Registro 24

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Un bosque perdido en la maleza de la oscuridad, la única iluminación que habían era el minúsculo brillo de las luciérnagas que flotaban por los alrededores del camino, a comparación de los globos del río estas eran muy pequeñas y hasta podían perderse entre la penumbra del bosque, sin embargo eso no disminuía su encanto, dando un ligero toque romántico a la atmósfera.

-¡Oye! ¡Vuelve aquí!- gritó entre risas intentando acelerar el paso para alcanzar a la monstruo que estaba varios metros adelante.

La monstruo se volteaba en ocasiones mientras se burlaba de los intentos de Amane por acelerar su paso por el empinado camino. Sabía que él estaba en pésima condición física y que correr no era su mayor fuerte por lo que sería una excelente broma para ella, de por si tenía la intención de vengarse de él después de todo lo sucedido.

-¡Alcánzame si puedes!- siguió subiendo cuesta arriba, mientras veía como sufría por la boscosidad del camino.

Pese a que Amane siempre demostraba mantener un perfil serio, en esta ocasión se sentía que volvía a ser un niño jugando a las atrapadas en medio del bosque, sin embargo su motivación principal no radica en ganar el juego, sino en poder alcanzar a la chica que se empeñó en jugarle una mala broma. En un momento de descuido aceleró su paso, abrazándola por detrás mientras la cargaba balanceándose en el aire mientras ambos estallaron en risas, era como si ambos volvieran a los viejos tiempos donde las carcajadas y bromas pesadas eran la historia de todos los días, solo con una enorme excepción.

La bajo lentamente, girándose para quedar frente a él.

-Me atrapaste.

-¿Tanto quieres huir de mí? Me romperás el corazón- dijo con su típico afán de sarcasmo.

Nene soltó una pequeña risa, extrañaba las bromas tontas de su compañero, volver a oírlo le resultaba reconfortante después de todos los tropiezos que tuvieron. Lo miró fijamente mientras se acercaba cada vez más a su rostro y como ya no existía algún impedimento para ambos, se limitó a cerrar los ojos y corresponder el gesto.

Amane odiaba las cosas dulces, muchas veces rechazaba los postres que le ofrecían, la única gran excepción a todo eso, era su gran afición por las donas siendo su gran y único dulce favorito. Pero, quién diría que existía algo más dulce que las donas y que resultaba ser un mayor deleite para él.

Sus besos sabían a fresa, un toque dulce al mismo tiempo que ácido, Amane no sabía si esto se debía a los constantes pasteles de fresa o por su crema que tenía como protagonista la fruta favorita de la chica. Se sentía tan lejano, tan absorto, que su parte consciente todavía no concebía la idea que estaba besando a la chica que tanto quería, sentía que estaba de nuevo en alguno de sus sueños lúcidos donde fantaseaba algún escenario ficticio con ella. Sentía como enrollaba sus brazos alrededor de su cuello al mismo tiempo que se ponía de puntas para poder besarlo pese a la diferencia de estaturas, lo que hace un momento se limitó a simples roces de labios ahora cobraban una mayor forma, fluyendo a movimientos leves donde uno estaba en busca del otro con sus labios pero al mismo tiempo sedientos por saciar las ansias que con el paso el transcurso de los roces les exigia cada vez más.

Siempre soñó con besarla, por poder tenerla como ahora lo estaba, pero, pareciera como si eso ya no fuera suficiente. Para ambos.

Dio un par de pasos atrás, tomó el cuello del chico invitándolo a dejar caer su peso encima de ella, era como si estuviera instigando a que la rodeará y acortará de todavía más la distancia entre ambos, le incitaba a que desapareciera algo como el espacio personal. Amane intentaba guardar un poco de estribos y querer apelar a su sentido de la razón, tenía el temor de a lo mejor estar yendo demasiado rápido para ella. Sin embargo, bajo esa máscara de protección escondía el hecho que ella estaba yendo un poco rápido para él.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2021 ⏰

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