Días después.
-Alteza, el martes tiene el acto oficial de visita en la fundación.
-Lo sé, me he estado preparando para eso. ¿Puedo entrar caminando?
-¿A qué se refiere? – Leticia parecía no entenderme.
-Me refiero a que no quiero que el auto me deje al frente de la fundación, sé que se ha hecho la cita en el comedor comunitario para familias con poco nivel socioeconómico de vida y la verdad he pensado que si llego en auto no se verá precisamente como un acto de caridad.
-Pero alteza, estarán los medios de comunicación y habrá multitudes, usted sabe que el auto es por protocolo de seguridad.
-Lo sé, solo estoy pidiendo que el auto quede a unos metros antes del evento para que no piensen mal o la publicidad amarillista quiera hacer de las suyas.
-Pero habrá más seguridad en su camino.
-No me importa, solo que quiero estar más conectada a la población, no deseo que piensen que, porque me he casado, he dejado de ser la princesa que los ayuda.
-Tengo que comentarlo en nuestra reunión matinal.
-No creo que no sea aceptada la propuesta.
-Alteza estamos hablando de su seguridad.
-No me niego a que más guardias me acompañen, solo pido no entrar con el auto. ¿Puedes hacerme ese favor?
-Haré lo posible.
-Conociéndote, sé que es un sí. – La abracé inesperadamente. – Gracias.
-¿Hoy es cumpleaños de Leticia y nadie me ha dicho? – Nicolás nos vio abrazadas.
-¿A qué has venido? – Nos separamos.
-Te busco, me han dicho que me quedaré en tu casa por los siguientes tres días.
Lo miré amenazadoramente.
-¿Hemos terminado por hoy? – Pregunté a Leticia.
-Así es Alteza, tengo que hacer unas llamadas y corroborar el evento del martes. ¿Nos reunimos a las cuatro para su reunión con los inversionistas?
-He olvidado mi cambio de ropa, ¿Puedes llamar a casa que enviaran a alguien por ella?
-No se preocupe me encargo de ello.
-Gracias.
Levantó los papeles de la mesa y nos dejó a solas.
-¿Por qué cuando llegas Leticia siempre se comporta diferente?
-No lo sé, nunca le caí bien.
-No, no es eso, si no fueras de su agrado no te miraría y además siempre estuviera al pendiente cuando me visitaras. Me preguntaría antes y te agendaría.
-¿Las flores las pusieron hoy? Se notan frescas. ¿Crees que envíen un ramo a mi madre?
-Nicolas... - dije amenazadoramente.
-No hay nada, son solo conflicto de intereses.
-¿Conflicto de intereses?
-Nos acostamos una vez. – Dijo apenas audible.
-¿Qué?
-¿Qué de qué?
-Repítelo, creo que no te oí bien.
-¿Qué?
-No, eso no. Repite lo que dijiste.
-Eso dije.
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Reglas del juego.
أدب المراهقينSegunda parte de "¿Jugamos?" A veces la vida nos pone obstáculos para saber que tan fuertes somos, algunos duelen y otros simplemente nos dejan un raspón que se cura fácilmente. Esta vez a Charlotte le dejaron el corazón hecho añicos. Durante su a...