CAPITULO 20.

634 35 2
                                    

*Shannon*

 El sábado por la mañana me despierto molesta todavía. Molesta con Jared. Molesta con Kyle. Pero sobre todo, muy molesta conmigo misma. ¡¿Qué mierda está pasándome?! ¡Me estoy volviendo más loca de lo que ya estoy! No pudo creer que me esté volviendo sumamente patética. ¿De verdad estoy usando a un chico para darle celos a otro? ¿En serio pretendo ignorar mis sentimientos hacia Kyle? ¿Desde cuando me importa tanto lo que diga la gente como para esconder mi amor por el novio de mi prima? ¿Verdaderamente, Kyle ha dejado de importarme? Para esa pregunta si tengo respuesta y es: No. Nunca. Soy patética, sin mencionar necia y testaruda. Listo, ahí está. Lo he admitido, pero no le repetiré.

 Escuchar a Kyle decir que ya no le importo, me dolió más de lo que quisiera admitir. Y decirle, yo, a él que tampoco me importa se sintió igual o peor que cuando le dije lo mismo a mis padres en un arranque de ira y frustración. En mi defensa, con Kyle sentí lo mismo, pero de igual manera, que con mis padres, no se lo merecía. Una vez más compruebo que yo no soy apta para sentir amor, pues solo consigo lastimar a las personas que amo. ¡Oh, no, mierda! ¿En serio acabo de decir que amo a Kyle? Dios santo… De verdad que veces como está quisiera odiar a Kyle, y de hecho, sí lo odio y mucho. Lo odio por lo amo. Lo amo como jamás imagine amar a alguien que no fuera mi padre o mi madre.

 Justo por eso amor que siento por Kyle, me dolió, también, haber olvidado los planes que tenia con él de ir al festival de SkateBoarding. Y me odie a mi misma por haberle cancelado para ir a cenar está noche a casa de Jared. Mil veces preferiría estar con Kyle viendo como varios tipos de deslizan por una rampa sobre una patineta que ir a casa de Jared y conocer a sus pretenciosos padres. Digo pretenciosos, porque Nick y Dana han usado esa palabra para describir a los señores Winslow. Y además, Nick menciono lo interesado que, el señor Winslow, está en la empresa de mi padre. La verdad no me sorprendió que el padre de Jared conociera la empresa de mi familia, pues mi tío Tom es presidente de la subsidiaria de Vermont. Sólo espero de todo corazón que está cena no sea excusa para llegar a algún negocio.  Como hija única que soy, sé que algún día me hare cargo de toda la compañía de mi padre, pero por ahora tengo otros planes, aun no estoy lista para el mundo corporativo. Y para ser sincera, creo que nunca lo estaré.

 Alejando todos esos pensamientos de mi cabeza, salgo de la exquisita bañera de mármol y envuelvo mi cuerpo en una de las blancas toallas de mi baño. Tan rápido como desperté y termine de desayunar, me metí a la tina para tomar un relajante baño. Ahora que ya estoy lo suficiente limpia, pero no tan relajada debo alistarme para esa dichosa cena. Me dirijo a los compartimientos de mi ropa y busco uno de los tres vestidos que traje de Nueva York. Esos tres vestidos los diseño mi madre para mí, antes de morir. Mi madre era la mejor diseñadora de modas que pudo haber existido, no me importa lo que digan algunos críticos y personas, ella siempre fue la mejor para mí y mi padre.

 Después de decidirme por un vestido blanco, perfecto para aparentar inocencia, me arreglo el cabello y me maquillo, como siempre en lo más mínimo. El tiempo pasa mientras trato de recogerme el cabello en elegante moño. A pesar de que no consigo el estilo que quiero, no me veo tan mal. De hecho, es la primera vez que mi cabello se queda quieto y sujeto, y eso ya es toda una proeza. A las 7.00 pm. en punto, el timbre de la casa suena, y mientras pongo lo ojos en blanco, tomo mi cartera y bajo al encuentro de Jared.

―Luces hermosa―me dice Jared a modo de saludo, cuando me ve bajar por las escaleras.

 Jared lleva un traje azul como la noche, con camisa blanca y sin corbata. El azul de su traje, hace que sus ojos resalten y parezcan dos auténticos zafiros. Él tampoco luce nada mal, pero a quien me gustaría ver en su lugar, es a cierto chico de ojos verdes como uvas.

―Gracias―me limito a decir con una sonrisa forzada.

 Después de despedirnos de mis tíos, Jared y yo salimos de mi casa y subimos a su auto, un BMW M6 de color negro. En todo el camino a casa de Jared, ambos lo hacemos en silencio, yo solo miro por la ventana, no podría estar más aburrida. Y, finalmente, después de veinte minutos de viaje llegamos. La casa de Jared, es justo como la recuerdo: enorme y de color blanco. Más que una casa, es una mansión. Y ahora que la veo sin adolescentes bailando, bebiendo y riendo por todas partes, me parece más grande y lujosa.

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora