Capitulo 32

3.5K 245 54
                                    

Diamond me apretó tan fuerte la mano que no me importo si me la llegase a romper, la tía de James entró a saludar a toda la familia y Matthews con su acompañante la siguieron. El señor Joe estaba igual de asombrado que nosotros y solo nos dio una mirada para tratar de tranquilizarnos.

Como buena persona, saludé a la hermana de Clare con respeto. Y solo quedé expectante a lo que podría pasar.

-¿Qué haces tú aquí? – James dijo muy enojado entre dientes.

-Primo, primito, me da mucha alegría volver a verte. – Lo abrazó. – Lo mismo que tú, he venido a disfrutar en familia.

-Señor Diamond, un gusto volver a verlo, me imaginaba que había encontrado un mejor puesto en Italia, ¿Sigue ejerciendo su profesión?

La descarada de Lucia hablaba y le tocó el brazo a James como si yo no existiera. Hija de puta.

-Señorita Cornell, no tenía conocimiento que era la pareja de Matthews le aconsejo que se ande con cuidado.

-¿Pero qué dices primo? – Mathews se rio alto. – Por favor, si mi chica sabe con quién le conviene estar, o ¿no preciosa? – Se besaron sin escrúpulo alguno. – Eva ¡Querida Eva! ¿Puedo llamarte prima, cierto? – Me abrazó como si él no hubiese sido el causante de muchos problemas.

Sonreí con tensión.

-Lo puedes hacer. – Me limité.

-Espero que esta noche sea muy agradable podemos conocernos mejor, ¿Recibiste mi regalo cierto? – Seguía sonriendo.

-Fue un obsequio muy grato gracias. – seguí respondiendo con la mayor amabilidad que podía.

-¿Acaso eres tú? – Lucía estaba haciendo un espectáculo - ¡No lo puedo creer! – Me abrazo sin mi consentimiento y como si fuésemos amiga, no respondí a su abrazo. - ¿Es verdad que estas aquí? No me digas que... ¡No! – Se tapó la boca con los labios. – Tu y el profesor... - Dejo la frase a medias con intención.

-Nos vamos a casar. – Terminó James y me abrazó con un brazo en la cintura, era su forma de protegerme.

Lucia seguía sorprendida. No me lo creía era probable que ella ya estuviera al tanto de todo.

-¡Muchas felicidades! ¿Puedo? – Dijo y sin mi aprobación me levantó la mano y miró el anillo. – Profesor, ¡Vaya que se ha lucido! Pero díganme, ¿Cuándo, ¿cómo? No pensé Charlotte, que ustedes tuvieran algo, él era el profesor y su relación no estaba tan bien.

-Matthews, ¿No pretendes presentarnos a tu chica? – Damián intervino y ahora Mathews se vio obligado a seguir con los saludos.

James y yo volvimos a sentarnos, me apretó la rodilla y solo me dejo más nerviosa.

-¿Por qué ha venido? ¿Qué quiere? – Susurré.

-Estoy igual de sorprendido que tú, pensé que ya no vendría, se lo planeo muy bien el imbécil. Pero tranquila- me besó la mano – no dejaré que esto te afecte.

-Perdón, ¿pero ustedes se conocían? – Joe nos miró extraño a James, Lucia y a mí.

-Si padre, nos conocimos en Canadá.

-Exactamente Charlotte y yo fuimos sus alumnas. – soltó Lucía – Su hijo es un buen profesor y si me lo permite, el señor Diamond ha heredado sus genes, es guapo igual que usted. – Damián carraspeo. – Oh, pero claro no más que mi amorcito – se refirió a Mathews.

-Mathews no nos avisaste nada de que traerías a la señorita Cornell, mi madre pudo pedir que prepararan una habitación más. – Dijo James.

-Me parecía mejor la idea de presentarla por sorpresa a la familia, ¿Buena idea no?

Reglas del juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora