Capítulo 38. Ego

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Secandome el sudor que se escurre en la frente, mientras Jose e Ira están respirando también de forma agitada.

—¡Dios! Acabemos con esto por favor—Suplica Jose, quien se toma de las rodillas e intenta meter aire en su cuerpo.

—No estamos ni a la mitad—habló mientras llevo mis manos a la cintura, y ya se siente la hora Lurietarra, mi cuerpo reclama una coca cola.

Ira ríe, mientras se seca el sudor con el brazo interno, sí, estoy babeando por ella.

—Dejemos hasta aquí —Propone y va hacia la mesa para tomar una botella de agua y beber—. Jose no tiene nuestro mismo entrenamiento, y es mejor no sobre esforzarse.

—¿Cuál es el chiste de esto?—Pregunta ella también yendo a tomar agua—. Yo uso magia...

—Pero no por eso no debes entrenar para estar en forma—llamo la atención mientras me siento en el pasto, en lo que Jose me arroja una botella y la atrapo en el aire.

—Él tiene razón —Agrega Iracema—. En fin, nosotros debemos hablar con Orkias, y Jose se debería pegar una ducha, así se relaja.

—Estoy de acuerdo... —Jose no duda, y sin mediar más palabras va en dirección a la casa. Camina arrastrando los pasos y con los brazos caídos, en verdad creo que está muy cansada, mi prima suele estar más animada.

Quedo en silencio, cuando Iracema viene y se sienta a mi lado, para desplomarse y mirar hacia el cielo.

—¿Estás bien Luriel? Pareces enojado, con el ceño fruncido.

—Es mi forma natural—Digo mientras bebo de mi botella de agua.

La verdad es que estaba molesto, y por una tontería, porque mamá invito a Jose... y en verdad amo a mi prima, ella y mis hermanas son lo más apreciado que tengo, pero más Jose, porque hemos estado juntos desde que tengo memoria, pero, no estaba en mis planes pasar el fin de semana.

Aunque debo admitir, que es bueno estar reunidos, no era lo que quería.

¿Y qué es lo que quería? No lo sé, quizás un tiempo para hablar, y coquetear con Ira... ¿Qué está mal? Sí, está mal, porque sigo indeciso entre ella y Yara.

—¿Estás seguro que no estás incómodo o molesto por nuestra conversación de anoche?

—Para nada Ira... no eres la primera chica que se me declara.

Al terminar la oración, sentí un golpe en la cabeza, y no aguanté la risa.

—No me declaré, no seas tonto, te confesé algo de hace años. Y deja de sobrar, no hace falta que me agregues en tu lista.

—¡Ay! Tarde, ya puse tu nombre, y lo publiqué en mi blog.

—¿Es broma verdad?—Pregunta mientras se sienta bien.

—¿Eres tonta verdad? No haría eso... o ¿sí?

—¡Basta!

—Ok, ok, dejo de molestar, pero hablando en serio, no pasa nada, supongo que sólo me molesta que las cosas no tengan un rumbo fijo, nada más.

—¿Y lo que nos falta aun?

—Ni lo digas... pero dime ¿Te gusta?—Me acerco más a ella.

—¿Cómo?—Pregunta roja

—El lugar, te gusta la vista, la casa, este sitio... ¿yo?

Me afrece una mirada de enojo, pero bebe de su botella, hasta que finalmente habla.

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora