CARIÑO

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—Gracias por salvarnos— dije mientras bajaba del auto del vampiro y entrábamos a casa

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—Gracias por salvarnos— dije mientras bajaba del auto del vampiro y entrábamos a casa.

—No hay de que, pero debiste decirme desde el principio que eres una Salvatore— dijo un poco más serio.

—Ibas a dejar morir a Damon si no te decía que era mi hermano— dije seria.

—Tus hermanitos y yo no nos llevamos muy bien— habló Klaus.

—Yo no soy como mis hermanos—

—Tengo que averiguarlo, me debes una cena, qué tal mañana en la noche— sonrío tiernamente.

—Recibiste una bala por mi, es lo menos que puedo hacer— dije riendo.

Le devolví la sonrisa y subí a donde era mi habitación, llamaría a Damon para ver qué se encontrara bien.

[...]

Rebeka estaba cocinando algo en la cocina, ayer había estado tan estresada que en cuanto mi cabeza tocó la almohada quede totalmente dormida.

—Mi hermano me dijo lo qué pasó, me alegra que estes bien— me abrazó tiernamente.

—Damon me dijo que ese cazador era diferente, me dijo que había puesto los ojos en mi— recordé sus palabras.

—Cuando un cazador pone sus ojos en un vampiro es como si se obsesionara con ese vampiro— dijo Rebeka.

Froté mis ojos y suspiré, odiaba ser la nena indefensa que necesita que sus hermanos mayores cuiden de ella.

—Debo ir a la escuela, nos vemos luego Beka— besé su mejilla y salí del apartamento.

Decidí caminar hacia la escuela para pensar, no salían de mi mente las palabras que Klaus me había dicho sobre ser una Salvatore, que el este pelado con mi hermano iba a ser un gran problema.

En cuanto llegue a la escuela mis dos hermanos estaban esperándome en mi casillero.

—Que milagro que están sin su novia compartida— dije sarcásticamente.

—¿Desde cuando conoces a Klaus?— dijo Stefan.

—Hace dos días, vive conmigo y Rebeka— dije mientras abría mi casillero.

—¿Vives con Rebeka Mikaelson?— dijo Stefan algo exaltado.

—Si no pasaras tanto tiempo preocupado por Elena y te preocuparás por tu hermana tal vez sabrías este tipo de cosas— azoté la puerta de mi casillero.

—Stefan el problema no es que viva con tu ex, si no que vive con Klaus— habló Damon.

—Rebeka es mucho peor— se molestó Stefan.

—Klaus es un sociopata— se molestó Damon.

Mientras mis hermanos peleaban por cual de los dos era peor, tomé mis libros y caminé hacia mi primera clase.

Saludé a Jeremy y entramos juntos a la aula de historia.

[...]

Al terminar las clases Stefan se ofreció para llevarme a la casa Salvatore, al parecer mis dos hermanos mayores me querían de regreso.

—Dijiste que habías venido para mejorar nuestra relación, ven a casa con Damon y conmigo Lina— sugirió Stefan parándose enfrente mío.

—Estoy bastante bien viviendo con Rebeka—

—Rebeka es una mala influencia, los vampiros originales no son buena compañía— habló mi hermano.

—Déjame vivir mi vida Stefan, vengo a la escuela como alguien normal, tengo amigos humanos y roomies, confórmate con eso— dije encogiendo mis hombros.

A Stefan no le quedó más remedio que aceptar mi decisión, pero sabía que Damon no aceptaría un no como respuesta. Caminé más rápido para salir lo más pronto de la escuela y evitar encontrarme con Damon.

Al llegar al apartamento me encontré con Lexie y Rebeka en el comedor, ambas charlando y comiendo papas fritas.

—Hola chicas— dije entrando al apartamento.

—Hola Lina, ¿Qué tal la escuela?— preguntó Lexie.

—Aburrida como siempre— dije tomando una papa frita.

Hoy sería mi cena con Klaus, estaba muy emocionada, parecía una adolescente hormonal, hacía mucho tiempo que no sentía algo así.

—Voy a mi cuarto, tengo que hacer tarea— bufé.

[...]

Llegó la hora de la cena, ya estaba lista, tenía mi cabello planchado y mis tacones puestos.

—Te ves muy linda— dijo el rubio.

—Tu no te ves tan mal— no pude evitar sonreír.

Klaus me llevó a un lugar muy lindo para cenar, tomamos asiento en la terraza y pedimos ambos el mismo platillo.

—Cuéntame sobre ti Catalina— dijo con una sonrisa.

—Tengo 173 años, vivía en Nuevo Orleans pero regresé aquí por mis hermanos, ¿y que hay de ti?— pregunté.

—Tengo más de 1000 años, pero aún me veo joven, también viví en Nueva Orleans, no se como no te vi antes— dijo con una sonrisa.

—Yo tampoco se porque Rebeka no me habló de ti— hablé mientras comía.

—Mis hermanos y yo no tenemos la mejor de las relaciones— dijo apartando la vista.

—No te preocupes, ya somos dos— dije tomando su mano.

Me sorprendió lo mucho que él y yo teníamos en común, mientras más hablaba con Klaus más me encariñaba con él.

Cᴀᴛᴀʟɪɴᴀ | Klaus MikaelsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora