Capitulo 38

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Marzo 28

Desperté con los rayos de luz que atravesaban mi ventana. Alguien los había abierto a propósito. Apenas pude abrir los ojos para mirar alrededor, me voltee sobre la cama y tape mi cabeza con la almohada.

-Alteza. – Escuché cerca y trataron de quitarme la almohada, me aferré.

-Aún es muy temprano.

-Es hora de su desayuno.

-Puede esperar, otros cinco minutos.

-Alteza, hoy es...

-Puede esperar.

-¿Se ha levantado ya? – Escuché otra voz.

-No señorita, pide seguir durmiendo. – Le respondió.

-Alteza se debe levantar. – Reconocí a Leticia.

-La agenda puede esperar, cinco minutos más. – Apenas contesté.

-Alteza... ¡Debe despertarse!

La almohada y la sabana desaparecieron en un segundo, levanté la cabeza rápidamente, mi maraña de cabello no dejaba mirar con claridad a mi alrededor.

-¿Qué sucede? ¿Por qué tanto ruido? He dicho que puede esperar.

-Alteza hoy es su boda. – Leticia me miró extraña.

Me arreglé el cabello rápidamente y miré expectante a todos. Lo había olvidado por completo.

-¿Ya voy tarde cierto?

Carla y Leticia agitaron la cabeza.

-Ya debería haber terminado el desayuno, son a las ocho de la mañana, tiene únicamente tres horas para estar lista.

-Tendré que apurarme. – Rodee los ojos. – Me ducharé y después desayuno, ¿Esta bien?

-Si no tarda sí. Llamaré al equipo cuando esté lista.

A mi parecer el tiempo se iba demasiado de prisa, en un cerrar de ojos, estaba en la ducha y al instante siguiente ya estaban poniendo las mascarillas faciales. En mi habitación una multitud de personas entraban y salían al mismo tiempo como si se tratase del fin del mundo.

Carolina entro y visualice mi vestido terminado, todos se hicieran a un lado al verla pasar, sobre la cama se extendían metros y metros de seda con el velo. Tome un tiempo para poder levantarme y admirar la belleza de mi vestido, lo acaricie y sentí aquello irreal, ¿Verdaderamente hoy me iba a casar? ¿Estaba preparada para esto?

Muchos minutos mas tardes Marco terminó con el peinado, un recogido sencillo y el maquillaje ligero. La manicura y pedicura intocables. Las mucamas con las ayudantes de Carolina me hicieron colocarme al centro de la habitación y con mucho cuidado abrieron el vestido a mis pies, lentamente me metí en el y las ayudantes se deshicieron de mi bata de seda.

El vestido se deslizó hacia arriba, las capas de tela me rozaban a su paso, cubrí ambos brazos con las mangas del vestido y comenzaron a cerrar los delicados botones de las mangas y la espalda. Mirándome al espejo deslicé los labios hacia arriba y mostré mi felicidad, las lagrimas se hicieron presente y Marco corrió a retocar el maquillaje. Carla me ayudo a calzarme las zapatillas, mientras que me colocaban la tiara especial.

La tiara consistía en cuentas redondas de perlas y cristales preciosos, aquella había sido llevada durante años por todas las mujeres Mozzi de la familia en distintos actos oficiales, solo esta vez la portaba en una ocasión especial. La sujetaron con pasadores y a continuación colocaron el largo velo debajo de esta.

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