. Me levanté apoyándome en la pared, tomé un poco del agua de la jarra al lado de mi cama y el estómago se me revolvió.
Corrí al baño y las arcadas no se detuvieron. Me quedé hincada al lado del inodoro por unos minutos hasta que Leticia me vio.
-¿Alteza se encuentra usted bien? – Su mirada era de sorpresa.
-Si – me levanté despacio – Tal vez solo ha sido la cena de ayer, no me cayó tan bien.
-¿Esta segura que debería ir al desayuno con el príncipe o desea reposar un momento más?
-Estoy bien – me enjuague la boca. – Me baño y comenzamos con la agenda. – Le sonreí, aunque me sentía agotada.
Tomé mi ducha habitual, escogí el atuendo del día y junto con leticia nos encaminamos a los autos para llegar a la residencia del principado.
-¿Te encuentras bien? – James se unió a mi caminata del dormitorio al auto.
-Si. Una mala noche es todo. – Le sonreí a medias.
-Te noto pálida y algo me dice que no estas bien. ¿Necesitas ir a un doctor?
-No, no. Estoy bien, solo son consecuencias del oficio.
Me abrió la puerta del automóvil y ese fue el final de nuestra conversación.
-¿Tardaremos mucho en el desayuno?
-No hay hora especifica de terminación alteza, porque después del desayuno irán al hospital ya se lo había comentado ayer y después del hospital ya regresaremos a la residencia del ministro.
-¿Hoy es la cena de bienvenida cierto?
-Así es alteza.
-Gracias Leticia.
Al llegar a la casa del príncipe, nos recibió quien parecía ser su mayordomo y pidió disculpas por no estar el príncipe presente pero una reunión se había tardado más de lo normal, pero que estaba presente en el comedor donde seria nuestro desayuno.
El palacio parecía ser una pequeña parte de lo que eran todos los palacios en donde reinaba siempre el monarca, para verse como la residencia oficial del príncipe se notaba pequeña, pero tenía tantos detalles en las paredes, alfombras, techo, que me hacía dudar si el palacio de sus padres era mas llamativo o este lo superaba por mucho.
Llegamos al comedor y un alegre príncipe Oscar nos recibió.
-Alteza. Buenos días. – Salude al estrecharnos y darnos un beso de mejilla.
-Buenos días princesa. Lamento mucho no poder recibirla antes, pero una reunión con el rey se retardó mas de lo previsto.
-Comprendo.
-Adelante – Señaló la mesa circular. – Podemos comenzar.
Ambos tomamos nuestros asientos correspondientes y el desayuno típico de Suecia fue servido ante nosotros (huevos, pan tostado, jamón, tomatillos y pepinillos) siempre había una regla, aunque te sirvan algo que no te guste te lo debes comer por el anfitrión, sino es una descortesía muy mal vista de tu parte. Mi único impedimento era que hoy no estaba con los ánimos de comerme algo que no fuera de mi agrado, este caso los pepinillos por la mañana.
-¿Qué le ha parecido esta mañana? ¿El clima le agrada?
-La mañana está mas resplandeciente que ayer, me agrada.

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Reglas del juego.
Fiksi RemajaSegunda parte de "¿Jugamos?" A veces la vida nos pone obstáculos para saber que tan fuertes somos, algunos duelen y otros simplemente nos dejan un raspón que se cura fácilmente. Esta vez a Charlotte le dejaron el corazón hecho añicos. Durante su a...