Acomodé mi cabello, volví a pasarme agua en el rostro, y me estudié, para sacar finalmente como conclusión de que yo no puedo quedarme con la excusa que Iracema acaba de ponerme.
Me seco la cara, y salgo del baño decidido a hacer lo que tenga que hacer.
Si Iracema no me quiere, que lo diga, pero que no me ponga una excusa como la de Yara.
Al caminar por el pasillo choco contra un hombre, un aroma extraño me llega, pero no lo reconozco, no le doy importancia, pido disculpas y continuo mi camino.
Desde donde estoy puedo ver que los chicos siguen recorriendo el piso de arriba, ahora me falta encontrar a Iracema de nuevo.
La gente se está alocando con la música que ambienta el lugar, por lo que el paso se me dificulta un montón.
Una mujer de quizás unos 25 años se cruza conmigo, muy sensual, muy mona, me aparta suavemente apoyando sus manos en mi hombro.
—Permiso chico lindo —dice sin mirarme.
Si una mujer así me dice chico lindo, ¿Cómo es posible que Iracema no se quiera quedar conmigo?
Desordeno mi cabello, intentando responderme cosas lógicas, como que la chica acaba de terminar una relación, que quizás y no me quiera lo suficiente para estar conmigo o que ella en verdad está intentado ser leal a una amistad. Pero la frustración gana a la lógica, y mi corazón no quiere puntos medios, quiere la verdad absoluta.
Llego hasta el box en donde se encuentran mis amigos, ellos están comiendo y bebiendo sentados hablando, conviviendo.
—¿Vieron a Iracema?—Pregunto casi sin verlos.
—Se fue para allá —Vega me apunta hacia las escaleras que dan hacia el patio.
—Gracias...—me quito el traje y lo dejo en el box en lo que voy hacia la dirección que me marcó Vega.
—¡Luriel!—Me grita Jazmin, yo volteo y la veo con la copa en alto —, No tardes que aún nos falta brindar.
Solo afirmo, mientras voy caminando más rápidamente, la música suena a todo volumen cada que me acerco más a la puerta, y cuando la atravieso busco con desesperación a la chica.
En la barra de afuera hay mucha gente bebiendo y fumando, y eso hace que mis sentidos se atonten un poco.
—¡Hey! Gianti—La voz de Daniel me hace girar hacia la dirección de donde viene.
Él está vestido totalmente de negro, fumando un cigarrillo, sentado en una butaca.
—¿Qué tal?—saludo pasandole la mano, pero mirando de nuevo a todas las direcciones.
—Bien, parece que tú no...
—Busco a mi amiga...
—¿La chica morena bonita?—pregunta y yo afirmo con la cabeza—, la vi por aquella dirección —apunta hacia un árbol gigantesco en medio del patio.
—Gracias... y disculpa voy por ella.
—Cuando vuelvas a ver a mi hermana, dile que yo siempre tengo razón, ella entenderá.
Frunzo el ceño y no digo más, supongo que son códigos de hermanos, yo voy por Iracema y dejo al chico quien acaba de apagar su cigarro en el cenicero y tomar de su bebida.
Corro, porque ya quiero encontrar a Iracema, y porque en verdad, ay una leve sospecha de mal presentimiento en el aire.
La zona a la que llego está vacía, solo plantas y luces, el aroma a agua fresca regando el suelo y nada más.
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El internado de La colmena [Libro 1]
FantasíaUna orden secreta, poderosa y temida en el mundo de las sectas, entrena a sus hijos desde pequeños para formar parte de su sociedad. El Internado de La colmena, pasa desapercibido ante los ojos del mundo, se pinta como si sólo fuera un lugar elitis...