Unas caricias suaves me recorrían el brazo.
-No, cinco minutos más.
-Llegaremos tarde, nos están esperando.
-Que sigan esperando. – Me aferré a su pecho.
-Señora Acker, ¿Esta segura que quiere hacer esperar el día que he organizado?
-Si no me harás el amor, no me importa lo demás.
James rio.
-¿Pero que ha dicho usted? ¿Acaso he creado un monstro?
-Se supone que es nuestra luna de miel y hemos dormido – Lo miré a la cara.
-Te prometí que después de nuestra boda religiosa no saldríamos de la habitación por semanas. ¿Alguna vez he fallado a mi promesa?
-No, pero.... También quería que ayer nuestros cuerpos conectaran.
-Conectamos cariño, todas las noches conectamos. – me besó la frente.
-No me refería a dormir y lo sabes.
Volvió a reír.
-Si mi abuela llegara a escucharte que ruegas por una porción de amor en la cama aseguraría que no soy un semental en la cama y me lo reprocharía en la cama.
-Bueno, pues le diría que esta en lo incorrecto, que eres un autentico dios en la cama y en cualquier lugar.
-¿Segura qué harías eso?
-No. – sonreí apenada.
-Lo suponía aun no eres tan valiente para hablar de tu sexualidad con otros y eso me gusta, solo conmigo debes compartir todo. Nuestra sexualidad nos corresponde solo a los dos.
-Me gusta la idea de pensar que de ahora en adelante así despertaremos para siempre. Antes lo hacíamos, pero debíamos de escondernos o mentir sobre lo nuestro, en cambio ahora somos esposos – Miré mi dedo anular izquierdo – Y no puedo estar más contenta por ello.
-Yo también estoy feliz de tenerte ya solo para mí, el resto me importa muy poco. – Me dio un casto beso. – Ahora que por fin te tengo despierta creo que es hora de ducharnos.
Se separó de poco en poco y se levanto de la cama para dirigirse al baño de la habitación.
-¿No nos ducharemos juntos?
-No creo poder contenerme.
-¿Estas bromeando cierto?
-Señora Acker creo que ya debería saber que yo nunca bromeo.
-No te conozco. – Lo mire entrecerrando los ojos.
-Lo dudo. – Se deslizó el pijama y la ropa interior.
Cabrón, estaba tentando al diablo y el lo sabia perfectamente. Con su cuerpo escultural ingreso al baño y escuche la ducha caer. Me quede otro rato en la cama y mire al techo aun sin creerme todo lo que nos estaba sucediendo.
Minutos después salió del baño y ahora era mi turno, hice lo mismo que él y me acerqué para darle un beso mis pezones rozaron su torso desnudo con gotas de agua y se endurecieron ante su contacto. Él inhalo fuertemente.
-Deberías apresurarte, estamos justo a tiempo.
-Por si no lo sabias te casaste con la mujer más impuntual. – Le rocé los labios.
-No juegues así.
-¿Así como? – Me tomó de la cintura.
-Tenemos poco tiempo. – Dijo tajante.
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Reglas del juego.
Teen FictionSegunda parte de "¿Jugamos?" A veces la vida nos pone obstáculos para saber que tan fuertes somos, algunos duelen y otros simplemente nos dejan un raspón que se cura fácilmente. Esta vez a Charlotte le dejaron el corazón hecho añicos. Durante su a...