Ayer fue un día sumamente agotador. Llegamos a la aldea, conocimos a los originarios, nos instalamos, nos dieron ropa, comida, y chozas dónde dormir, sí, Iracema y yo compartimos una por que somos La guerrera y el Cario, pero para mi mala suerte nos acompaña Anastasia.
Mala suerte porque hay cosas que quisiera hablar con Ira y no puedo en presencia de la joven, sin embargo, estoy seguro que no íbamos de todas maneras poder hacerlo, porque terminamos exhaustos la jornada.
Anastasia junto a los otros guardias, de quienes ahora no recuerdo el nombre nos mostraron cómo está distribuido el lugar, la colonia, la organización, los baños, los horarios de comida, y lo más importante el área de entrenamiento.
Durante toda la tarde vimos miles de espíritus es todas las formas posibles, como pájaros, insectos, plantas, rocas, gotas de agua, en fin, una variedad inimaginable. Volví a cruzarme con Yvytú, y resulta que en su forma normal pasiva ella es una flor, lo cuál me pareció interesante, pero también esclarecedor ya que ahora entiendo como fue capaz de invocar esa vara de takuara que introdujo en mi pecho.
Cuando llegó la noche nos duchamos y dormimos en unos catres que parecian incómodos pero la verdad es que no sentí nada mal el sueño.
Ahora, acabo de levantarme y estoy escribiendo con Yara, me ha contando como ha sido su día de ayer, y que ha estado preocupada por mi.
La verdad es que desde el intercolegial no hemos vuelto a hablar, hasta ahora.
—¡Buenos días niños!—Anastasia aparta la cortina de la puerta y esto hace que Ira se lleve la almohada a la cabeza y yo guarde mi celular por el exceso de luz que ingresa a la habitación— ¡Aquí está la ropa de hoy!
Nos arroja a cada uno un paquete que contenía la indumentaria. Ira se acomoda en el acto y mira el paquete extrañada.
—¿Ya debemos cambiarnos? Antes del desayuno? ¿No nos bañamos?—pregunta ella apartando el cabello de su rostro y he de admitirlo que se ve tierna.
—Los esperamos para el desayuno, y sí, ya se cambian y lo del baño señorita Asturia... no lo vas a necesitar... ya verás mucha agua hoy. ¡Apresurarse niños!— Anastasia sonríe, chasquea la lengua y sale de la choza.
—Es demasiado extraña esa chica— comenta Ira mientras se levanta—¿Quieres que yo...?
Ya me quité la remera, giré a ver a Iracema mientras intentaba ponerme la que trajo Anastasia.
—¿Qué tú qué?
Ella sacude la cabeza mientras termino de quitarme el short y me pongo el buzo.
—Saliera para que te cambiaras, pero ya lo hiciste...
—¡Ahh! Tampoco es que me veas desnudo Ira... en fin, nos vemos en el desayuno, así dejo para que te cambies.
Ira alzó una ceja y me observó con algo de enojo. No comprendo la razón así que quedo quieto evitando dar un paso en falso, porque no quiero desatar una guerra más con esta chica ahora.
—¿Iracema?—pregunto cruzandome de brazos y perdiéndome de paso en sus marrones y profundos ojos.
Esa milesima de segundo se hizo eterna, y no por la espera de su respuesta, si no, porque estaba dispuesto a sostener la mirada, sabiendo que con esa expresión ella causaba un caos en mi interior y me volaba la cabeza.
Sé que no deberia hacer esto, pero comparo mis sentimientos, con Yara nunca tuve un momento tan pequeño pero intenso como con Iracema y quiero saber si no será una especie de hechizo, o alguna artimaña de Orkias... pero la verdad es que lo siento tan natural y lo más horrible es que soy conciente que he perdido tanto tiempo tantos años que no vi la mina de oro que tenia frente, y ahora ese oro, es para otro.
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El internado de La colmena [Libro 1]
FantasyUna orden secreta, poderosa y temida en el mundo de las sectas, entrena a sus hijos desde pequeños para formar parte de su sociedad. El Internado de La colmena, pasa desapercibido ante los ojos del mundo, se pinta como si sólo fuera un lugar elitis...