CAPITULO 13.

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*Shannon*

Besar a Kyle fue una de las mejores experiencias que he tenido. Y vaya que han sido muchas. Y aunque me hubiese gustado hacer más que solo besarlo, su sentido de la decencia se interpuso y nos limitamos a besarnos. Estaba mal pero, él tenía razón, se sentía muy bien. Después de hora y media de estar besándonos, le pedí a Kyle que me llevara de vuelta a mi casa antes de que sus padres llegaran. Aun no me siento preparada para conocerlos. Y sinceramente creo que nunca lo estaré. No sabiendo la naturaleza de nuestra relación.

Cuando llegamos a mi casa, nos encontramos con Nick que nos miraba entre confundido y divertido. Yo lo ignoré y lo mande a freír espárragos cuando nos pregunto por qué estabamos juntos y por qué teníamos una palma de nuestras manos de color anaranjado. Debido al cuadro que hicimos Kyle y yo, y que firmamos con la huella de nuestra mano, ambos la teníamos pintada de un color distinto. La suya era verde y la mía roja, pero al tomarnos de las manos, la pintura se mezclo y se volvió anaranjada.

Eso fue hace, al menos, unas cinco horas. Ahora, lo último que recuerdo es que me quite mi ropa, me puse el pijama y me metí a la cama con una enorme y boba sonrisa en el rostro y luego me quede dormida pensando en Kyle. Solo que ahora tengo los ojos bien abiertos y todo es en blanco y negro. Definitivamente, estoy soñando.

Me encuentro de pie en medio de mi habitación, que luce enorme pues no tiene ni un solo mueble; excepto un espejo de cuerpo entero frente a mí. Yo tengo puesto un vestido veraniego de color amarillo y un ligero suéter blanco, con flats blancos, el cabello suelto y bien cepillado; el único maquillaje que llevo es rímel y brillo labial. Pero mi reflejo en el espejo es otro. Visto unos leggins negros y algo desgarrados en las piernas, una blusa holgada negra, chaqueta de cuero también negra que tiene las mangas arremangadas hasta los codos, botines negros de tacón de 10 cm., el cabello suelto y alborotado, los ojos delineados de color negro, rímel y brillo labial. Mi reflejo luce exactamente igual a como solía vestirme y arreglarme cuando vivía en Nueva York. Incluso me dedica esa sonrisa sarcástica, característica de mí en ese entonces. Mi yo del reflejo me mira de pies a cabeza y suelta una risa burlona.

― ¿Es en serio?―me pregunta, aun sonriendo―. Veo que te has convertido en el tipo de chica que todos querían que te convirtieras. No puedo creer que les hayas dado ese gusto.

―Yo no me he convertido en nada de lo que ellos querían―le digo mientras me cruzo de brazos.

Mi reflejo vuelve a sonreír.

―Lo sé. Y tienes razón. Tú solo finges. O al menos tratas de hacerlo.―dicho eso, dejo caer mis brazos a los lados como si fueran un peso muerto―. Todos piensan que has cambiado. Que eres una buena chica. Una que no busca problemas. Pobres idiotas. No, no, no. Mejor dicho. Pobre Emily, es una idiota. Fíjate que eso de robarle a su novio ha sido la mejor idea que hemos tenido.

― ¿De qué diablos, hablas? Yo no le he robado a su novio.

― ¿Ah, no? Entonces, ¿Vas a decir que estás enamorada de Kyle?

―Tal vez...

― ¡Por favor! ―grita mi reflejo interrumpiéndome― ¡¿Acaso no has aprendido nada en los últimos dos años?! Y eso que ya son casi tres. Nosotras no podemos enamorarnos. No si tenemos tantos problemas mentales.

― ¡Cállate! ¡Estás loca!―, grito y mi reflejo estalla en carcajadas.

― ¿Que yo estoy loca? Eres tú quien está hablando con su reflejo.―Mi yo en el espejo comienza a reír histéricamente.

― ¡Ya basta!―vuelvo a gritar―. ¡Lárgate! Esa noche casi me destruyes por completo, no dejaré que vuelva a pasar. Te enterré en lo más profundo de mi mente y ahí te vas a quedar.

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora