Mis audífonos reproducen la música Repeat after me de Kongos, mientras estoy recostado contra un pilar, miro a todo aquel que llega a la sala de bienvenida, y lo estudio.
Los mismos de siempre, nadie nuevo, cómo cada año, los 100 de nuestra promoción, sólo que ahora estamos en el otro bloque del Internado, no más niños correteando por los pasillos, ahora somos parte de los grandes.
El Panal le dicen a este bloque, y a pesar de que me da igual estar rodeado de tanta gente, hoy siento una extraña emoción en mis entrañas, quizás, porque después de mucho tiempo volveré a ver a esos chicos que pasaron al Panal hace años, podré saber de ellos, pero lo más importante, al fin sabré qué tantos secretos hay alrededor de este lugar que evoca tanto misterio.
—¡Ey! Luriel—Grita Gustavo que viene con Juan José, ambos con sus maletas a cuestas.
Al llegar junto a mi, dejan sus pertenencias a lado de las mías.
Nos pasamos las manos y nos saludamos de un apretón seguido de un choque de hombros, me quito los auriculares y los guardo es su estuche.
—¿Qué tal las vacaciones?—Pregunto al ver que Juanjo tiene marcada la nariz a causa de las quemaduras de sol.
—¡Del asco!—hace un gesto de frustración—, tres miserables semanas al año tenemos para las vacaciones y ¿adivinen qué?... me quemé, me intoxiqué con una hamburguesa, mi hermana se enfermó el día que íbamos a esquiar, y el puto parque de diversiones cerró. Tres miserable semanas de viajes de un punto del planeta a otro... para decir que lo mejor finalmente fue ir a la Costanera de Encarnación.
—Concuerdo contigo—Gustavo habla mientras se recuesta también contra la pared mientras vemos llegar a los demás estudiantes del Panal y a algunos adultos que parecen ser los profesores—. La verdad que mi historia es casi igual, pasé mejor en la estancia de mis abuelos en el Chaco, creo que mis padres son pésimos eligiendo lugares turísticos... el dinero no asegura una aventura, confirmado ¿Y tú?
—¿Qué creen?—Pregunto riendo, y ambos niegan con la cabeza—,Japón, Filipinas, Nueva Zelanda... en todos los lugares del mundo, me pasé con la computadora a cuestas. Sí todo bello, hermoso, pero debía terminar mi novela, así que, no hice caso a nada.
—¡No entiendo cómo es que tuviste novias!—Reclama Gustavo cruzándose de brazos.
—¡Al contrario!—Juanjo me da un golpe en la cabeza—. Ahora entiendo porque te dejan tus novias.
Le devuelvo el golpe a Juanjo y cuando íbamos a continuar con el juego, me congelo mirando entrar a Yara, la sigo con la vista hasta que se me pierde en la multitud. Esa chica es una obra de arte, en definitiva.
—¡Ay! —se le escapa una expresión de burla a Juanjo—, otro año que lo veremos babear por Yara.
—No entiendo por qué no vas y se lo dices, estoy seguro que así —chasquea—, estaría a tus pies. ¡Dios somos los más deseados! De todas maneras. No entiendo cómo es que estás tan enamorado.
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El internado de La colmena [Libro 1]
FantasíaUna orden secreta, poderosa y temida en el mundo de las sectas, entrena a sus hijos desde pequeños para formar parte de su sociedad. El Internado de La colmena, pasa desapercibido ante los ojos del mundo, se pinta como si sólo fuera un lugar elitis...