-Alteza, ¿Me está escuchando?
Volví de mi trance.
-¿Si? Perdón, no he puesto atención.
-Alteza estamos a pocas horas de aterrizar y le he dicho las indicaciones que debe hacer en cuanto lleguemos y al parecer solo hable a la pared. Se los volveré a repetir, ¿Esta vez tomara atención?
Asentí. Y le di la palabra.
-Esta bien, de nuevo le repito, al aterrizar el avión, o mejor dicho minutos antes, usted debe cambiarse de atuendo, no se preocupe ya lo tenemos listo y su orden de nivel jerárquico según los títulos usted debe ser la última en bajar del avión, por favor procure, guardar la distancia y....
-Leticia, yo me encargo. - Escuché a Nicolás y volví a la realidad. Sí de nuevo no estaba prestando atención.
-¿Qué? - Pronuncié. Nicolás ocupo el lugar de Leticia. - ¿Me he ido de nuevo verdad?
-¿Qué carajos te pasa? Estamos a nada de llegar a Kenia, el viaje me ha dado dolores de cabeza y ver a mi hermano más de 12 horas en el mismo vuelo solo me pone de malas y no sé porqué y ahora súmale que tú ni enterada estás de lo que debemos hacer.
-No puedo concentrarme eso es todo.
-¿Qué pasó en la reunión con la abuela? Desde hace dos días estás perdida, como si habláramos con un muerto viviente.
-Nada, solo que...
-¿Qué Eva? Ni el celular me contestas.
Me acerqué un poco a él y le dije en susurros.
-Por si no te has dado cuenta, no tengo el celular, me fue retirado indefinidamente.
-¿Qué dices? - Su gesto cambio a confusión.
-No puedo decírtelo ahora mismo, pero pasaron muchas cosas el día que llegue tarde al Palacio. Tengo que cambiar, debo de ser una princesa.
-¿Estás bien? Me parece como si me contarás una historia de suspenso, ¿Quieres decirme qué carajos pasa?
-Cuando estemos en el hotel hablaremos, no puedo decirte nada por ahora.
-Eva más te vale que me tengas una respuesta porque esto no me está gustando.
-Te lo contaré todo, eres en el que más confío.
-Altezas, es hora, deben cambiarse.
Seguí a Leticia y entramos en una habitación pequeña, mis fuerzas eran nulas y tenía ganas de llorar. Leticia vio mis intenciones y fue ella quien se encargó de cambiarme. Para la ocasión cambiamos la ropa de vuelo por un vestido floreado rojo de mangas cortas con olanes a lo largo de la rodilla, el maquillaje sutil, casi al natural, el cabello suelto y las tan distinguidas zapatos de tacón color rosa pastel. Leticia me entregó una cartera color cereza y me dio el consejo de que no dejará de sonreír por más cansada que estuviera.
Salí del pequeño cuarto de cambio y mis primos ya estaban en posición para bajar, Nicolás me vió y me sonrió, mientras que Carlos se limito a una señal con la cabeza. Cómo estaba previsto al aterrizar el avión, esperamos unos minutos más arriba y Carlos estrecho la mano de las azafatas y el piloto, Nicolás y yo hicimos lo mismo dando las gracias por el viaje. Mis mejillas apenas y se podían curvear por la sonrisa, pero no fue hasta que vi a todos aquellos paparazzis de frente a nosotros. Cómo nos habían indicado antes, esto debía pasar y el que debería ir primero es Carlos, una escalera detrás Nicolás y yo con la misma distancia hacia Nicolás. Esta debía ser la primera imagen para todas las revistas, mostrar que la familia italiana había llegado y que los futuros en la monarquía sabían que lugar tenían. A los pies de la escalera nos esperaba una alfombra roja y estaban parados el presidente del país, junto con sus secretarios de rangos importantes que solo me limitaría a saludar.
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Reglas del juego.
Teen FictionSegunda parte de "¿Jugamos?" A veces la vida nos pone obstáculos para saber que tan fuertes somos, algunos duelen y otros simplemente nos dejan un raspón que se cura fácilmente. Esta vez a Charlotte le dejaron el corazón hecho añicos. Durante su a...