Registro 4

658 110 87
                                    

Fue un día pesado, los tres monstros aprendieron finalmente a caminar, como consecuencia de ello todo el laboratorio se volvió un caos, tubos de ensayo tirados por el piso, todo el papeleo esparcido alrededor, infraestructura calcinada, sin mencionar los mordiscos en los pilares del laboratorio.

El panorama era un completo caos, Tsukasa riéndose del alboroto, incentivando a N a que continuara, Kou en modo histeria por el fuego mientras intentaba con una red atrapar a Mokke, Amane parecía ser el último adulto con criterio entre toda esa distopia o eso pensaba hasta que se encontraba por todo el pasillo persiguiendo a M, advirtiéndole que dejara de correr con un cuchillo que quien sabe de dónde saco.

Perseguirlos se volvió un martirio y atraparlos aún más, finalmente cedieron cuando los tres diablillos terminaron por agotar todas sus energías, pidiendo entre balbuceos que los cargaran a sus cómodas.

Sí, ese día fue una total pesadilla para Amane, quien después de acurrucar a M en su cuna, cayo rendido en su cama; cada investigador tenía su propia habitación, algo sencillo, una cama, un escritorio y en un rincón una cuna para su respectivo monstro. Tomo sus cobijas dispuesto a caer en los brazos de Morfeo, no quería pensar en todo el lidio que pasarían mañana cuando Tsuchimogori viera los daños, pero un pequeño toque en su espalada, hizo que lo sacara de su disposición a dormir.

Se volteo, era M viéndolo temeroso jugueteando las manos.

- ¿Ahora me vas a decir que ya no te gusta dormir en la cuna?

Lo alzo y lo depósito de nuevo en su cómoda.

M comenzó a lloriquear.

Amane se tapó los oídos con la almohada, sabía que una los monstros adquirieran más independencia los berrinches se volverían un trago de todos los días, pero no estaba dispuesto acceder.

Oh no, por supuesto que no.

De ninguna manera cedería ante un mocoso.

Nunca en esta vida.

Primero muerto que darle gusto.

.

.

.

.

-Si tienes que ir al baño, avísame.

M asintió mientras se acurrucó en su pecho y ambos se acobijaban

No estaba tan mal, era como dormir con un peluche, lo deposito a un costado suyo cuidado que no le asfixiara, era suave pese las escamas de su cola, lo abrazo cautelosamente para no lastimarlo para al final poder consolidar el cansancio que tanto le había pesado alrededor del día.

-Déjame tomar otra.

-Pero apúrate o puede que despierte.

¿Qué carajos?

Entreabrió sus ojos, visualizando a los causantes del ruido que lo hizo despertar.

- ¡Se levantó! ¡Esconde la cámara!

Hijos de...

Una vez que todos sus sentidos estaban espabilados visualizo a Tsukasa esconder detrás suyo una cámara fotográfica.

Se levantó de golpe con la intención de arrebatársela, pero lo único que logro fue enredarse con la cobija para caer directo en el piso.

- ¡Esta será la postal de navidad de este año! - se oyeron los gritos de Tsukasa y las risas de Kou por los pasillos mientras salieron huyendo victoriosos.

Expediente NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora