EPÍLOGO.

932 71 17
                                    

Tres años después...

A pesar del frio clima de invierno, en una cálida noche en la ciudad de Florencia, Italia , Kyle Stewart se pasea, con una copa de vino en la mano, por la Galería 111 de Arte Moderno, Abstracto y Contemporáneo, en dónde esa misma noche se exponen sus propias obras. Después de tres largos años de duro y arduo trabajo para mejorar sus técnicas y darse a conocer, esa noche seria la noche de Kyle.

Cuando Kyle recibió la llamada de la Galería 111, no podía creerlo. Al principio estaba sorprendido, luego se alegró y emocionó, después sintió tristeza y añoranza, para finalmente sentir felicidad y una cálida pizca de esperanza. Mientras da vueltas frente a los enormes ventanales de la galería, cada persona con la que se cruza le sonríe y lo felicita por su brillante talento. Kyle sólo sonríe y agradece, él no tiene tiempo para hablar, no puede dejar de vigilar la ventana.

―Cariño, ¿estás esperando a alguien? ―le pregunta su madre, haciendo que Kyle deje de caminar de aquí para allá.

Al saber que las obras de Kyle serian expuestas en una galería de renombre como la 111, toda la familia Stewart viajó a Italia para acompañar al más chico de la familia. Incluso, algunos amigos viejos y nuevos lo acompañan esa noche, pero... no todos.

―No, ¿por qué lo crees? ―le dice Kyle, nervioso a su madre.

―Porque no dejas de mirar a la calle ni de vigilar la entrada.

―Claro que no...

―Kyle, cariño, si estas esperando que...

―No digas nada―interrumpe a su madre―. Mejor termina de ver la exposición con papá y escucha los comentarios de los demás, para que más tarde me los digas.

Sin nada más que decir, su madre lo mira y suspira resignada, da media vuelta y hace caso a la petición de su hijo. Kyle bebe un trago del vino que llevaba en la mano y se dispone a seguir con su vaivén, pero justo en el momento en que se gira para continuar caminando una persona choca contra él haciendo que derrame el vino sobre su nuevo traje.

―Pero, ¿qué diablos...?―comienza Kyle, pero se detiene en cuanto la ve.

―Lo siento tanto. Disculpa...―dice ella, pero se detiene en cuanto ve a Kyle.

En cuanto sus ojos se encuentran, todo y todos desaparecen a su alrededor, como sucedía siempre que estaban juntos.

―Hola―dice Kyle.

―Hola―dice Shannon.

Tanto él como ella tenían mucho que decir, pero a ninguno le salían las palabras.

―Disculpame por arruinar tu traje ―dice Shannon, sonrrojada.

―No te preocupes. Ya estoy acostumbrado―le dice Kyle, haciendo que se sonrroje más―. Tu cabello está más corto, más rizado y más despeinado.

―Sí, bueno... He hecho muchos cambios en mi vida―le dice Shannon con una sonrisa tímida.

― ¿Y cómo estás? ―le pregunta Kyle.

―Bien―responde ella, con astucia. Kyle inclina la cabeza a un lado y eleva una ceja, incrédulo―. Esta vez no miento, lo juro. Y además, tengo pruebas.

Sin darle tiempo a Kyle para hablar, Shannon le lanza una moneda de póquer. Kyle la atrapa en el aire.

―Tres años totalmente limpia de cualquier sustancia―dice Shannon, orgullosa.

―Me alegro mucho por ti―le dice Kyle con sinceridad.

―Soy yo quien está alegre―replica ella―. Mira todo esto―dice extendiendo los brazos para señalar el lugar―. Te lo dije, tienes mucho talento. Estoy muy orgullosa de ti.

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora