CAPITULO 09.

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*Shannon*

 ¿Qué si me gusta? Realmente me encanta. Estoy totalmente anonadada. Creo que nunca había visto algo más bonito. En el agua cristalina del rio se reflejan los arboles que flanquean la orilla de enfrente de donde Kyle y yo nos encontramos. Son los arboles más verdes y frondosos que he visto y estoy ansiosa por verlos en otoño. El cielo claro y despejado hace que el sol brille en el agua del rio iluminando por completo todo el lugar. El pasto bajo mis pies luce muy verde y saludable, y en algunos lugares hay pequeñas flores silvestres en colores blancos, amarillos y lilas.

 Volteo a ver a ver a Kyle y lo encuentro sentado en lo que parece ser un viejo y abandonado kiosco de madera. La verdad es que es muy bonito. Camino hacia donde Kyle se encuentra para examinar mejor el kiosco. Es pequeño de, al menos, unos diez metros de diámetro. Tiene dos pequeños escalones para entrar en él. Toda una enredadera sube por los pilares y columnas que sostienen el techo, las ramas de la enredadera está llena de hojas y también hay algunas flores que parecen de papel, pero cuando las toco y las observo de cerca descubro que en realidad son buganvilias.

En el centro del kiosco hay un árbol que sale por el enorme agujero que hay en el techo del kiosco y que sirve con columna principal para mantener de pie al kiosco. Un característico olor sale del tronco del árbol, es el mismo olor que tiene la madera que conforma el kiosco. Miro a Kyle quien me mira sonriente.

―Ese olor es de…

― ¿Cerezas? ―pregunta completando mi frase y yo lo miro expectativa―. Sí. El árbol es un cerezo. Y la madera con la que se construyo el kiosco es de cerezo.

―Vaya―digo impresionada―. No sabía que hubiese cerezos en Vermont.

―No los hay―me informa Kyle―. Quien construyo el kiosco debió haber plantado antes el cerezo.

―Pues es raro, único y hermoso. Me gusta―digo mirando lo que me rodea.

―Sí, es lo más raro, único y hermoso que he visto. También me gusta, y mucho―dice Kyle y cuando volteo a verlo descubro que me está mirando.

 Sintiendo mis mejillas arder y con ese extraño cosquilleo en mi interior me quito la mochila de mis hombros y me siento en el suelo de madera recargándome en el tronco del cerezo. Kyle se sienta a mi lado.

― ¿Cómo descubriste este lugar? ―le pregunto.

―Cuando llegue a vivir a Burlington, salí a explorar los alrededores. Estuve conduciendo por horas y me perdí. Baje de mi auto y comencé a caminar y encontré este lugar. Me quede aquí por unas cuantas horas y luego regrese a donde había dejado mi auto. Llamé a mi padre y me fue a buscar. Al día siguiente logré regresar a este lugar. Repare algunas tablas rotas del piso y del techo―me dice y señala los remaches que hizo en dicho lugares―. Desde entonces vengo con frecuencia. Es, algo así, como mi lugar secreto.

― ¿Y por qué me trajiste? ―le pregunto.

―Bueno… no sé. Querías estar en contacto con la naturaleza y simplemente te traje―me responde un poco nervioso.

―Pues gracias.

― ¿Por qué?

―Por traerme a tu lugar secreto y compartirlo conmigo. ¿Sabes? Creo que también será el mío.

―En ese caso, creo que ya tenemos un secreto mutuo―dice y nos sonreímos.

 Kyle y yo estuvimos por un rato en completo silencio. Lo que me sorprendió pues no fue un silencio incómodo ni tenso, fue más bien un silencio muy agradable. La verdad jamás había estado con alguien en un silencio bastante agradable, sería la primera vez. Y hace mucho que no tengo primeras veces.

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora