—No puede ser—digo las palabras que salen de mis labios de forma incrédula—. Elsa dijo que ella la mató.
—No... —Iracema va a abrir todos los cajones, y armarios que encuentra mientras yo la sigo, primero desesperado, pero intento centrarme, soy el Puto Cario, así que me pongo los guantes y concentro mi interior, debo pensar en recordar todo lo que aprendí hasta ahora y decidirme por un espíritu que me ayude—. Ella no murió te lo puedo asegurar.
—¿Por? ¿Qué buscas?
—Reliquias, algo que me conecte con armas—apunta a la ventana—, eso que ves es una serpiente negra, que traga la luz del sol... nos está buscando, nos necesita para acabar su ritual.
—¿Qué ritual?
—Cómo te dije ella no murió, estoy 100% segura que... trasmuto. No sé en quien, no sé cómo, pero esa mujer, estuvo oculta aquí todo este tiempo, nos esperaba a nosotros. Al cario y a la guerrera—. Iracema me mira con preocupación. Y se vuelve a buscar las reliquias.
—¡Mierda!—Exclamo cuando recuerdo la historia que me contó Orkias—. Irande, la hermana de Anastasia... Orkias me dijo que murió lentamente, degollada, mientras desangraba, en cambio a los padres los despellejó y descuartizó.
—Usó el cuerpo de la mujer, en algún punto, intercambio, o trasmutó—Ira al fin encuentra una especie de ysypó y lo enreda en sus manos—. Elsa no mató a Carina, Elsa mató a la hermana de Anastasia... y Carina se ocultó el el cuerpo, estuvo en esa tumba, esperando por nosotros...
—Y cuando bajé hasta allí...
—Cuando nos sentimos mal, —vuelve a agregar mientras se hace un moño—. Usó nuestra esencia para, abrir su capullo por decirlo de alguna manera.
Unos aplausos se oyeron, y la sangre se me hiela. Iracema me observa, su rostro está cargado de terror. Hasta donde estamos, podemos sentir aquello que expide la mujer, la piel se me eriza.
Carina estaba en la penumbra, recostada contra el marco, la luz que ingresa del pasillo ilumina su esbelta figura, y su rostro angelical, quien diría que es el mismo diablo.
Los aplausos cesan, e Ira traga fuerte mientras se pone firme intentando ocultar el pánico que genera la simple presencia de la mujer.
Yo llevo el guante a mis dientes, y sé que voy a llamar al señor de la noche, capaz también a Pora.
Me encantaría que Zunú hubiera hecho trampa al igual que Anastasia y me hubiese enseñado más cosas. Pero no. Y lo que tengo es lo que sé.
—Miren nada más, qué par más inteligente... me recuerdan a Orkias y Solei—Carina mira sus uñas y ladea la cabeza para que la veamos—. Orkias casi arruina mis planes, lo que tiene de amargado y borracho, lo tiene de inteligente. Eso es indudable.
—¿Qué le hiciste a Orkias?—Pregunto apretando las manos.
—Aún nada, pero pronto será algo... primero debía encontrarlos a ustedes, y lo hice desde que la niña dijo sí a tu propuesta. Se veian tiernos por cierto...—lleva la mano al pecho, finge una expresión de ternura, pero en segundos la convierte en una desagrado—. ¡Asco! Los adolescentes y su habilidad de desperdiciar el tiempo en actos románticos.
Iracema me aprieta la mano cuando Carina se acerca a nosotros, con las manos en los bolsillos y la corbata alborotada.
—¡Ay! Perdonen mi desfachatez, pero, estar 5 años en posición fetal en esas tumbas me quitó estado, fue difícil, muy difícil retener a a todos. Pero ya están, listos para ser cocidos.
—Quieres convertirnos en gotas...—Iracema parpadea varias veces perpleja por la deducción.
—Me agradas, eres muy perspicaz, cosa que le faltaba a tu madre y a ese grupo de inútiles, los únicos que realmente me pisaban los talones eran Mortel y Orkias. El resto, puro sangano, pero si, tienes razón Asturia, quiero convertirlos en gotas.
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El internado de La colmena [Libro 1]
FantasyUna orden secreta, poderosa y temida en el mundo de las sectas, entrena a sus hijos desde pequeños para formar parte de su sociedad. El Internado de La colmena, pasa desapercibido ante los ojos del mundo, se pinta como si sólo fuera un lugar elitis...