CAPITULO 02.

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*Kyle*

 Domingo por la noche. Para mí, un mejor modo de pasar el domingo por la noche, seria estar sentado en el balcón de mi habitación dibujando algún paisaje, boceto o nada en particular con una buena música de fondo. Suena algo raro, pero desde hace algún tiempo, el arte es mi mejor compañía. Aun mejor que la compañía de mí novia. Lo sé. Soy un imbécil por decir eso. Pero la gente cambia, para bien o para mal. En el caso de Emily, fue para mal. Y por causa de ese cambio es que me encuentro en una de las “legendarias” y salvajes fiestas de Jared Winslow, el idiota de mi segundo mejor amigo. A pesar de que me negué a venir, la insistencia de Emily fue tanta que acepte antes de que colmara mi paciencia y terminara diciéndole algo que hiriera sus sentimientos. La verdad es que, tan imbécil no soy.

 Me encontraba bastante tranquilo con Emily, como puede suceder en pocas ocasiones, hasta que sus amigas se acercaron a nosotros y comenzaron a hablar de miles de cosas sin sentido, al menos para mí, por lo que decidí alejarme. Ahora me encuentro en el porche de la casa de Jared, recargado en el barandal, con un vaso de cerveza sin probar en mi mano, totalmente aburrido y absorto en mis pensamientos. O eso era hasta que vi algo realmente extraño. El auto de mi otro mejor amigo, Nick y casualmente mi cuñado, se detuvo frente a la mansión Winslow, sin embargo el no se bajo de auto, ni siquiera lo estaciono. La puerta del copiloto se abrió y salió una chica.

 Sonara cursi o extremadamente raro pero, al verla, algo en mí se encendió. Fue como si ya la hubiese visto anteriormente. La chica bajita y cabello negro ondulado y alborotado comenzó a acercarse a la casa, con total seguridad, observando a todos lados, con demasiada confianza, como si ya hubiese estado en miles de fiesta antes, y nada de lo que pudiera ver aquí, le sorprendiera. Al pasar a mi lado, la chica ni siquiera se percato de mi presencia, yo en cambio, me fije en sus ojos. Unos ojos de color chocolate que me hechizaron tanto, o más, como ese dulce hechiza a las mujeres.

 Después de que la chica entrara a la casa, yo entre detrás de ella. Debo admitir que parecía un total acosador, al caminar detrás de ella y sin apartarle la mirada, pero simple y sencilla mente no podía evitarlo. Lo juro. Tuve que detenerme un momento, en el instante en que sonó mi celular, en el cual al sacar de mi bolsillo descubrí un mensaje de Nick, que no pude leer debido a que alguien choco contra mí, e hizo que derramara la cerveza en mi celular y en mi chaqueta favorita. Eso molestaría a cualquiera, estaba furioso y muy dispuesto a reclamar o eso hasta que alce la mirada y me encontré con un par de enormes y brillantes ojos color chocolate. Era ella.

 Ella me miraba boquiabierta y con los ojos muy abiertos, su piel era de color vainilla, con un toque rosado en sus mejillas, lo cual me sorprendió, pues hace ya bastante tiempo que no veía a una chica sonrojarse. Sin embargo seguí anonadado en sus ojos. A muchas personas, los ojos cafés, les pueden parecer simples, pero a mí me parecen muy hermosos, y los de ella…, extraordinarios.

―Lo siento mucho―dijo ella muy apenada y sacándome de mis pensamientos―. No era mi intención, no te vi. Aunque claro, no puedo ver a nadie caminando de espaldas―añade con una sonrisa tímida.

―No te preocupes, solo es cerveza―digo y ambos reímos aunque no encontramos el chiste―.  Por cierto, soy Kyle, mucho gusto―me presente dándole la mano―, ¿y tú eres…?

 Ella estaba por contestarme, pero una voz acercándose a nosotros se le adelanto.

―Oh, Shannon, aquí estás. Te estaba buscando―dice mi amigo Nick poniéndose entre nosotros con dos vasos en las manos y dándole uno a ella.

―Lo que paso es que un par de chicos comiéndose a besos, comenzó a acercarse a mí, así que decidí alejarme―le explico Shannon a Nick.

―Entiendo… Oh, veo que conociste a Kyle―exclama mi amigo, sonriéndome y dándome unas palmadas en la espalda.

Mi Vida es Mejor Contigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora