CAPITULO 03.

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*Shannon*

 Un chico alto de 1.80 cm aproximadamente, me sujeta por la cintura desde atrás, yo recargo mi cabeza en su pecho y él apoya su mejilla en la coronilla de mi cabeza. Con su mano derecha retira mi cabello hacia atrás y yo ladeo la cabeza para darle un mejor acceso a mi cuello, que él comienza a llenar de suaves y cálidos besos. Después de unos minutos, a ambos no nos basta con simples besos en el cuello. Él, me da la vuelta y ambos quedamos de frente. Yo levanto la barbilla para poder verlo a la cara y me encuentro con los ojos verde uva más impresionantes que jamás he visto. Su cabello castaño claro, por no decir rubio oscuro, brilla con los rayos del sol matutino. Sus labios delgados y rosados me sonríen. Con sus grandes manos me sujetan el rostro y con sus pulgares acaricia mis mejillas.

 La distancia entre él y yo es casi inexistente. Nos separan, a penas, un par de centímetros. Respiramos el aliento del otro. Me es inevitable no mirar su boca. Él se percata de lo que miran mis ojos, su sonrisa crece y me mira elevando sus tupidas cejas. Yo, dispuesta a cerrar la distancia entre su boca y la mía, rodeo su cuello con mis brazos, hecho mi cabeza hacia tras y me elevo lo más que puedo sobre las putas de mis pies, sus labios rosan los míos y entonces…

 La alarma del despertador suena puntualmente a las 7.00 a.m. Abro los ojos y me encuentro con el techo de mi habitación que se ve lila atreves de las cortinas de gasa del dosel de mi cama. Giro mi cabeza hacia dónde está mi despertador y de un manotazo lo lanzo por el aire hasta que se estrella con una de las esquinas de mi escritorio. Me levanto de la cama y maldiciendo me dirijo al cuarto de baño para darme una ducha fría.

 Mientras me enjabono el cuerpo y me lavo el cabello, maldigo a mi subconsciente por hacerme soñar lo que soñé, y me maldigo a mi misma por haber disfrutado de ese sueño. Se supone que viene a vivir a Burlington para estudiar, demostrar que puedo cuidarme a mí misma, alejarme de los vicios de Nueva York y sobre todo para empezar de cero. No vine para enamorarme el apuesto novio de mi prima y… Espera. ¿Acaso dije enamorarme? ¿Qué mierda estoy pensando? Más bien, ¿qué mierda me está pasando? No tengo ni 24 horas en este pueblo, ¿y ya estoy pensando en enamorarme? No. Eso sí que no. No pienso enamorarme ni de Kyle ni de ningún otro. Una chica con tantos problemas mentales, como los míos, no puede enamorarse.

 Más enfadada conmigo misma, que antes, salgo de la ducha, me pongo mi bata de baño, me envuelvo el cabello con una toalla y camino hacia el pasillo donde están los compartimientos de mi ropa y zapatos. Una vez que me pongo mi ropa interior, me decido por unos jeans azules que están un poco desgarrados de las piernas, una blusa holgada de color amarillo y converse blancos. Con ayuda de la secadora me arreglo el cabello para que no luzca como si me hubiese explotado el boiler. Después de cinco minutos consigo que mi cabello no se vea tan rizado ni tal lacio. Como no soy una gran fan del maquillaje solo hago una fina línea negra en el parpado superior e inferior, pongo rímel en mis pestañas que son rizadas por naturaleza y, después de cepillarme los dientes, me pongo un poco de brillo labial. Me pongo mi chaqueta blanca, tomo mi mochila y bajo a desayunar.

 Cuando entro a la cocina, son las 7.55 a.m. Sé que debo tardar menos en arreglarme, sobre todo en las mañanas en que voy a la escuela, pero vamos…, soy una chica. Y hasta ahora no he conocido a ninguna chica que tarde menos de media hora en arreglarse. 55 minutos para mí, es un record. En la cocina me encuentro con mi tía Helen y con mi primo Nick. Mi tía que está picando fruta, me sonríe cuando me ve, al igual que Nick que está comiendo cereal.

 ―Bueno días―los saludo mientras me siento junto a Nick en la mesa desayuno y observo a Leo comer.

―Buenos días, querida―dice mi tía. Nick solo me sonríe mientras mastica―. ¿Qué se te antoja para desayunar?

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora