Laura mencionó que la cena estaba servida y todos comenzamos a tomar nuestros lugares. Sirvieron a cada uno y todos los presentes parecían estar gustosos con la cena. Entre charlas cortas y algunas risas causadas por los mas pequeños toda la familia se unió, mis padres estaban cómodos, la familia de James olvidó las formalidades y entre James y yo no dejaban de sobresalir nuestros coqueteos por debajo de la mesa.
Ava comió el último pedazo de carne emitiendo un sonido de satisfacción absoluta.
-¡Esto está absolutamente riquísimo! – Terminó diciendo con lo dedos en la boca.
-Ava, la servilleta. – Mencionó su madre para recordarle los modales. – Deberíamos pedirle la receta a la tía Eva, lo han terminado por completo.
-Es que mamá, tía Eva cocina mejor que tú. – mencionó con inocencia.
Todos rieron.
-¿Ah sí?
-Tía Eva, ¿Puedes cocinar para nosotros en casa?
-Bueno, el merito no es solo mío, Laura me ha ayudado.
-Laura, ¿No quieres venir a casa para preparar la comida?
-Bueno... tengo una idea mejor, ¿Qué tal si les enviamos la receta completa?
-¡Sii! – Chilló. – Mamá debes seguirla al pie de la letra.
-Haré un esfuerzo.
-¿Hoy habrá postre? – La niña pareció no interesarle más las intenciones de su madre.
-Es una sorpresa. – Mencionó James.
-¿Tendré que esperar? – Su cara se volvió triste.
-Solo un poquito.
-Entonces... papá ¿Puedo...? – Se refirió a ir de la mesa al sofá a entretenerse con los aparatos tecnológicos.
-Solo no peleen.
-Si capitán – Y de manera automática su mano derecha tocó la frente en forma de saludo militar.
La plática de adultos continuo con normalidad y Laura hizo el favor de traer el postre. Se partió la tarta en porciones iguales añadiendo una bola de helado de caramelo al lado. La familia degustó su postre y se rindieron en halagos a mi persona.
-¡Es delicioso Eva! – Mencionó mi suegra.
-Lo mejor que he probado hasta ahora. – Repitió mi padre.
James sonrió con orgullo.
-Bueno, esta vez no me den los méritos, el postre no ha sido mío.
-Lo he preparado yo solito. – Un James orgulloso de sus logros salió a flote.
Todos se quedaron sorprendidos.
-¡Sabia que mi nieto no era solo bueno para los números! Felicidades hombre. – La abuela fue la primera en hablar. – Por lo menos sabemos que Eva disfrutará de buenos postres en su vida independiente.
Todos rieron. Y ahora se dirigían a James diciéndole que por fin había encontrado algo de vocación en otra cosa que no fuese finanzas.
-¿No nos han avisado para el postre? – Una Ava refunfuñada llegó a la mesa.
-Ven, pruébalo. – Laura le sirvió un poco.
La niña introdujo la cuchara pequeña en sus labios y los ojos se le agrandaron.
-¿Y que tal? – Mencionó su madre.
-¡Está riquísimo! – se relamió los labios. - ¿Lo has hecho tú tía Eva?
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Reglas del juego.
Teen FictionSegunda parte de "¿Jugamos?" A veces la vida nos pone obstáculos para saber que tan fuertes somos, algunos duelen y otros simplemente nos dejan un raspón que se cura fácilmente. Esta vez a Charlotte le dejaron el corazón hecho añicos. Durante su a...