Capítulo 5. Los 7 espíritus

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Mi cabeza seguía zumbandome la verdad, mientras estaba arrojado en el sofá de la sala común en la casa

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Mi cabeza seguía zumbandome la verdad, mientras estaba arrojado en el sofá de la sala común en la casa.

Son las 19:32 minutos, y aún no logré desconectarme de la clase, toda esa inminente catarata de informaciones que cayó sobre mi.

Me estoy apretando el labio inferior y mirando al vacío, profundamente abrumado, ¿Cómo es que los del 2do año habrán digerido esta información?

-¡Hey! Luri-Dice Juanjo quién me arrojo por los aires una lata de coca cola, la agarro sin mayores dificultades, y la abro no sin antes dar unos pequeños golpes a la tapa con mis dedos. -¿Estás igual de abrumado que yo?

-Abrumado no define mi condición mental, te lo juro.

-Coincido plenamente -Dice mientras también se bebe el líquido, y terminamos ambos con un aggggg por el gas y el frío del refresco.

-Pero de cierto modo, todo eso irracional, explica muchas cosas-me bebo otro sorbo y se ne escapa el mismo gesto. -,Uufff.

-Te refieres a los viajes caros, los caprichos cumplidos, que todo el mundo conozca a tus padres, que prácticamente nos persiguen con cámaras cada que salimos de la colmena... Sí, ahora esto tiene más sentido...

-A que nunca nadie nos dice que no Juanjo, la cantidad de veces que vi a mi padre persuadiendo personas y ahora no sé si era parte de su don, o usaba a esos espíritus, y la verdad, no sé si quiero saberlo.

Le di otro sorbo a mi gaseosa para que mis ojos den justo a Iracema e Yrupé, colgadas del brazo de Katú, iban hablando anomadamadamente. Y por alguna extraña razón me atraganto y comienzo a toser.

Los tres transeúntes se quedan justo enfrente, Yrupé viene con rapidez y cuando coloca su mano en mi espalda la tos se fue.

-Gracias...-digo casi susurrando, Juanjo solo abrió sus ojos tan grandes intentando comprender lo que acaba de pasar.

-No hay por qué...-La chica me mira de nuevo por un largo tiempo, y eso hace que la piel se me erice.

Su morena piel brillaba, y sus ojos desprendían una luz única, era hipnotizante, hasta su dulce voz.

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora