Capitulo 43

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Bajamos del avión y nuestro día comenzó a dar marcha. Tres autos negros nos esperaban, todas blindadas y el equipo de seguridad al lado de estos. Aunque oficialmente estábamos aún de vacaciones por la luna de miel Leticia y Sergio nos recibieron al pie del avión.

-Alteza. – Leticia hizo una reverencia y la saludé con besos en la mejilla.

-Buenas tardes, Leticia. – Sonreí. Caminé hacia Sergio.

-Alteza. – Repitió el protocolo. Saludé como se debía.

James detrás de mí, les estrechó las manos y lo saludaron como señor James. Los cuatro nos subimos a dos camionetas distintas.

-¿A dónde vamos? – James habló.

-Es nuestro último día de descanso, así que me parece que a nuestro hogar.

Recorrimos nuestras dos horas de camino a casa y efectivamente el auto se estacionó frente a la puerta principal. Los guardias de seguridad abrieron ambas puertas. James y yo nos tomamos de la mano frente a la casa.

-Estamos en nuestra casa.

-Nuestra casa. – Susurré y un sentimiento me invadió.

Repentinamente James me cargó sobre sus brazos.

-¿Qué haces? – Chillé. – Bájame, nos ven todos.

-Estoy cruzando el umbral con mi esposa en brazos, ¿Así lo determina la tradición no?

Pensaba contradecirlo, pues se supone que únicamente se cruza el umbral en la primera puerta a la que entremos después de la boda y esta era la cuarta puerta por la cual atravesábamos, pero la diferencia de todas era que ahora estábamos en casa.

Toqué el suelo cuando todo nuestro alrededor cobró vida. Los muebles, pinturas, la decoración, los electrodomésticos, todo estaba en su propio lugar. Me asombré por el trabajo que habían hecho mientras estábamos afuera, aunque me hubiese gustado realizarlo por mi cuenta.

Como hormigas trabajadoras, todo el servicio que nos asistiría en la casa se formó frente a nosotros.

-Alteza, señor James... - Mencionó Leticia. – Este es el equipo de servicio que estará a su disposición.

Comenzó a caminar hacia ellos y a presentar a cada uno, como lo demandaba el protocolo debíamos saludar a cada uno, yo primero, James después. Alrededor de quince personas se encontraban ahí para ayudarnos en lo que fuese. Un chef, dos ayudantes, la ama de llaves, tres mucamas, dos jardineros, un mayordomo, dos encargados de los animales del pequeño establo, un ayudante y dos choferes. Era imposible que en el momento nos aprendiéramos los nombres, pero tendríamos tiempo para conocerlos.

Leticia dio la orden de que podían volver a su trabajo y todos desaparecieron.

-¿No es mucha ayuda por el comienzo?

-Alteza, se redujo el personal. – Contestó Sergio. – Se tenían pensado veinte personas.

-¿Podemos disfrutar de nuestras ultimas horas? Tal vez... ¿Iniciar mañana?

-Técnicamente hoy es su primer día Alteza de regreso con todas las obligaciones.

-¿Debemos conocer algo más o podremos dar las vueltas por los alrededores? – James intervino.

-¿Por donde desean iniciar? Tenemos una agenda que verificar. – Leticia respondió.

-¿Has dicho que hoy es nuestro primer día de regreso, cierto?

-Así es alteza.

-Entonces... como Su Alteza Real Princesa de Italia tengo como primer mandato que hoy Sergio y tú se tomen el día, sé que ambos no han descansado este ultimo mes, mañana con calma iniciaremos con todas las actividades.

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