Capítulo 46. Enamorada

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-La quiero fuera, ahora... no, no me interesa, le vas a poner una demanda cuando la eches, y te vas a asegurar que todos mis asociados se enteren la clase de persona que es...

Mientras papá seguía con esa conversación yo sólo podía mirar hacia el campo de juego desde la ventana de la oficina de Elsa.

Mi madre seguía acariciandome la cabeza, y mi hermana tecleaba con furia su celular.

-¡Es increible que esa mujer se haya atrevido a atacar así a mi hermano! ¡Padre! Esto debe ser público!

-¿Qué Thalia? Qué yo no sé que clase de persona contrato...

-¡También!-grita mi hermana cuando por la puerta principal del salón llegaron Cariem y Orkias.

Ambos se intercambian una mirada suspicaz, y con mucha delicadeza entran a la habitación, casi como si en el suelo tuviesen miles se fragmentos de vidrios.

Orkias mira a mi madre, pero de inmediato se enfoca en mi al instante en que me ve echado en el sofá, sí soy consciente de que debo tener la apariencia deplorable.

Cariem por el contrario mira a mi padre con desprecio mientras camina hasta mi, y solo cuando está frente a mi, deja a mi padre y me observa.

-¿Cómo estás Luriel?-Pregunta el moreno, yo aprieto mis labios y encojo los hombros porque no sé que responder-. Bueno, la mujer no es una mata abeja, ya lo hemos comprobado-Cariem habla a mamá y a Thalia más que a mi-. Y evidentemente, está trabajando con la policía... entro encubierto, y el colegio ya está procediendo legalmente contra el encargado de la operación. Así que Luriel, lo que te puedo prometer es que esas personas lo van a pensar dos veces antes de volver a hostigarte a ti o a tus compañeros.

Cariem me mira con algo de compasión, y podría parecer una tontería, o sea, se supone que el mundo es así y sólo fue una estúpida discusión con una mujer que se creía más lista que yo. Pero me duele, en verdad, siento como que a esas personas no les importa como me sienta por su proceder, o como se sienta cualquier otra persona, sólo actúan por obtener su objetivo y ya.

Me hace creer que al final, no les importan las personas. Mucho menos un adolescente, como si yo tuviera la culpa de los pecados de mis padres... pecados que hasta donde yo sé, no tienen ni una gota de lo que los acusan.

-¿Luriel, me escuchas? -trago duro y miro de nuevo a Cariem, no tengo idea de lo que me dijo.

Su mirada se suaviza al fin, y me pasa la mano sobre la cabeza, en un gesto de cariño, me reconfortó la verdad, no lo voy a negar.

-¿Quieres suspender tu juego?-me pregunta aún estando en cuclillas ante mi. Sus ojos color ámbar, reflejaban paz, cosa que no comprendía, porque estaba devastado, sin embargo, me recomponía su voz, su espíritu ¿Será algún tipo de poder que tiene el hombre?

-No-respondo arrastrando la voz en lo que Thalia suelta el celular y se acerca hasta mi, casi empujando a Cariem.

-¡No! Tú deberías ir a descansar, hoy ya pasaste por mucho Luri, ¡Mamá! ¡Papá! Díganle algo por favor-la sala permanecía en silencio, era obvio, ya tengo la edad suficiente para elegir mis actos, y ellos lo sabe.

Cariem se puso de pie y mi hermana tuvo que inclinar la cabeza para poder verlo a los ojos a esa figura desafiante de 2 metros.

-Thalia, sabes, que a estas alturas el único que puede dar una orden es Orkias o Elsa... o alguno de sus entrenadores, y resulta que no están aquí -Cariem abre sus brazos y hace un gesto irónico, como buscando a alguien más en la sala- Y Orkias no lo hará, ¿O sí vice rector?

-Definitivamente no le daré órdenes, Luriel debe decidir que es lo mejor para su imagen- Orkias se encoje de hombros y se apoya contra la pared de la habitación -. Y Elsa está muy ocupada... revisando las credenciales de los reporteros... así que no, no hay órdenes Luriel.

El internado de La colmena [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora